El final de una imperecedera Huella

Indira Hernández Alonso
15/4/2019

Con broche de oro cerró la XXVIII edición del Festival La Huella de España. Como colofón, el Teatro Mella volvió a lucir sobre su escenario la impronta de la hispanidad en este lado del Atlántico, a través de un placentero espectáculo que ratificó la unión entre dos pueblos de influencias mutuas nacidas de siglos de historia.

La función hizo un merecido reconocimiento a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso —Directora General del Ballet Nacional de Cuba, en ese momento Directora del Gran Teatro de La Habana— y Juan José Santos de Aguado —el entonces Cónsul General de España en Cuba— quienes crearon el festival como un proyecto cultural que ha perpetuado desde hace 30 años amistad y arte.

Los asistentes a la velada pudieron disfrutar de una danza vasca, Arin Arin, interpretada por jóvenes rostros de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba. El cantautor vasco Tontxu Ipiña regaló con su música momentos especiales con sus canciones En medio y Te amaré mejor, para así rendir homenaje al país caribeño del que se enamoró y que tantas huellas ha dejado en él según confesó.

 El cantautor vasco Tontxu Ipiña. Foto: Henry Acea
 

La presentación de Muñecos, con coreografía de Alberto Méndez y música de Reembert Egües, hipnotizó también a un auditorio por la particular ejecución de los descosidos movimientos sobre las tablas de los talentosos bailarines Chanel Cabrera y Yankiel Vázquez, del Ballet Nacional de Cuba.

Pero fue Encierro, obra bajo la coreografía de Irene Rodríguez, con música de David Acosta y Reynier Llorente y letra de Andrés Correa, la que literalmente encerró a los espectadores en un seductivo estado de deleite y fascinación. Junto al cuerpo de baile de la Compañía en el papel de los toros y al joven bailarín Yohan García, Irene Rodríguez ejecutó magistralmente la pieza acontecida estreno mundial.

Los Encierros de Navarra devienen un espectáculo que consiste en el traslado por las calles de la ciudad de 12 toros (6 bravos y 6 mansos) desde los corrales hasta la Plaza de Toros. Los bravos serán sorteados para ser toreados esa tarde por los diferentes toreros. No obstante, La sombra de Tanatos (la muerte) cubre el ruedo, donde se debaten dos grandes fuerzas: la del toro y la del hombre. La lidia resume el arte taurino desde dos puntos de vista: el del torero y el del toro.

Su directora, sin dudas, simboliza una de las figuras más prominentes de la danza en Cuba, tanto por su labor interpretativa como coreográfica, algo declarado de manera sublime en esta gala de clausura.

Durante una segunda parte de la tarde noche, el Coro Entrevoces, bajo la dirección de la maestra Digna Guerra, ofreció más música deleitante con A tu lado, de Javier Busto, y Qué manera de quererte, de Luis Emilio Ríos.

Además, la emblemática pieza Habanera de mi amor, de Ernesto Lecuona, fue cantada por una de las artistas más destacadas de los últimos años del panorama de la música lirica en Cuba, la soprano Johanna Simón. Este último trío de cañas Khrónos interpretó también Hoy mi Habana.

Por último, cerró el espectáculo Teresa y los vascos, del ballet Las llamas de París, bajo la coreografía de Pedro Consuegra, la música de Boris Asafiev y la metódica ejecución del Ballet Nacional de Cuba. El gran final se alzó sobre una entrega por parte de la Federación de Sociedades Españolas de Cuba del estandarte a la región que estará dedicado el XXIX Festival La Huella de España del 2021.

Danza, música, teatro, canto lírico, exposiciones de artes plásticas, proyecciones de cine y presentaciones literarias, todo ello reunió durante siete días este fastuoso encuentro que propone apreciar la impronta de ida y vuelta de la cultura hispánica en la Isla y de los trazos de la cubanía en el país ibérico.

En Cuba y en su cuidad maravilla que está cumpliendo sus 500 años, siempre perdurará esa imborrable huella, consagrada a mostrar no solo las raíces españolas presentes en nuestra cultura, sino también la vida cultural y las costumbres de las comunidades autónomas españolas.