Defensa de lo autóctono: una estocada a la globalización

Yaymara Villaverde Marcé
23/12/2019

Nuestro patrimonio y expresiones identitarias forman parte de nuestra esencia y, preservarlos es una estocada a la globalización cultural, es hacer prevalecer la fortaleza de lo autóctono asegurando la continuidad de lo que somos como área caribeña, como Patria y Revolución, coincidieron en Guantánamo investigadores cubanos durante el XXIII Simposio del Patrimonio de los Pueblos del Caribe.

Una de las sesiones del Simposio en la Sala de Conciertos de la Ciudad de Guantánamo .Foto: Cultura Provincial
 

Este evento teórico constituye en diciembre uno de los platos fuertes de la Fiesta de la Guantanamera por el aniversario de la Villa del Guaso, que invita a celebrar lo auténtico y este año consagró su apartado académico a conocer más del Caribe que nos une y diversifica, de los procesos socioculturales y migratorios en el área y de la presencia francesa en la vida y costumbres locales.

De los detalles explicó Diego Bosch Ferrer, estudioso del Patrimonio en la provincia más oriental y miembro principal del Comité Organizador del encuentro, quien en el discurso de apertura habló de la importancia de defender la cultura de los pueblos antillanos ante la postura hegemónica imperialista, y de los retos para fomentar en la juventud los saberes sobre los rasgos que nos identifican como región.

 Paisajes arqueológicos de los primeros cafetales franceses en el país, desde el 2000 Patrimonio de la Humanidad.
Foto: Daniel Ross Diéguez
 

Durante tres jornadas sesionó esta semana el Simposio, que tuvo como sede principal a la Sala de Conciertos Antonia Luisa Cabal, y contó con las intervenciones de expertos en patrimonio cultural e historia y en arquitectura industrial cafetalera, la mayoría en representación de universidades de Santiago de Cuba, Granma, Holguín y el territorio anfitrión.

En dos grandes paneles se expusieron cerca de 20 ponencias y se dedicó, además, un día a recorrer, en el municipio de El Salvador, tres de la treintena de ruinas de cafetales franceses existentes en Guantánamo, a poco menos de un mes de haberse conmemorado 216 años del primer asentamiento aquí de colonos de ese país europeo y sus esclavos haitianos, tras estallar en el Caribe la Revolución encabezada por Toussaint Louverture.

Más de las conocidas también como ruinas de haciendas cafetaleras francesas en el sudeste cubano.
Foto: Daniel Ross Diéguez

 

En Cuba, Guantánamo es, junto a Santiago, la provincia más cercana a la identidad caribeña y, precisamente, entre sus mayores reliquias del legado franco-haitiano, ambos territorios comparten los paisajes arqueológicos de las pioneras haciendas cafetaleras galas en el país, declaradas desde el 2000 Patrimonio de la Humanidad.

Durante la visita los investigadores constataron el estado actual de los restos de las construcciones, obras hidráulicas y caminos que dan testimonio de antiguas épocas y formas de explotación agrícola, verdaderos hitos de la ingeniería en medio de recónditos parajes, que hoy muestran deterioro y es preciso preservar, concordaron los expertos.

Vestigio del acueducto de plantaciones galas en la finca Santa Isabel, del municipio guantanamero
de El Salvador. Foto: Daniel Ross Diéguez

 

Los colonos galos y sus esclavos procedentes de Haití generaron en el oriente cubano una exuberante interrelación con la población criolla e hispana, propiciando, además, nuevas manifestaciones culturales, como las sociedades de Tumba Francesa, proclamadas en 2003 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Esa heredad sedimenta nuestra cultura, es parte de la construcción social de lo cubano, como lo africano, lo español, dijeron los estudiosos.

Lo francés irrumpió aquí con un aire de modernidad ─argumentaron los panelistas del Simposio─, repercutió en el auge de la economía de plantación, la vida social y el crecimiento urbanístico, por lo cual es necesario preservar los elementos que evidencian esa página común con una de las migraciones más significativas de la historia territorial y nacional.

Dentro de la conformación de la idiosincrasia guantanamera, el Caribe anglófono ocupa igualmente parte imprescindible. De la migración de esos lares hacia la mayor de las Antillas se habló también en la cita, donde se reconoció esa fuerte huella en la ciudad del Guaso y su continuidad defendida con celo desde la amplia comunidad de descendientes de esos inmigrantes.

Espectáculo folclórico durante XXIII Fiesta A la Guantanamera, que desde sus inicios acoge al
Simposio de los Pueblos del Caribe. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

 

Sobre ese particular ahondó Jorge Andrews, especialista de investigación del Sectorial Provincial de Cultura y vicepresidente del Centro de Bienestar de Antillanos Británicos, (CENTER), que en el extremo oriental de la Isla agrupa a la prole de quienes llegaron especialmente desde Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Santa Lucía y otras vecinas islas.

El programa teórico del XXIII foro abarcó asimismo un panel acerca del insigne arquitecto e ingeniero civil José Lecticio Salcines, artífice de varias de las principales joyas arquitectónicas de la urbe guantanamera, entre ellas el Palacio Salcines, que celebra este año su centenario.

Carlos Lloga Domínguez, profesor de la Universidad de Oriente, investigador de la santiaguera Casa del Caribe y experto en estudios religiosos, elogió los fructíferos intercambios del evento del cual es asiduo disertante, y el colorido de la Fiesta A la Guantanamera, que lo abarca anualmente y ahora se dedicó a Jamaica.

Este intercambio desde la ciencia ha arrojado luz para repasar lo que se ha hecho, lo que se hace y lo que queda por delante, porque tenemos una responsabilidad muy grande en contribuir a que perduren nuestros tesoros patrimoniales con lo cual garantizaremos también que haya cubanía por siempre, dijo José Cuenca, intelectual guantanamero.

Sobre este mismo hilo conductor de hermanadas tradiciones e influencias culturales, el cronograma de la XXIII Fiesta A la Guantanamera ─que desde sus inicios acoge estos encuentros académicos─, potenció cada mañana al espacio Bajo la Ceiba, liderado por el Folclórico Babul, fiel defensor del influjo anglo-caribeño y franco-haitiano en esta región de la Isla.

 Gala de la fiesta tradicional que esta vez celebró los 149 años del otorgamiento del título de
Villa a Guantánamo. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

 

Prestigió la cartelera artística un mano a mano entre las Tumbas Francesas de Guantánamo y Santiago, y para la jornada siguiente se reservó una ruta cultural por el Área de las Tradiciones del barrio Loma del Chivo, y allí se realizó también la anual peregrinación La San Lazarina y el “Rumbón de las cuatro esquinas”, con exponentes de ese género musical cubano que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Esta fiesta tradicional en el Guaso con su simposio celebró, especialmente, los 149 años del otorgamiento del título de Villa a esta tierra entre ríos, una de las más jóvenes urbes cubanas reconocidas con carácter de capital (en diciembre de 1870), un pueblo con gran apego a sus ricas tradiciones, cuya identidad enriquecieron catalanes, franceses y antillanos.

Especial de la ACN para La Jiribilla