La antigua Estación Cristina de la capital, desde este 11 de noviembre, ya no será aquel sitio en deterioro que durante mucho tiempo estuvo cerrado al público. Luego de tres años de trabajo entre varias empresas de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH), el lugar acoge el Museo del Ferrocarril de La Habana, una de las obras arquitectónicas para celebrar el medio milenio de la otrora villa de San Cristóbal.

El centro ha sido inaugurado en acto oficial con la presencia del Primer Secretario del Partido en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar, así como de directivos de la OHCH y otras autoridades del gobierno e instituciones de la capital.

De acuerdo con el director de Patrimonio de la OHCH, Michael González, quien ofreció las palabras centrales en la reapertura del Museo, la llegada del tranvía a Cuba intervino “en la fundación de pueblos, en la creación de empleos, en las comunicaciones y en las personas”. No es de extrañarse entonces que varias localidades tengan nombres relacionados con las líneas férreas, como el caso de Aguada de Pasajeros y otros tantos que recuerdan el arte de moverse sobre fuertes ruedas de metal.

Al caminar por las salas del inmueble sobresale una pieza en específico. Se trata de La Junta, locomotora del siglo XIX declarada Monumento Nacional y la más conservada de las maquinarias. La firma norteamericana Roger Katchum y Groesvener de Patterson (Nueva Jersey) estuvo a cargo de su construcción y como dato histórico, Michael González recordó que durante años se utilizó en la estación de Matanzas.

Otras de las obras museables de importancia son la locomotora rusa 61602 de 1974; además, la única máquina inglesa conservada en La Mayor de las Antillas, junto a otras piezas. Como parte de la curaduría del edificio se muestran imágenes de ferrocarriles emblemáticos de siglos atrás en la Isla, curiosidades de los más antiguos con tecnología de vapor, así como de los que han sido rescatados dentro del sistema de trenes nacionales, además de la evolución de este medio de transporte con nuevas comodidades para los pasajeros.

En sí, el Museo cuenta con diferentes áreas para estimular el conocimiento: una biblioteca-archivo donde pronto habrá condiciones para acceder a Internet, así como una sala polivalente con la intención de materializar allí un cine club. Complementan los espacios, los salones de espera, de maqueta, de comunicaciones, uno para del Jefe de Estación, la sección Vía y Obras, entre otras. En un futuro cercano habrá, además, un taller ferroviario para reparar locomotoras. Así lo confirmó la directora de la institución, Mercedes Herrera, en declaraciones a La Jiribilla.

Antes de finalizar, Michael González recordó el principio del Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, de unir “lo bello con lo útil”, aplicable a este sitio patrimonial. Gracias al Museo del Ferrocarril, habaneros y cubanos tendrán el placer de ver con ojos propios, uno de los primeros medios de transporte más avanzados que utilizaron nuestros antepasados.