Alberto Salcedo: cronista supremo
13/2/2020
Narrar es, en buena medida, la mejor manera de describir y hacer visible una historia. Cuando esta nace de la realidad, no solo documenta, sino que recrea un complejo universo de asociaciones. Esa es la crónica, la recreación de un hecho, acto o suceso que imbrica varios elementos que, hábilmente expuestos, encienden la atención.
Y ese es un atributo del que el periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos se apropia con buen tino. Su pluma es diestra en eso de contar historias en el llamado periodismo literario o narrativo. Es de armas tomar. Echa mano a la realidad, combinada con ciertas sazones que domina muy bien, para dejar un particular sabor en sus textos.
Algunas de las más significativas crónicas de su cosecha se reúnen en el libro El testamento del viejo Mile y otras crónicas (Casa Editora Abril, 2019). Este volumen fue presentado el domingo 9 de febrero en el café Wichy del Pabellón Cuba en el marco de la 29 Feria Internacional del Libro de La Habana 2020. A la presentación asistieron alumnos de periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
El “culpable” de que en Cuba aparezcan estas historias es el periodista, editor y escritor Rafael Grillo, quien quiso acercar al lector cubano a este ardoroso trabajador de las letras. En prólogo al volumen alega: “Para coronarse de cronista supremo… hay que ser como Alberto Salcedo Ramos, quien maneja los datos con el escrúpulo de un reportero”.
Salcedo, ahora mismo, es un referente del periodismo en Latinoamérica. Tener un libro de su autoría es valioso. Grillo afirmó: “Es una suerte contar con un libro como este. Uno puede recorrer esta feria —y otras anteriores— y le es difícil encontrarse con un libro de periodismo narrativo y una figura como Salcedo, denominado uno de los cronistas más importantes de Colombia después de García Márquez”.
Acompañó al presentador el joven periodista argentino Federico Bianchini, quien ofreció sus puntos de vistas sobre Salcedo y el periodismo narrativo. Consideró que el periodismo de hoy debe alejar al ciudadano actual del mal uso de lo digital. Según Federico: “la distancia que nos separa del lector es un abismo insondable al que no podemos más que saltar, cerrando los ojos, y esperar a que alguien nos agarre del otro lado”.
La tarde de periodismo en el Pabellón Cuba fue una necesaria convocatoria en momentos en que la urgencia de la vida contemporánea menosprecia la crónica. La red de redes pretende socavar el ejercicio de las buenas historias y establecer la exaltación de lo mal escrito; lo cual resulta bastante superficial.