Yunieski Betancourt, dados cargados en la literatura

Elaine Caballero Sabugueiro
15/2/2020

¿Hasta dónde es posible controlar nuestro lado violento? De ser así, ¿cómo interviene la memoria ante una situación de peligro y posible agresión? El escritor Yunieski Betancourt Dipotet tiene las posibles respuestas en su libro Dados cargados, Premio Luis Rogelio Nogueras (2016), publicado por Ediciones Extramuros.

Como la Feria Internacional del Libro es el espacio idóneo para difundir la literatura y compartir el conocimiento entre colegas, amigos y amantes de la literatura en general, este autor, en su condición de egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, participó en un panel de lectura convocado por esta institución, donde leyó uno de los cuentos que conforman el volumen Dados cargados.

Yunieski Betancourt Dipotet, autor del libro Dados cargados, Premio Luis Rogelio Nogueras en el año 2016.
Foto: Tomada de perfil de Facebook del escritor

 

Betancourt Dipotet, máster en Sociología y profesor universitario, comparte su vida entre letras y números como trabajador del Departamento de Economía en La Jiribilla; un narrador de tranquilidad extrema, de verbo pausado, que por su semblante no parecen interesarle los temas relacionados con la violencia, pero ya sabemos que las apariencias engañan y de qué manera.

¿Por qué decidiste nombrar el libro así, Dados cargados?

“El título nace del cuento fundacional “Los ojos bien abiertos”, donde uno de los personajes comenta en una carta, la importancia de la memoria y de las funciones que tiene en situaciones de vida o muerte. Los recuerdos que vienen a nosotros en esos momentos definen nuestra personalidad, aunque no seamos conscientes de ello y, por lo general, siempre son los definitorios en nuestra vida.

“Este personaje dice que así funciona la memoria, sin importar las circunstancias por las que se esté atravesando. Los recuerdos son los que pesan más y sobre los cuales depositamos nuestra atención, tal y como un dado cargado, que no importa cómo lo tires siempre salen los mismos números. Es una especie de truco que intento trasladar a los personajes del libro con situaciones difíciles”.

¿Qué otros argumentos contiene Dados cargados?

“El cuento que mencioné anteriormente gira alrededor de un muchacho que defiende a su pueblo del desalojo por parte de los israelíes. En el momento en que se desarrolla la trama está a punto de sufrir el ataque de la policía israelí. También está el tema de una muchacha que decide abandonar a su familia y unirse al Estado islámico, por razones que se van dando a lo largo de la historia, la relación con su novio y el mismo yihadismo”.

Cubierta del libro Dados cargados. Foto: De la autora
 

¿Qué te impulsa a escribir sobre asuntos relacionados con la guerra y la religión?

“Viene más por mi vocación de sociólogo, mi formación profesional. El tema de la violencia siempre ha sido algo muy interesante para mí. El libro lo concebí como parte de un estudio sobre la violencia. Me pareció más efectivo abordarlo de manera narrativa, que hacerlo como un mero artículo. Me interesa conectar con la parte emocional del problema, sobre todo con las reacciones violentas que las personas tienen y cómo uno puede naturalizarlas.

Dados cargados se supone que sea una trilogía: este primer libro está ambientado en el mundo musulmán, habrá otro sobre el mundo cristiano y el tercero ambientado en el budismo. Es decir, tratar los comportamientos de violencia en los distintos contextos de fe, independientemente de los países y las nacionalidades.

“Trabajo con la tesis esencial de que sin importar los contextos tenemos reacciones ante la violencia muy similares. No dependen tanto de las ideologías y creencias, sino de lo que nos hace seres humanos ante todo, lo cual está condicionado por lo que creemos y la información de aquellas ideas que abrazamos, pero que están en función de justificar nuestras emociones”.

¿Cómo te las agencias para vivir entre literatura y matemáticas?

“No representa un problema, trato de tenerlo todo bien organizado, aunque no siempre es posible. Tengo la costumbre de escribir por las madrugadas. Es un período de tiempo que no choca con casi nada. Necesito silencio. Invierto mucho tiempo en escribir. Elaboro, refundo, trabajo una y otra vez. Así que no me condiciono para terminar en una fecha en específico. Disfruto escribir sin pensar en quién lo va a leer, o cuándo será publicado el texto. Es más una necesidad básica, que algo que planifico en la vida. Al trabajo en La Jiribilla le he cogido la vuelta, lo conozco. El colectivo lo hace muy sencillo por la comunicación que tenemos”.

¿Es tu primer libro publicado?

“Viene siendo el tercero. Tuve un primer libro publicado por la editorial española Cultiva Libros, en el 2013. Es también de realismo, pero explora el tema racial y cómo las personas vivencian determinadas situaciones a su alrededor, a partir de su conciencia, de las limitaciones o ventajas que les da pertenecer a una u otra raza.

“El segundo libro, que circuló después de Dados cargados, se publicó por la editorial Gente Nueva, como parte de la colección Ámbar para el sector adolescente y juvenil. Gira en torno al tema del viaje en el tiempo, un libro de ciencia-ficción que debe tener su continuación al menos en un segundo volumen, en el que estoy trabajando”.