Una apología del Eros: Dudas en el Trianón

Dayma Crespo Zaporta
24/7/2018

El teatro de Carlos Díaz es postdrámatico, rompe con los códigos de lo tradicional y coquetea con otros campos artísticos como el performance. Abandona la concepción canónica de la encarnación total de los personajes, en aras de permitir la corporización de los mismos. Sus actores no representan roles, mas bien los viven desde sus propias experiencias. En ese sentido, ninguna interpretación será jamás la misma. Es así que los seguidores de la acción teatral en La Habana tienen la oportunidad de disfrutar la nueva puesta en escena de Teatro El Público, Dudo, con Denys Ramos en el papel protagónico.


Cartel de la puesta en escena Dudo. Foto: Internet
 

La obra está basada en un texto de la dramaturga francesa Marie Fourquet, titulado Pour l’instant, je doute. Las temáticas que saca a la luz aún resultan chocantes para una sociedad como la cubana, donde el machismo impera y cuestiones como el transformismo (aunque sea en escena) ponen en alerta roja a mentes conservadoras. El desnudo es utilizado como parte de un reconocimiento erótico del cuerpo y en aras de desprejuiciar sexualmente al público. El texto es un monólogo muy sincero. El personaje se para frente a un espejo imaginario a autorretratarse, pero él en realidad es una representación de la persona común, todos podemos estar en el lugar del personaje. En ese momento, Denys es todos nosotros…

Asimismo, Lucy es un personaje tipo que corporiza a la institución matrimonial, donde la monotonía, la apariencia y la costumbre son regentes. Por otro lado, arroja luces sobre el travestismo artístico, elemento que no necesariamente viene asociado a preferencias sexuales, sino que forma parte de la máscara teatral, del vivir en la piel de otros. Ya esta práctica ha ido ganando espacio en escenarios nocturnos como el Cabaret Las Vegas y entre promotores del arte cubano como la Real Embajada de Noruega; ahora se incorpora al teatro de manera más notable.

Es una obra vanguardista, atrevida y transgresora, perfecta para llamar a capítulo a una sociedad detenida en el tiempo, dormida ante las dinámicas internacionales. Incita a reconocernos como seres humanos, con manías, defectos, deseos y sueños; como personas capaces de mentir para conservar nuestra zona de confort y llenas de anhelos secretos. Dudo retrata a un ser humano plural, poseedor de varias caras (como la Luna), y lo hace a través del móvil de la sexualidad, tópico que acostumbra ser velado tras tabúes y recelos. Es una pieza reflexiva que invita al público cubano al entendimiento y a la apertura del espectro de “lo correcto”. Constituye una propuesta refrescante para el verano, sin dudas una mirada otra al fenómeno.