Yosvany Montano: debatir para hacer y ser Revolución
“Sabemos -para suerte nuestra- que no es la crítica la gran transformadora, sino la Revolución”.
Y.M.G.
El ejercicio ineludible del debate como fuerza motriz para el desarrollo de un país y una sociedad devino razón y sentido en la tarde de este jueves en el Pabellón Cuba, durante la presentación del libro Debatir en Revolución. Otras formas de hacer, otros modos de ser, de la autoría de Yosvany Montano Garrido.
El prologuista de este volumen, Ernesto Limia Díaz, asegura desde las páginas impresas: “De cómo renovar sueños y esperanzas e inyectarles vitalidad con los códigos modernos de la comunicación política, trata Debatir en Revolución…”, y resalta la revelación de “convicciones, inquietudes y desvelos de un agudo pensador de la vanguardia juvenil en Cuba”, los cuales trascienden la introducción y los nueve ensayos con que Yosvany se acerca a sus lectores para invitar a la reflexión. “En este libro, removedor de las rutinas gastadas, no se deja espacio a la neutralidad”.
Mayormente escritos cuando el profesor universitario y pensador tenía 26 años, los textos nos invitan dos calendarios después ─bajo el sello de la editorial latinoamericana Ocean Sur y con la colaboración de la Asociación Hermanos Saíz (AHS)─ a ejercitar los músculos del debate dentro de la Revolución y revolucionar modos de ser y de hacer: a la pluralidad de cosmovisiones desde el respeto y la complementariedad intergeneracional, a sentirnos parte esencial de un sistema y de los procesos sociopolíticos que en él se dan, a pensar la Cuba nuestra conectada a una época convulsa en un mundo no menos complejo, a construir juntos nuevos caminos para responder con soluciones consensuadas a los desafíos que compartimos como pueblo y como país.
La presentación del título, desarrollada en forma de conversatorio en el Salón de Mayo, permitió a los presentes formularse nuevas lecturas de temas neurálgicos que nos resultan transversales en el día a día. El autor añadió a la sazón algunos ingredientes que, en su opinión, se dibujan indispensables en ese derrotero, al tiempo que abundó en otras miradas necesarias a algunos de sus propios textos, a dos años de haberlos pensado y volcado en el papel.
De vuelta al libro, hay esencias que resume Yosvany desde Escribir es servir. Apuntes a modo de introducción: “Acontecimiento cultural por excelencia, la Revolución destrozó los imposibles. Ríos de tinta y millones de brazos sudorosos sirvieron de parteros. En medio de la vorágine, vértice de la rebelión, la palabra argumentada de Fidel supo encontrar las palabras claves para mantener inflamado el levantamiento popular.
“(…) La generación a la que pertenezco, ausente por obvias razones temporales a la iniciación, no ha podido más que escuchar y aprender. Son útiles y sabias ambas acciones. (…) Cuba renueva ahora, cuando quizás más lo necesita, su fe en esta generación”, acota el joven pensador.
Y más adelante enfatiza que su libro “no pretende confirmarse como un acabado teórico y mucho menos cual inútil erudición. Su fin esencialmente es aportar luces sobre los problemas y las interrogantes; promover conceptos oportunos para trabajar”.
Acentuándolo además como un texto “enemigo declarado del quietismo”, lo reconoce como un viaje, “una visita” a sus contemporáneos y la “incitación para desde nuestros códigos y perspectivas, comprometernos con la faena. Lenguaje cifrado que propone un juicio, resguarda la continuidad, pero exige renovado movimiento”.
Si algo nos enseña Debatir en Revolución… es que en la Cuba de ahora nada puede sernos ajeno. La indiferencia como individuos, como sociedad, hacia los procesos políticos es un enemigo silente con una factura política y social demasiado alta. La participación es el camino para renovar y reconstruir, y quizás la vía más edificante de pasar del país que habitamos (con sus virtudes históricas, sus luces y sombras) a la nación proyectada en nuestro estado de deseo.
A Yosvany lo conozcí hace años en nuestra honrosa batalla como dirigentes juveniles, él en la FEEM y yo en la UJC. Un exelente estudiante, un buen compañero y un revolucionario completo a pesar de su juventud. Hoy, después de un largo tiempo sin sabernos, lo encuentro inmerso en intensas reflexiones que lo muestran maduro, crecido, igual de batallador. Me alegra mucho!!