Debates sobre las narrativas audiovisuales y su inserción en el escenario comunitario, estrechamiento de vínculos afectivos para romper barreras geográficas y la comunión de criterios en torno a buenas prácticas mediante diferentes recursos, marcaron las jornadas del II Festival Nacional Cámara Chica, en Pinar del Río.
Durante tres días, niños, adolescentes y jóvenes, integrantes de la iniciativa en varias provincias, sumaron a sus rutinas productivas de lecciones de guion, cámara, sonido, fotografía y la posterior realización audiovisual, la aprehensión de nuevos saberes de la mano de avezados en esas materias.
Fotos: Rafael Fernández Rosell
Talleres y conferencias en aulas de la pinareña universidad Hermanos Saíz, formaron parte del programa del evento; completado con las muestras de audiovisuales de ficción, animación, documentales y reportajes, de los noveles realizadores, los cuales fueron expuestos en el cine Praga, de la ciudad vueltabajera.
Ivette Ávila Martín, Mark Bishop, Dj Ryan, Ernesto Vila, Regla Bonora y Hugo Rivalta tuvieron a su cargo las charlas especializadas, que giraron en torno al derecho de autor, el empleo de dispositivos móviles, producción de documentales, el guion en el audiovisual, la creación infantil, animación y música, entre otros temas.
Unos 70 miembros del proyecto de colaboración cultural entre Cuba y Reino Unido, en representación de las 11 filiales existentes en el país, se encontraron para juntos pensar en un entorno mejor, desde el audiovisual.
Construcción colectiva
Anthony Stokes, embajador británico en la Isla, aseveró que Cámara Chica es una muestra de lo que se puede gestar en las comunidades, en tanto consolida el movimiento cultural cubano.
Y con esa perspectiva, Alicia Betancourt López, de Guantánamo, asistió al Festival, auspiciado por el Ministerio de Cultura de Cuba, el Centro Provincial de Casas de Cultura y British Council (Organización no gubernamental británica).
Lo más importante fue el aprendizaje con cada experiencia, que nos divertimos y transmitimos disímiles enseñanzas a partir de nuestros trabajos, precisó a La Jiribilla.
Al regresar a sus territorios de origen, los infantes replicarán los conocimientos adquiridos al resto de los integrantes de Cámara Chica en sus dominios, explicó Minerva Rodríguez, directora de British Council en Cuba.
Los niños evidencian el interés de trabajar temáticas concernientes a las comunidades, las escuelas, las familias y a ellos como entes sociales, apuntó.
En 2013 los proyectos de British Council y el Ministerio de Cultura se unieron en Cámara Chica, en los inicios, con seis proyectos en toda la nación; en tanto la red de Pinar del Río actualmente cuenta con siete filiales y constituye un referente nacional.
Sin frenos
Fundadora de Cámara Chica en Vueltabajo y actualmente conductora de la revista juvenil Te veo aquí, de Tele Pinar, Alexandra Molina Morejón no oculta su entusiasmo por pertenecer al proyecto.
Los adolescentes nos reunimos semanalmente y llevamos propuestas de los principales problemas de la comunidad; y también tratamos de rescatar las leyendas olvidadas de los barrios, expuso al referirse a los modos de creación.
No tenemos freno en las historias que contamos, realizamos un corto de ficción, un spot o un testimonio; pero nunca puede faltar una enseñanza, dijo Dainelis Hernández Torres, del local municipio de Mantua.
Igualmente, abarcamos la vida de las personas en las cuadras, los adultos mayores, los trabajadores en general para de esa forma, sentirnos identificados con nuestros productos, remarcó.
Para Aida Isabel Fernández, de Villa Clara, Cámara Chica llegó como vehículo que le mostró el camino del audiovisual en la Mayor de las Antillas y le permitió hacer un mejor uso de las nuevas tecnologías.
Los mentores en cada sitio devienen pilares en el proceso de formación de los futuros cineastas, para lo cual, con el apoyo de las Casas de Cultura, centran su quehacer en la instrucción con el objetivo de que sus protagonistas cuenten las historias desde su punto de vista; siempre bajo la premisa de preservar el patrimonio y la identidad cultural, según Juan Carlos Baños, coordinador nacional de Cámara Chica.
Pero el proyecto sigue creciendo, y hoy lo integran más de 250 niños, adolescentes y jóvenes de Guantánamo, Holguín, Granma, Ciego de Ávila, Villa Clara, Matanzas, La Habana, Artemisa y esta sede occidental.
Pablo Rossello, director regional de Artes para el British Council en las Américas, aseveró que Cámara Chica ha excedido las expectativas por su alcance nacional; y “se trata de una forma de emplear a la cultura en pos del desarrollo personal, preprofesional y de las comunidades”.
Sobre las proyecciones, Minerva Rodríguez destacó las aspiraciones de enfatizar en la creación audiovisual con dispositivos ligeros, “para que los infantes puedan mostrar sus trabajos en las escuelas a partir de las facilidades de los dispositivos móviles”.
Ya tenemos un convenio con el Ministerio de Cultura y ahora nos encontramos en las negociaciones de un memorándum de entendimiento con el de Educación, para potenciar también el desarrollo audiovisual desde los espacios escolares, en los cuales los mentores de Cámara Chica pueden ser los asesores, sentenció.