Una literatura renovada y prometedora desde el concurso Portus Patris
1/10/2019
Con el claro objetivo de que las limitaciones energéticas no menguaran la calidad, llegó la XXVI edición del concurso de creación literaria Portus Patris a Las Tunas, del 26 al 28 de septiembre pasado. Efectuado por primera vez fuera del norteño municipio de Puerto Padre, que desde 1993 le ha dado vida y designación al evento, pero con energía suficiente para ser punto de encuentro de la literatura joven cubana.
Tras la convocatoria de la filial provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) que signó el homenaje al escritor Guillermo Vidal Ortiz y la invitación a participar en el género narrativa, la llegada de más de una veintena de cuadernos permitió al jurado encontrar, en los seis finalistas, además de una excelente técnica en este apartado literario, una frescura singular para abordar temáticas desde la ciencia ficción hasta el realismo.
¿El programa?, “sustancioso” como lo llamó el Comité Organizador de la AHS en el oriental territorio, el cual marcó su ruta en la jornada inicial del certamen con un coloquio sobre la impronta de Vidal en la literatura joven cubana, oportunidad para evocar la vida y obra del literato desde sus esencias como narrador que poseía una verdad escritural inigualable para reflejar, con diálogo libre y callejero, los más multifacéticos personajes.
Un encuentro entre quienes lo conocieron, físicamente y a través de sus libros, devino homenaje para el escritor de Matarile, Las manzanas del paraíso, La saga del perseguido, Confabulación de la araña y muchos más, y, por si fuera poco, en un escenario propicio para que asomaran ideas como la creación de una cátedra con su nombre en la filial provincial de la UNEAC, deuda de los artistas tuneros para con quien obtuviera los más importantes galardones literarios que se entregan en Cuba y que fuera considerado un renovador de la narrativa en la década del 80 del pasado siglo.
Entre trova, lecturas de poemas en diferentes espacios del Balcón del Oriente Cubano y el movimiento que solo la más joven avanzada del arte sabe imprimir a los foros, el Portus Patris llegó hasta una comunidad para hablarle al público infantil y llevar así las letras a los lugares más diversos de la ciudad, para luego recibir la jornada sabatina y enrumbar el certamen 54 kilómetros al norte, hasta la mismísima Villa Azul de los Molinos, Puerto Padre.
Allí un café literario, una donación de títulos de afiliados de esta organización a la Biblioteca Municipal, y el encuentro entre amigos que apuestan por el cultivo de la literatura desde los más disímiles lugares y edades, completaron las propuestas de un concurso que —al decir de Dairon Daniel Ferrada Zapatero, presidente de la AHS en Las Tunas— es un enclave importante por ser el evento de literatura más añejo que tiene una célula de la AHS en el territorio, además de abrir las puertas de la creación a una vanguardia literaria renovada y prometedora.
Y casi al final, pero convencidos de que era el plato fuerte, la gala de premiaciones, una suerte de reunión que ubicó al joven escritor Leonesky Buquet Rodríguez, de Ciego de Ávila, como el ganador de esta edición con el cuaderno El diablo está en los detalles, y aunque cualquiera pudiera pensar que al avileño le tocó la suerte del principiante, tanto en el Portus Patris como en el género narrativa, lo cierto es que con sus logros en poesía y el egreso del curso que ofrece el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, este mismo año, no era sorpresa que alcanzara el galardón.
Sin más pretensiones que interactuar con los públicos, polemizar, como bien sugirió el propio Guillermo Vidal, Leonesky presentó en su texto seis cuentos con personajes bastante heterogéneos, desde una persona a la que le roban algo, hasta un soldado o un pelotero, quienes enfrentan situaciones que van signadas por lo que se refleja en el título, esos pequeños detalles que pueden cambiar la vida de una persona.
Desde el jurado y en la propia voz de su presidente, el poeta Carlos Esquivel Guerra, se destacó la importancia de reconocer la multiplicidad de miradas muy contemporáneas, de jóvenes escritores que perciben una Cuba compleja, llena de matices y provocaciones, conectada con los ambientes literarios y culturales, y cómo esto se refleja de una manera fresca en la mayoría de los libros que se presentaron.
El concurso ha logrado una jerarquía relevante a partir de la literatura que se hace ahora mismo en la ínsula y las perspectivas que abre a otras generaciones, significó Esquivel Guerra.
Cerró sus puertas este intercambio, queda la materialización del premio con el procesamiento y edición, por parte de la editorial provincial Sanlope, de El diablo está en los detalles, queda la alegría de haber disfrutado de la voz del cantautor William Vivanco, el cimarrón de la música cubana; y, sobre todo, queda la satisfacción de haber dado una “recarga” a la literatura joven que se hace en la Isla, en tiempos de economizar recursos y combustible, pero de derrochar, desde la cultura, el ingenio creador de quienes saben hacer del arte su mejor fuente de energía. (ACN)