Una página en la historia

Elier Ramírez Cañedo / Foto: Cubadebate
10/12/2018

El 6 de septiembre de 1978, en conferencia de prensa con periodistas vinculados con la comunidad cubana en los Estados Unidos —casi todos de origen cubano—, Fidel Castro invitó a representativos de dicha comunidad a participar en un diálogo directo. La única condición excluyente que fijó Fidel para la selección de los participantes fue que no podían asistir “cabecillas de la contrarrevolución”.

Las primeras pláticas entre representativos de la comunidad y el gobierno cubano[1] se celebraron en La Habana los días 20 y 21 de noviembre de 1978, y en ellas estuvieron presentes 75 miembros de la comunidad cubana en los Estados Unidos. Unos días después, el 8 de diciembre, se celebró el segundo momento del diálogo, y en esta ocasión la cifra de integrantes de la comunidad llegó a 140.

Aunque había tres puntos fundamentales planteados como agenda del diálogo, las propuestas realizadas por diversos representativos de la comunidad fueron mucho más lejos. Entre las ideas expresadas en ese contexto se encuentran: la posibilidad de crear un organismo estatal o alguna institución en Cuba para atender los asuntos de dicha comunidad; la revisión del problema del artículo 32 de la Constitución sobre el no reconocimiento de la doble ciudadanía; el derecho a la repatriación; la promoción de viajes a Cuba de jóvenes de la comunidad para el intercambio educacional, cultural, deportivo y científico; la posibilidad de participar en las elecciones y otros procesos políticos importantes del país; el derecho al voto, elegir y ser elegido; el derecho a participar de alguna manera en las organizaciones políticas y de masas; el derecho a la posesión del carné de identidad; considerar la posibilidad de una publicación dirigida a la comunidad en el exterior; viabilizar la contribución al desarrollo económico de Cuba por parte de técnicos, científicos, profesionales y obreros calificados residentes en el exterior, así como de trabajadores intelectuales y culturales residentes en el exterior, al desarrollo cultural y educacional en Cuba; los campamentos de verano, escuelas y becas de estudio en Cuba para hijos de cubanos residentes en el exterior; crear algún tipo de mecanismo para institucionalizar el diálogo. Estas iniciativas fueron recibidas con interés por el gobierno cubano.

Como resultado de las conversaciones, ambas partes acordaron la liberación de los 3000 sancionados a prisión por delitos contra la seguridad del Estado cubano y de los 600 más que habían violado las leyes de emigración, a razón de 400 por mes. También concertaron la liberación de todas las mujeres sancionadas sin excepción. Asimismo, la parte cubana expresó que, continuando con su política de solucionar la situación personal, social y familiar de numerosas personas que fueron arrastradas a la contrarrevolución por las distintas administraciones estadounidenses, se autorizaría la salida del país —junto a sus familiares más cercanos— de los sancionados por delitos contra la seguridad del Estado que ya habían cumplido sus sanciones. Por su parte, los representativos de la comunidad cubana en el exterior se comprometieron a realizar las gestiones necesarias con las autoridades del gobierno de los Estados Unidos para conseguir las visas de entrada a ese país en favor de los exreclusos y sus familiares, así como de los actuales reclusos y familiares que desearan hacerlo.

Otro acuerdo rubricado, dirigido a contribuir a la reunificación familiar, planteaba que Cuba autorizaría la salida permanente hacia los Estados Unidos u otras naciones por razones humanitarias justificadas a aquellas personas que tenían vínculo familiar directo con ciudadanos o personas de origen cubano residentes en dichos países. Además, el gobierno de Cuba señaló que a partir de enero de 1979, permitiría las visitas a la Isla por parte de cubanos residentes en el exterior, aunque podían quedar excluidos de dichas prerrogativas determinadas personas por sus antecedentes y conducta.

Al concluir el encuentro del 21 de noviembre expresó Fidel: “Siempre he partido del criterio de que estas banderas que estamos discutiendo aquí son banderas muy buenas y son banderas invencibles. (…) No hicimos esto para escribir una página en la historia, pero tal vez sin pensar la estamos escribiendo”.[2]

Días después, al concluir la reunión del 8 de diciembre, destacaría también el líder de la Revolución: “Yo creo, sinceramente, que esto que hemos hecho y que estamos haciendo es revolucionario. Si nos hubiésemos dejado llevar por la rutina, por las cosas más fáciles, entonces no habríamos emprendido esto que estamos haciendo. Creo firmemente que no lo haríamos si no fuéramos revolucionarios. Creo que lo hacemos porque somos revolucionarios. (…) No se desalienten por la mala fe de alguien. No se desalienten jamás por las campañas, las intrigas, las mentiras, los insultos. Sosténganse en la convicción de que han hecho algo absolutamente correcto, lo más correcto que puede hacerse. Y estoy seguro de que ningún resentimiento, ninguna mala fe, ninguna envidia podrá arrojar ninguna mancha sobre lo que ustedes han hecho. Y estoy seguro de que tanto ustedes, como nosotros, nos sentiremos siempre satisfechos de este esfuerzo que en común hemos realizado”.[3]

Notas:
[1] Por el gobierno cubano participaron el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros; Juan Almeida, vicepresidente del Consejo de Estado; Sergio del Valle, ministro del Interior; Osmany Cienfuegos, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros; José Machado Ventura, miembro del Consejo de Estado; Jaime Crombet, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular; Ricardo Alarcón, viceministro de Relaciones Exteriores; Aleida March, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y René Rodríguez, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
[2] Fragmentos de la reunión presidida por el Comandante en Jefe Fidel Cas­tro Ruz, con la participación de un grupo de personas representativas de la Comunidad Cubana en el Exterior. Palacio de la Revolución, 21 de noviembre de 1978. Versiones Taquigráficas del Consejo de Estado.
[3] Diálogo del gobierno cubano y personas representativas de la Comunidad Cubana en el Exterior, Editora Política, La Habana, 1994.