Grupos portadores dedican símbolo del Festival del Caribe a Miguel Díaz-Canel
8/7/2019
Una mpaka se hace con tierra de camposanto y de algún bibijagüero, contiene azogue y huesos de perro callejero, ramas con propiedades curativas… esencias de la naturaleza que adquieren en este objeto un carácter mágico. La mpaka nace de la nganga, un caldero que ha probado su resistencia sobre fuego vivo.
Joel James eligió este símbolo de la cosmogonía bantú como un elemento representativo de los caribeños, porque sus componentes hablan de unidad, de resistencia, de laboriosidad, de supervivencia y de búsqueda en las profundidades.
Los grupos portadores que participan en la XXXIX edición ininterrumpida de la Fiesta del Fuego, eligieron esta ofrenda —máximo símbolo del Festival del Caribe— para honrar al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
En la declaratoria, Orlando Vergés, Director de la Casa del Caribe, afirmó que este emblema, con el que han sido reconocidas numerosas personalidades, acompañará ahora al mandatario cubano en su gestión, para consolidar su apego a los principios de la política cultural de la Revolución, heredera de la vocación profundamente humanista del líder Fidel Castro.
El Salón de los Vitrales de la santiaguera Plaza de la Revolución acogió una tregua fecunda en las celebraciones populares, para refrendar al Caribeño como espacio de resistencia y emancipación desde la cultura.
El intercambio, presidido por Alpidio Alonso, Ministro de Cultura de la Isla, confirmó el apoyo al Festival, cuyos escenarios sirven de manera orgánica para la continuidad del diálogo emancipador.
En la cita, artistas e intelectuales santiagueros presentaron el “Llamamiento del Caribe”, una proclama en contra del bloqueo a Cuba y la Ley Helms Burton, que también convocó a la solidaridad mundial con los países víctimas de la injerencia norteamericana.
Delegaciones asistentes, invitados y líderes de grupos portadores, refrendaron esta declaración poética que ya circulaba por las redes sociales desde el inicio del Festival, sumando voluntades alrededor del mundo bajo la máxima “Creemos en los puentes, no en los muros”.
Representantes de Venezuela, Argentina, República Dominicana y Uruguay —país invitado de honor— también destacaron la posibilidad que ofrece Santiago de Cuba, como ciudad depositaria del orgullo caribeño, para que se produzcan encuentros cercanos entre las culturas.