En materia de apreciaciones en entornos creativos, suele destacarse como relevante la obra resultante del proceso. Por ello resulta común hallar valoraciones de alta estima, por ejemplo, hacia la calidad de vacunas potencialmente salvadoras, la perfección de una escultura o las facilidades de búsqueda que ofrece la tecnología digital en los tiempos que vivimos. Sin embargo, salvo en los entornos científicos, poca atención suele prestársele a la relevancia de los métodos y herramientas de un proceso creativo, sin los cuales sería poco probable obtener los resultados que luego tanto se valoran.

En el campo de las ciencias sociales son muchos los enfoques, métodos, técnicas y herramientas que se aplican en los procesos de investigación. La falta de dominio o la poca comprensión de estos puede constituir un atolladero tanto para el investigador inexperto como para los que se acercan al conocimiento de su obra. Una apreciación usual entre algunos investigadores hace referencia al cansancio provocado por largas y meticulosas jornadas en la intervención de archivos y fondos documentales; la creación de listas, inventarios y catálogos o el análisis de estos; dando al traste con valoraciones poco visionarias sobre el alcance comunicacional de las propias herramientas, constituyendo en sí mismas, importantes objetos de estudio.

En aras de ejemplificar el alto valor de algunas de estas herramientas, quiero citar tres importantes obras literarias producidas como resultado de estudios musicológicos en el marco de instituciones cubanas dedicadas el estudio de la música donde, por demás, se dignifica el trabajo con fondos y archivos documentales. Una de ellas fue reconocida con el Premio de Musicología Casa de las Américas (1997) con el título El archivo de música de la iglesia habanera de La Merced. Estudio y catálogo de la musicóloga Miriam Escudero. Otra se produjo por Ediciones Cidmuc (2011) con el título Música académica contemporánea cubana. Catálogo de difusión (1961-1990) de la musicóloga Ailer Pérez Gómez. Sin embargo, por esta ocasión, deseo adentrarme en el comentario del libro Hilario González. Catálogo razonado de obras (Ediciones Museo de la Música, 2018) de la musicóloga Yurima Blanco García.

La autora, Yurima Blanco García, hace gala en este libro de su sólida formación musicológica.

Para la necesaria y ansiada reapertura del Museo Nacional de la Música en Cuba, fueron planificadas una serie de acciones que sin lugar a dudas harían los honores de la importante ocasión. Retomaba sus galas el palacete de la calle Capdevila número 1 en el centro histórico de La Habana, con la inauguración de la sala de conciertos “Gisela Hernández”, espacio que a su vez había nucleado la realización del coloquio del Festival de Música Contemporánea de La Habana. Tan propicia ocasión motivó la presentación de Hilario González. Catálogo razonado de obras.

En el contexto de las publicaciones sobre música cubana, es común que se pueda disfrutar de libros dedicados a diversos procesos culturales, tales como la diversidad estilística, los géneros y formatos instrumentales, monografías o estudios de corte etnológico, que ofrecen una visión bastante amplia de nuestra cultura musical. Libros que ocasionalmente ofrecen la idea de la investigación terminada —amén de que sus autores pretendan continuarla o no— y en los cuales se desconocen los avatares del investigador y las herramientas que le permitieron ofrecer las conclusiones que se consultan.

El libro en cuestión ofrece aspectos biográficos del maestro Hilario González y un excelente catálogo razonado de sus obras.

El libro al que me refiero es de los que no abundan en Cuba al insertarse en la línea de las investigaciones en proceso: los estudios de archivos y catálogos. Es de aquellos que tocan las fibras más profundas del investigador, en tanto ilustra la extrema importancia que tiene para el éxito de esta labor el procesamiento inicial de la información. Yurima Blanco hace gala de su sólida formación musicológica iniciada en la Universidad de las Artes de Cuba y continuada alcanzando el grado de Dra. en Música, en la Universidad de Valladolid España.

Se presenta la figura de Hilario González a través de dos enfoques, que determinan las dos grandes partes del texto. En la primera, se desarrollan aspectos biográficos sustentados por momentos destacados de su vida artística. Sin embargo, es en la segunda donde se halla el núcleo del texto. Amparada por la riqueza del archivo del compositor que atesora el Museo Nacional de la Música, la autora centra esta parte en ofrecer un catálogo razonado de las obras de Hilario González y eleva a categoría de arte, lo que inicialmente sería solo una herramienta.

“Entre los elementos que aportan valía al proceso de investigación detallado se encuentra la muestra y explicación de las fichas tecnológicas a través de las cuales se valida el registro de obras musicales, en las normas de catalogación archivística, tanto nacionales como internacionales”.

Catálogo razonado, porque es un texto que comprende no solo la ubicación y registro de las obras, sino que aporta otros elementos de interés que complementan la significación de estas en su contexto de creación. Un catálogo abierto a posibles incorporaciones y presentado en dos partes que se relacionan. La primera, dedicada a la obra musical y la segunda a la obra crítica; esta última como uno de los puntos medulares en la distinción cultural del compositor.

Entre los elementos que aportan valía al proceso de investigación detallado se encuentra la muestra y explicación de las fichas tecnológicas a través de las cuales se valida el registro de obras musicales, en las normas de catalogación archivística, tanto nacionales como internacionales. Tal aspecto fue posible debido a las consultas que realizara Blanco a importantes investigaciones de corte similar, que prestigian la musicología cubana. Es este un detalle poco frecuente en los libros que estudian la música cubana y que aportan al lector una mayor comprensión del rigor de estos procesos.

Estos dos libros también son el resultado de estudios musicológicos en el marco de instituciones cubanas dedicadas el estudio de la música donde, por demás, se dignifica el trabajo con fondos y archivos documentales.

El meticuloso registro que comprende este libro le permitió a la autora hallar la esencia de su investigación siguiente, dirigida al estudio y difusión de las canciones para voz acompañada de piano y otros formatos de Hilario González lo cual dio como fruto la compilación discográfica en tres volúmenes La voz enamorada, que vio la luz bajo el sello Colibrí, 2018.

A manera de colofón y acentuando el valor del presente libro, se puede plantear que la discografía lograda constituye uno de los ideales que persigue todo investigador, que tributa al largo proceso de salvaguarda del patrimonio musical. De acuerdo con la autora, se espera también la publicación de otros textos sobre la obra íntegra de Hilario González, los cuales tienen un camino abierto en el presente libro.

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