Mujer Cubana: La virtud de no rendirse
7/10/2019
Hace calor en La Habana. La brisa marina que sube habitualmente del Malecón por la calle 23 refresca un poco el vapor del asfalto mientras miles de pasos avanzan hacia una dirección de referencia para todos. Ninguna coyuntura impide que la ciudad conduzca los hilos de los caminantes, movidos por un interés común, hacia su destino final.
Una vez llegado al lugar me sorprendió la aglomeración de pueblo y los que continuaban llegando. Lo más extraño es que hubiera tantas personas una hora antes de que todo iniciara y aún más insólito conociendo la costumbre del cubano de postergarlo todo aludiendo que nada empieza en hora. La espera fue amena y confluían varias manifestaciones artísticas con la distribución de pegatinas, posters y materiales educativos sobre los temas de género como un preludio de lo que vendría. No obstante, contrario al estereotipo que hemos creado, esta cita sí empezó en tiempo, quizás como un acto de respeto por ese público tan variado que había llegado hasta allí.
La sala del Yara fue el sitio escogido para la presentación del documental Mujeres… Resiliencia, Derechos a la Vida, dirigido por las realizadoras Lizette Vila e Ingrid León, quienes intencionalmente escogieron este 5 de octubre para dar a conocer su obra en homenaje al Día Mundial de la Sonrisa. Después de una breve introducción a cargo de los actores cubanos Fernando Echevarría e Irela Bravo, los aplausos en la sala llena dieron inicio a aquella propuesta audiovisual que generaba altas expectativas entre los presentes.
Como señala en su portada, el filme narra historias de vida de cubanas que emprenden sus proyectos económicos y espirituales desde la resiliencia, ante las difíciles realidades de la sociedad cubana. En primer lugar hace un recorrido histórico donde denuncia el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, factor clave dentro de la trama, y luego resalta el papel de la mujer como partícipe de la Revolución Cubana hasta llegar a la actualidad. Aunque no se encontraba explícitas en ese recuento, las palabras de Fidel estaban presentes cuando afirmó que la mujer había sido una Revolución dentro de la Revolución.
Luego de este momento comienzan a develarse las historias contadas en un tono intimista bien logrado que genera un nivel de empatía y complicidad con el espectador. Las narraciones intercaladas muestran rostros muy conocidos y otras historias invisibilizadas por la cotidianeidad, las cuales abarcan diversas situaciones con las que conviven esas mujeres desde un criterio de representatividad que engloba a varios sectores de la sociedad. Las líneas discursivas marcan, en la mayoría de los casos, la ruptura de los roles de géneros y estereotipos culturalmente establecidos desde un mensaje positivo y de resistencia, lejos de la mirada compasiva, sin importar lo desgarradoras que sean las vivencias.
Cada mujer contiene en sí misma aspiraciones, realizaciones, valores y complejidades que atraviesan los imaginarios del país. Sus voces reflejan las diversidades en una Cuba cada vez más plural y los rasgos que distinguen a la mujer cubana que se antepone a las penurias y necesidades que le han sido impuestas. El contexto es entonces un elemento que les aporta crudeza a sus protagonistas, inmersas en la lucha contra normas y concepciones culturales machistas que perduran en la sociedad. Las entrevistas realizadas para el documental tienen la virtud de transmitir declaraciones sinceras, de superación y de esperanza que le aporta matices a ese segmento de la realidad que juntas construyen.
El documental se nutre de las experiencias propias y de la adaptación del cubano, condición que nos convierte en un pueblo peculiar por donde quiera que se nos mire; con el reto enorme de sobreponerse a las dificultades y levantarse como nación. De aquí parte el concepto de la resiliencia, pues no se trata solo de resistir por resisitir, sino de hacerlo con entereza y dignidad lo cual le añade un plus a los significados que entraña ser una mujer cubana.
Los personajes no son lineales ni entes aislados, sino caracterizados desde lo personal y sobrepasan lo individual hasta llegar al plano de las familias. Las mujeres en su faceta de madres representan la llegada de nuevas vidas que nuclean la familia dentro de la cual los padres también tienen importancia, superando así las lógicas de muchos trabajos de género que solo se centran en la mujer. Además encontramos el rastro de una evolución en las mentalidades y al valorar lo que se ha logrado ofrece las pistas de en qué direcciones es necesario continuar avanzando.
Termina la cinta al ritmo de la canción Una Mujer del dúo Buena Fe y los aplausos inundan la sala. Sin darme cuenta estaba de pie y aplaudiendo con todas mis fuerzas. Observé a mi alrededor y noté que no era el único. La asistencia de estas mujeres vitales a la sala de presentación no hizo más que aportarle emociones a ese momento de por sí especial. Cuando salía del cine y caminaba por las calles el calor no molestaba tanto y todo parecía distinto, como de otro color. En fin, poco más que una hora y media basta para convencer hasta al más escéptico de que la vida es para tener sueños, conquistarlos en el camino y para que al final la vida supere a esos sueños que parecían en un primer momento imposibles.