César era un trabajador ejemplar y sé que estuvo creando hasta el final, aunque ya estaba enfermo. Fue un gran ser humano y nuestra relación era como de familia, una amistad muy natural. Estuvimos en la misma escuela de niños, pues ambos somos de Santiago de Cuba, y no perdió esa afabilidad, ese carácter, nunca.

Frank País lo quería mucho. Fueron muy amigos. A él y a Santiago de Cuba le ha dedicado parte de una poesía hermosa, honda, una poesía que habrá que seguir valorando en toda su dimensión, que habrá que seguir estudiando. Fue además un traductor excelente y poseía una cultura extraordinaria, debida a una formación muy recia.

Se viven circunstancias difíciles, pero habrá que hacerle en el momento adecuado, el reconocimiento público que su trayectoria y aporte merecen. Es una gran pérdida para la cultura cubana.