“La música campesina y el olvido de sus leyendas”. Una reflexión…
El artículo publicado por el diario Granma el jueves 21 de marzo, bajo la rúbrica de Oni Acosta y titulado “La música campesina y el olvido de sus leyendas”, hace un llamado de atención sobre el paso inadvertido del natalicio 90 de Celina González el pasado 16 de marzo y la necesidad de “apoyar, sentir, grabar y hacer” notar la música campesina, sin olvidar a las figuras históricas del género.
El tema abordado es de vital importancia para una parte importante de la población cubana: la de los cultores y seguidores del punto cubano y la música campesina; por sentirme parte de las personas que admiran el género, me permito una reflexión.
El natalicio 90 de Celina González no podía haber pasado inadvertido, el papel que jugó esta intérprete y compositora de puntos y sones en la música cubana ha sido reconocido por importantes músicos contemporáneos con ella y, sobre todo, por nuestro pueblo, quien sencillamente la veneró como la reina que fue. Su fuerte personalidad y su compromiso con la música de los campos que la vieron nacer, la llevó a situar al punto cubano y a la cultura campesina en general a planos estelares como pocas veces ha sucedido. A pesar de ello, todavía carecemos de estudios de corte musicológico sobre la obra creativa de esta imponente mujer.
Suerte parecida han corrido otras figuras de culto para los amantes del género, entre ellas Ramón Veloz, Coralia Fernández, El Jilguero de Cienfuegos, Mercedes Sosa, Eduardo Saborit, Adolfo Alfonso y Justo Vega como bien menciona Oni Acosta, pero no podemos olvidar tampoco a la increíble pléyade de grandes improvisadores como Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, Chanito Isidrón, Angelito Valiente, Francisco Riverón, Chanchito Pereira, la familia García de Matanzas y tantas otras figuras que han derrochado talento y sensibilidad.
El loable trabajo de instituciones como las Casas de la Décima de Mayabeque, Limonar (Matanzas), Pinar del Río, la Casa Iberoamericana de la Décima (Las Tunas), el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, el grupo Guijarro del Consejo de Casas de Cultura, unido al movimiento de Talleres de Repentismo Infantil y Acompañamiento Musical que derrocha versos en casi todo el país, y de agrupaciones como la Parranda Típica Espirituana, el Quinteto criollo de Villa Clara, entre otras, debe ser más visibilizado por nuestros medios de comunicación.
Durante todo el 2018 los cultores e intérpretes del punto estuvieron celebrando la declaratoria del punto cubano por parte de la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, pero no nos hemos percatado que existe un creciente sector de público que clama por productos discográficos y audiovisuales que recojan los impresionantes duelos poéticos que suceden, con mucha frecuencia, en actividades y peñas campesinas de todo el país; de la misma forma que quieren escuchar a esos clásicos de la música campesina que mencioné arriba, muchos de los cuales dejaron recogida su voz en los estudios de grabación de la EGREM.
Y lo que es más importante, es necesario que se difunda el género en su amplia diversidad, en su espacio de socialización por excelencia, las canturías, donde improvisador y público establecen una relación muy cercana, que va más allá del típico lechón asado y el bohío de guano, y sobre todo de una herencia cultural, ligada a la numerosa población canaria llegada a nuestra isla desde el comienzo mismo de la colonización, y al cultivo del tabaco.
El punto cubano ha sido reconocido por prestigiosos investigadores; la Dra. María Teresa Linares, por ejemplo, ha expresado que es posiblemente el primer género propiamente cubano, entonces, ¿cómo podemos darle la espalda a una expresión cultural que está en nuestras raíces, que forma parte también de lo que nos identifica como cubanos? Nuestra Mirta Aguirre no se equivocó cuando escribió:
Décima es caña y banano,
es palma, ceiba y anón.
Décima es tabaco y ron,
café de encendido grano.
Décima es techo de guano,
es clave, guitarra y tres.
Es taburete en dos pies
y es Cuba de cuerpo entero.
Porque ella nació primero
y nuestro pueblo después.
Efectivamente, el sector que se ocupa de la música campesina seguramente debe saberse los cumpleaños de sus cultores y recordarlos, como el sector, digamos, de la electromecánica, se acordará de sus inventores y racionalizadores y otros héroes del asunto… sin embargo, se ha vuelto una costumbre que cada persona con posibilidades de escribir en los medios, culpe de olvido a los demás cuando le viene a la mente uno, dos, tres cultores o uno u otro género o campo del saber…hay que guardar la memoria y debe haber instancias que se ocupen de guardarla en cada rama del saber o del quehacer humano y, cuando alguien se interese, busque y encuentre esa memoria… Ahora bien, no se qué podríamos hacer para que continuamente toda la población, los medios y las instituciones estén pasando lista a cuánta persona con méritos le venga a la mente… no hay tiempo, la cuenta no da.