Disc jockeys en Cuba
10/4/2019
Si hablamos de electrónica en la Mayor de las Antillas, hay que citar las diferentes formas de hacer de los disc jockeys (djs) productores de Cuba: una amplia gama de líneas estéticas, que van desde la mezcla de ritmos afrocubanos con los electrónicos; la presencia de voz; la incursión en videoartes y bandas sonoras hasta la fusión de la música popular. Desde hace unos años un grupo fuerte, y cada día más creciente, de djs defienden su manera propia de crear, a la que consideran música electrónica cubana.
Los exponentes actuales de esta música afrontaban como problema fundamental el tema de la profesionalización, cuestión que dañaba el desarrollo de la música electrónica incidiendo en la falta de reconocimiento y prestigio, pues no eran vistos como profesionales del arte. Gracias a un arduo y constante trabajo para cambiar esa situación, actualmente se les ha otorgado la condición de profesionales de la música, y pertenecen a la plantilla del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME).
Sobre el auge de esta forma de crear, la musicóloga Neris González Bello comentó a La Jiribilla: “Si podemos hablar de una escena que tiene un alto impacto en los jóvenes en estos momentos es la electrónica, y eso lo hemos podido constatar en todos los eventos de esta índole que se han hecho en Cuba y en conciertos puntuales que han servido de plataforma para invitar a artistas internacionales, como DJ Diplo y Major Lazer en la Tribuna Antimperialista, un evento mágico que marcó pautas importantes dentro de la escena tecno en Cuba”.
Aseguró que estas presentaciones corroboran que hay un mercado bien heterogéneo en Cuba para la música electrónica. “Lo que hay es que diversificarlos, explotarlos en su buena medida, haciendo estudios que nos permitan posicionar a las diferentes tendencias dentro de lo electrónico, y algunas de estas hay que potenciarlas más que otras”, agregó González.
Sin embargo, DJoy de Cuba considera que no hay seriedad en el consumo de los jóvenes, porque la música no les llega, aunque reconoce que hay una fuerte tendencia que está defendiendo su forma de hacer y de crear. Dj Jigüe afirma que uno de los mayores males que tiene la tendencia tecno en Cuba es el desconocimiento por parte de las instituciones de este tipo de arte.
Sobre los artistas jóvenes que defienden este género, la musicóloga cree que hay un movimiento que está dando sus primeros pasos, que va fortaleciéndose cada vez más, y que va tratando de marcar rutas propias para separarse de las maneras de producir fuera de la Isla. Dj Reitt afirma que hay que trabajar en la identidad y en la proyección internacional.
“Sabemos que en un inicio ha sido una práctica mimética, desde la década de los 90 se produjeron las primeras entradas de la música electrónica en la Isla y se usaban las discotecas como plataformas para la socialización de este tipo de música, pero ya desde hace un cierto tiempo podemos hablar de una producción de música electrónica cubana, o por lo menos en Cuba, en unos casos más cubana que otras”, añadió la especialista.
Además, consideró que en este último aspecto hay que seguir insistiendo, que hay buenos casos, casos puntuales, que se han ido desmarcando, que han ido sentando pautas y devenido paradigmas para esas nuevas generaciones que van emergiendo. “Hoy podríamos hablar de DJoy de Cuba, Ivan Lejardi, DJ Jigüe, Kike Wolf, en tiempos más recientes también de DJ Reitt, que han venido mostrando una manera de hacer muy particular dentro de la (música) electrónica”
La promoción necesaria
Para que un género musical sea difundido masivamente de forma exitosa, necesita poseer un determinado reconocimiento social primero. Para ello es imprescindible la promoción de la música en cuestión, unido al fortalecimiento del género en el nivel artístico de sus exponentes y la calidad de sus eventos.
Algunas instituciones han respondido a la demanda promocional del movimiento de la música electrónica en Cuba. El Laboratorio Nacional de Música Electroacústica es la institución que programa las presentaciones sistemáticas en centros culturales y recreativos de los djs productores ya reconocidos como profesionales.
Pese a esto, según DJoy de Cuba, la promoción es buscada por los propios djs, en clubes y centros nocturnos. “Necesitamos mánager, gente que mueva y programe a los djs. En este caso lo que tenemos es el LNME, que no nos apoya en nada, solo en los espacios legales”. Enmanuel Blanco, director de este centro, añadió que esta institución solo se dedica a la promoción y creación, pero no es una empresa de representación, y por eso tiene sus desventajas.
Por otra parte, resulta conveniente para los djs productores consolidar alianzas entre ellos, identificándose con motivos, aspiraciones y estilos de la música electrónica. Un ejemplo de organización dentro del movimiento es el proyecto de promoción West Side DJ fundado por Thellus, que reúne a los djs del oeste de la capital, aunque les falta consolidación más allá del espíritu coterráneo y de fraternidad
González Bello cree que no es suficiente la promoción de la música electrónica. Citó la mínima representación en la Televisión, solo en algunos programas, sobre todo Cuerda Viva, que se ha erigido como proyecto de excelencia que visibiliza esta escena desde la televisión; y otros empeños desde la dirección de la televisión para registrar eventos puntuales como el festival Eyeife; las redes sociales y el manejo de la promoción.
“Estamos haciendo un llamado a visibilizar aquellos proyectos que han servido como plataforma para darle oportunidades a esos jóvenes djs, para que a partir de ahí se puedan visibilizar también, pero creo que es algo que todavía hay que fortalecer muchísimo más”, considera Neris.
El talón de Aquiles: los espacios de consumo
La música electrónica carece de espacios de consumo en Cuba, pero, según Dj Reitt, espacios necesitan la trova, la música tradicional, etcétera. Según él es más una cuestión de espacios en el gusto de la gente, por eso el reto está en trabajar en la forma en que se llega al pueblo cubano, para que entonces así se puedan abrir más lugares.
Asimismo, se refirió a los decisores que están en los espacios físicos y en los lugares donde se realizan las fiestas; personas que en la mayoría de las ocasiones no tienen compromiso con el artista y, si no llenan el local, pierden el espacio.
Por su parte, Dj Ryan confesó que los propios artistas son los organizadores de las presentaciones y los que negocian con los clubes. “No existen espacios de consumo de la música electrónica; debemos de buscar un lugar donde haya una programación y una remuneración constante al artista. Queremos una especie de Fábrica de Arte de la música electrónica, para hacer música electrónica cubana”.
Actualmente, en la creación de estos espacios juega un papel importante ARTEX, como una de las empresas que más ha apoyado la comercialización y promoción de esa escena a través de sus centros culturales; el proyecto Sarao Night Club; La Madriguera, que ha brindado espacio estable a los djs sobre todo los domingos; y el Salón Rosado de la Tropical, los viernes.
Al decir de Neris González, estos espacios puntuales han servido para el consumo de esta estética, pero igual, considera que todavía podrían existir muchos más y fortalecer los que ya se tienen para diversificar la gama de propuestas electrónicas en La Habana.
Lo mismo opina Dj Jigüe, para él los espacios son pocos si se tiene en cuenta la cantidad de jóvenes que están consumiendo hoy esa música y la de artistas que la están creando, que, además, esa es siempre su mayor demanda.
Se impone luchar por el prestigio de esta música que, por méritos propios, ha conquistado un excelente nivel artístico y, por tanto, merece más ayuda y reconocimiento. Sin euforias infundadas y con mecanismos de desarrollo acertados, brindará, sin duda alguna, un buen aporte a la riqueza de la identidad cultural cubana.