Los silencios quebrados de San Lorenzo

Félix Bolaños Leyva
22/4/2019

“Al concluir, finalmente, la lectura meditada del precioso libro Los silencios quebrados de San Lorenzo, mi espíritu ha quedado luego, como sobrecogido por la misma emoción que se percibe al caminar por aquel paraje de la sierra oriental, que prevaleció con muy pocas transformaciones desde los días en que el ser evocado habitaba en él”. Con estas palabras inicia el doctor Eusebio Leal la presentación de este volumen que, de la autoría de Rafael Acosta de Arriba y publicado por Ediciones Abril, se presentó en el más reciente Sábado del Libro, en ocasión de conmemorarse el bicentenario del natalicio del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.

 Cubierta del Libro: Los silencios quebrados de San Lorenzo. Fotos del autor
 

Los silencios quebradosde San Lorenzo, que transita por su tercera edición, ampliada y corregida, contiene 11 artículos y ensayos, escritos en diferentes momentos desde 1992 y que vieron la luz en disímiles publicaciones —algunos de ellos—, mientras que otros fueron concebidos expresamente para esta nueva publicación. La figura de Carlos Manuel de Céspedes, su personalidad histórica, su recepción historiográfica y literaria, el análisis de su pensamiento y también de su accionar, constituyen el hilo conductor.

Todos los artículos y ensayos resultan indispensables para comprender la estatura histórica, los aportes del Padre de la Patria y las injusticias contra él cometidas, pero me permito citar algunos de ellos.

El señorío de la imagen dilucida la función que el autor considera principal en la figura del bayamés para la historia cubana: lo fecundante, y lo hace apoyándose en los escritos de dos grandes poetas del patio, José Lezama Lima y Fina García-Marruz. En Una escritura íntima y fundacional se acerca a los escritos de Campaña, como el testimonio más vivo, complejo e interesante sobre un proyecto nacional definido y coherente, previo al de José Martí. La biografía, búsqueda del ausente, arroja luz acerca de la exégesis de la personalidad cespediana que han aportado diversos historiadores antes de 1959, posterior a esa fecha y la situación actual; unos desfavorables y otros con “análisis objetivos y críticos que evidenciaron una exploración más rigurosa de los diversos factores y causas que intervinieron en el estallido independentista y en el desarrollo ulterior de los acontecimientos”. Los silencios quebrados de San Lorenzo, que da título a la compilación, es un acercamiento a las últimas horas de vida del Iniciador, sus postreras escrituras y los pasos que dio aquella mañana fatal en que sufre la persecución del bien entrenado Batallón de Cazadores de San Quintín.Carlos Manuel de Céspedes, encrucijada de signos, es un análisis del mestizaje étnico y cultural del bayamés masón y liberal, abolicionista y aristocrático, y devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, quien nos dejó una lección: construir una República es una tarea muy compleja que requiere de cultura, inteligencia, valor y sacrificio. En Las claves están en San Lorenzo, el autor vuelve sobre el Diario, la correspondencia de campaña, a sus apuntes e ideas, como un elemento sustancial en la fundación del ideal de civilidad y de integración racial en nuestra historia. Y en Carlos Manuel de Céspedes, una mirada en vísperas de su bicentenario (Apuntes re-visionados), el autor se propone revisitar el análisis de su pensamiento y el lugar que ocupa en la historia del país. También contiene una caracterización del liberalismo cespediano, sobre el cual comenta Acosta de Arriba:

“Hombre culto, pensó con mesura su país, y lo pensó libre e independiente, no cayó en tentaciones autonomistas o anexionistas por más atractivo que pudo resultar a todo hombre liberal el poderoso vecino del norte con sus modernas instituciones democráticas y el culto a los derechos individuales, conceptos que le eran muy caros a Céspedes […] En todo momento estuvo pensando su país, lo moldeó como un escultor, lo trazó como un arquitecto”.

El doctor en Ciencias Históricas, Rafael Acosta de Arriba, es un apasionado investigador, crítico de arte, poeta, ensayista y profesor universitario, que ha merecido en cuatro ocasiones el Premio Anual de Investigaciones del Ministerio de Cultura, y en dos el Premio Nacional de Crítica de Arte. Sus ensayos y estudios críticos, escritos en un tono elocuente, sobrio y ameno, ataviado con una prosa rica en expresiones cultas, mantiene vivo el interés del lector desde la primera hasta la última página, afirma el doctor Jorge Ibarra Cuesta en las notas de contracubierta que acompañan al texto.

Los valores esenciales que posee este libro fueron revelados en el espacio por otro lúcido historiador, Ernesto Limia. Son ellos, según el también bayamés: “un análisis acucioso y profundo del Céspedes pensador e intelectual que presenta la palabra escrita como un acto cultural y fundacional; el tránsito que se produce de lo criollo a lo cubano desde el pensamiento, la filosofía, el arte, con el insigne patriota como protagonista de esos cambios”. Además, el tratamiento al tema de la esclavitud, visto desde la preocupación por los negros y mulatos, a quienes no solo les concede la libertad y se ocupa de que quede recogida la abolición en los documentos oficiales, sino que reconoce su aporte a la Patria, a la lucha independentista, “desde un corazón que ya late cubano”.

Un numeroso público asistió al Sábado del Libro
 

Fundamenta en lo teórico lo que sucede en Bijagual de Jiguaní con la Cámara de Representantes cuando ésta decide la deposición del Presidente de la República en Armas. Allí no se produce solo una discusión, ni se trata de contradicciones personales, como se quiso hacer ver siempre, se produce un golpe de estado que pasa por encima de la ley. Esto provoca un quebrantamiento de la institucionalidad de la revolución, y por tanto, a partir de ese momento ya no es posible construir la República, iniciándose así el fracaso de la Guerra de los Diez Años por la desunión, el caudillismo y el regionalismo que vendrían después como consecuencia también de aquellos hechos.

Otro mérito que Limia aprecia en Los silencios quebrado de San Lorenzo, es que retira el velo de quienes intentaron aquietar su culpa moral con lo ocurrido en San Lorenzo. Aunque aún no se ha podido demostrar de forma irrefutable, la llegada del famoso Batallón de Cazadores de San Quintín hasta aquella apartada zona de difícil acceso, no fue algo fortuito. Lo ocurrido allí tiene que ser la obra de una traición, una delación, y la culpa moral tiene que ver con que dejaron solo al símbolo de la revolución, querían humillarlo, reducirlo a la nada. Pero Céspedes, que había prometido morir peleando, cumplió su palabra y no se dejó apresar como un vulgar delincuente al que querían mostrar llegando amarrado a Santiago de Cuba. Se inmoló por algo superior, por eso “San Lorenzo se ha convertido en el símbolo de la rebeldía de un hombre enfrentado al destino, a la adversidad, a la muerte”.

Limia concluyó su intervención destacando un valor que considera extraordinario en estas páginas. Es cómo el autor presenta aquí al hombre sensible, desgarrado, que no se deja vencer, pero que se siente lastimado por los infortunios, las traiciones y los intentos de humillarlo; “y ese ser humano cala el corazón”. Es un texto básico, que, sugirió Limia, se debe convertir, junto a Ese sol del mundo moral, de CintioVitier, en documento de consulta y estudio permanente en todas las universidades del país.

En la mesa, de izquiera a derecha Diana Lío, directora de Ediciones Abril, Rafael Acosta y Ernesto Limia.
 

Esta obra —al decir de Eusebio Leal en las palabras que sirven de pórtico al volumen—, es como una lámpara encendida de aquellas que se colocaban en el paraninfo de los templos en la Antigüedad clásica:

“Es, y por qué no, un candil como aquel que llevaban los campesinos en la noche cuando se dirigían, cautelosamente, al bohío donde esperaba un futuro mejor el presidente viejo. A esa peregrinación de la lealtad y de la fe nos sumamos con la íntima convicción de que esta tierra nuestra, la Cuba real, vive y palpita porque existieron hombres como Carlos Manuel de Céspedes…”

En el año que se cumple el aniversario doscientos de su natalicio, Rafael Acosta de Arriba nos convoca con estos escritos a quebrar otra vez aquellos silencios: “Démosle una nueva oportunidad a la voz del que resultó vencido y marginado temporalmente en los turbulentos años en que nuestra nación surgía al mundo”.

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