Visiones de los Estados Unidos en Cuba: un estudio sobre la percepción cubana respecto al vecino del norte
Resulta muy difícil escribir la historia de Cuba sin abordar las relaciones de la Isla con los Estados Unidos. La cercanía geográfica entre ambos países, los intereses geopolíticos y económicos que la nación del Norte ha albergado respecto a la Antilla mayor durante siglos, y su participación protagónica en algunos de los momentos más significativos del devenir histórico cubano, tornan la temática una constante en los estudios fuera y dentro de la academia.
Lo anterior lo prueba el sinnúmero de autores que, iniciando en el siglo XIX hasta llegar a la actual centuria, se han ocupado de dicha materia histórica. Nombres como los de Jacobo de la Pezuela, Ramiro Guerra, Emilio Roig, Herminio Portel-Vilá, Oscar Zanetti, Jorge Ibarra, y otros de origen foráneo como Philip S. Foner, y Louis A. Pérez Jr. [1] pueden ser citados dentro de una extensísima lista.
Probablemente, y luego de lo dicho, algunos aún puedan discutirse la pertinencia de una nueva obra, otra más, sobre la temática de las relaciones Estados Unidos-Cuba, sin embargo, si algo enseña la Historia es que ningún asunto se encuentra del todo agotado. Nuevas fuentes, otros giros teóricos o interpretativos, siempre arrojan frescura y novedad a temáticas largamente trabajadas.
Hace un tiempo ya, vio la luz en los Estados Unidos, posteriormente publicado en Cuba, una obra que abordaba la presencia de la mayor de las Antillas en el imaginario de los estadounidenses, y que iniciaba el estudio desde los inicios del país norteño como nación independiente. Se trató del libro Cuba in the american imagination. Metaphor and the Imperial Ethos, de la autoría de Louis A. Pérez Jr.
“La Dra. López Civeira posee una amplia práctica historiográfica referida a la temática de las relaciones entre la isla antillana y los Estados Unidos, verificada en diversas obras en las que aborda el asunto”.
En el mismo el autor analizaba las diversas representaciones, como símbolos y metáforas, que había tenido la caribeña isla en el pensamiento político, económico, social y cultural norteamericano. Sin embargo, se imponía un estudio que fuera en la dirección opuesta, pues si bien el estadounidense se había creado su propia visión sobre Cuba, el cubano también había construido su representación sobre el vecino del norte. Desde paradigmas como civilización, desarrollo y progreso, hasta nación imperial, opuesta a la soberanía cubana, marchó el concepto cubano respecto a los Estados Unidos, a través de un extenso marco temporal que se extiende desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días.
Fue precisamente ese el objeto de estudio al que la Dra. Francisca López Civeira volcó sus esfuerzos investigativos, y que se vieron materializados en el texto Visiones de los Estados Unidos en Cuba. Entre el paradigma, el imperio y la nación [2], que publica la Editorial Ciencias Sociales.
La Dra. López Civeira posee una amplia práctica historiográfica referida a la temática de las relaciones entre la isla antillana y los Estados Unidos, verificada en diversas obras en las que aborda el asunto, así como en los varios cursos que impartió al respecto en la carrera de Historia de la Universidad de La Habana, y en el que aun ofrece en la Maestría de Asuntos Interdisciplinarios sobre América Latina, el Caribe y Cuba. A decir de la propia autora, la impartición por más de una década de este curso, le posibilitó acopiar una abundante información y madurar reflexiones, de todo lo cual es fruto el texto que se reseña [3].
“(…) se trata de una monografía donde lo investigado resulta ser los modos del cubano de imaginarse, valorar y aquilatar, desde lo simbólico y metafórico, al país norteamericano”.
Visiones de los Estados Unidos… no es el típico libro donde se analizarán las políticas del país norteño respecto a Cuba, o las reacciones de la isla caribeña ante las agresiones, injerencias y actitudes de su vecino imperial; se trata de una monografía donde lo investigado resulta ser los modos del cubano de imaginarse, valorar y aquilatar, desde lo simbólico y metafórico, al país norteamericano. Esta visión, como bien analiza López Civeira no siempre se desarrolló de la misma manera a lo largo del tiempo, y estuvo marcada, naturalmente, por las diversas actitudes que asumieron los Estados Unidos respecto a los disímiles procesos históricos que se desarrollaron en Cuba, y a la pertenencia, por parte de los cubanos, de los varios grupos económicos y sociopolíticos existentes en la isla. Además, tal representación estuvo signada muchas veces por la ambivalencia y el doble significado: mientras que el norteño vecino podía ser, y era, imagen de progreso y desarrollo material y económico, resultaba al mismo tiempo, símbolo de dominación y subordinación nacional.
Como se señaló anteriormente, en el volumen se analiza la problemática a través de un extenso periodo de tiempo que inicia en las postrimerías del siglo XVIII, con la Toma de La Habana por los ingleses. En este lapso de tiempo las Trece Colonias, futuros Estados Unidos, aumentaron considerablemente su presencia económica en Cuba, y los criollos comenzaron a hacerse una idea de la sociedad vecina.
No obstante, los habitantes de la isla comenzaron a tener una representación más definida del vecino norteño una vez este devino república independiente de Gran Bretaña, y los lazos comerciales ya no implicaron a la nación europea. Así pues, ya en el siglo XIX cubanos como Félix Varela, José María Heredia, José Antonio Saco, Cirilo Villaverde, etc., expresaron en sus obras y escritos sus valoraciones en torno a la nueva república norteamericana, la cual pronto se convirtió en un referente, y creció en el imaginario cubano.
La cuestión de la anexión, y los diferentes planes e intentos anexionistas que se verificaron en la primera mitad del siglo XIX, siendo su momento de mayor prevalencia en las décadas del cuarenta y el cincuenta, tampoco escapan a la atención de la Dra. Civeira.
En un profundo y sintético acercamiento, puesto que no es su objeto específico de estudio, ofrece las claves para entender las causas, el desarrollo y las consecuencias de dicha corriente ideológica y política a la que se afiliaron figuras como el venezolano Narciso López [4], pero también los cubanos Cirilo Villaverde, Joaquín de Agüero [5], Domingo Goicuría [6], y Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño. Este último mantendría una interesante polémica con su amigo José Antonio Saco respecto al anexionismo, de la cual se pueden obtener las claves fundamentales que sostenían sus criterios anexionistas, así como los que defendían aquellos opuestos a dicha postura política.
“La cuestión de la anexión, y los diferentes planes e intentos anexionistas que se verificaron en la primera mitad del siglo XIX (…) tampoco escapan a la atención de la Dra. Civeira”.
Naturalmente, durante el periodo independentista, que se extiende de 1868 a 1898, también evolucionó la representación norteamericana en el imaginario cubano, esta vez en sentido negativo, especialmente al posicionarse el gobierno de Washington a favor del mantenimiento del colonialismo español, en espera de que la “fruta” estuviese “madura”. Sin embargo, fue durante la coyuntura de 1898, con la intervención norteamericana en la Guerra de Independencia, y el periodo de ocupación militar cuando la mirada de Cuba a los Estados Unidos tuvo sus hitos esenciales. A decir de López Civeira:
En este corto momento los acontecimientos pusieron en primer plano la mirada hacia el vecino, lo que se expresó de diversas maneras, pero tuvo una repercusión fundamental en su representación para los diversos sectores nacionales. A partir de ese lapso el tema entraría a ser parte fundamental en cualquier análisis de la realidad cubana, no solo desde el punto de vista político [7].
La ocupación y el tiempo de mantenimiento de la misma, se convirtió en el principal leitmotiv en el imaginario de los cubanos. Las representaciones simbólicas y las metáforas referidas al vecino del norte alcanzaron todos los aspectos de la producción material y espiritual insular [8].
“(…) la visión que tenían los cubanos sobre los Estados Unidos tuvo un gran peso en el posicionamiento de las personas de un lado o del otro, y donde el sentimiento independentista terminó por imponerse”.
Por otra parte, estaba en juego el futuro político de la isla. El escritor Francisco Figueras, de inclinación anexionista, tituló una de sus obras publicadas durante el periodo precisamente a partir de la disyuntiva por la que la nación cubana atravesaba: Cuba libre. Independencia o anexión.
Y en este sentido, la visión que tenían los cubanos sobre los Estados Unidos tuvo un gran peso en el posicionamiento de las personas de un lado o del otro, y donde el sentimiento independentista terminó por imponerse. Es precisamente con el advenimiento de la República, el 20 de mayo de 1902, donde concluye la obra Visiones de los Estados Unidos en Cuba… luego de ofrecer el análisis de la temática por casi dos siglos de devenir histórico cubano [9].
Uno de los elementos más destacable del texto que se reseña es el voluminoso acopio de información que realiza la autora, a partir del estudio de las más diversas fuentes históricas. Así pues, junto a documentos originales y prensa de la época, López Civeira no duda en echar mano a fuentes menos tradicionales para el historiador, muchas veces relegadas a un segundo plano, como son las obras literarias, la música y hasta el refranero popular, sin las cuales, sin embargo, no hubiese podido construir el rico imaginario cubano respecto a los Estados Unidos. Pues, muchas veces, las construcciones simbólicas de una época no se encuentran en los documentos oficiales, sino en la poesía o las guarachas que van de boca en boca.
“(…) debe de resaltarse la magnífica prosa de la Dra. Civeira, que conjuga profundidad en el estudio, y deleite en la escritura”.
En este sentido, podemos encontrar en la bibliografía de la obra textos como el Epistolario, de Francisco Vicente Aguilera; los Papers Relating to the Foreing Relations, del Departamento de Estado norteamericano; las novelas Cecilia Valdés, de Villaverde, y Leonela, de Nicolás Heredia; El cantor cubano, de J. M. Díaz, y publicaciones periódicas y seriadas como Diario de la Marina, La Discusión, Cuba y América, y Bohemia, por solo citar algunas.
Finalmente debe de resaltarse la magnífica prosa de la Dra. Civeira, que conjuga profundidad en el estudio, y deleite en la escritura. Sin dudas la autora maneja magistralmente las herramientas del buen decir. El libro se deja leer de manera fluida, sin grandes altisonancias o pomposidades.
Sin más solo resta invitar al lector a leer Visiones de los Estados Unidos en Cuba. Entre el paradigma, el imperio y la nación, una obra que aumentará el caudal de conocimiento sobre esa temática siempre interesante que resulta ser las relaciones entre la Antilla mayor y su vecino del norte. Y que la autora asume desde una perspectiva alejada de lo político o lo económico, aunque no divorciada de las mismas, adentrándose en el sentir popular, en su espiritualidad, para desentrañar las claves de las representaciones simbólicas existentes en el imaginario cubano, en torno a la nación norteamericana.
Notas:
[1] Louis A. Perez Jr.: Cuba in the American imagination. Metaphor and the Imperial Ethos. The University of North Carolina Press, North Carolina, 2008. En Cuba el texto fue publicado bajo el título Cuba en el imaginario de los Estados Unidos, por la Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2014.
[2] Francisca López Civeira: Visiones de los Estados Unidos en Cuba. Entre el paradigma, el imperio y la nación. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2020.
[3] Ibidem. p. 2
[4] Hoy resulta casi una certeza, refrendada por el gremio historiográfico cubano, el carácter anexionista de López y los intentos separatistas que llevó a cabo, sin embargo, en la década del cincuenta del pasado siglo, hubo opiniones encontradas al respecto. Tal vez los historiadores que más enconadamente debatieron al respecto fueron Herminio Portel-Vilá, quien defendió a un Narciso López independentista en su texto Narciso López y su época (1848-1850) [Compañía editora de libros y folletos, La Habana, 1952] y Sergio Aguirre, quien publicó en 1953 su ensayo “Quince objeciones a Narciso López” (posteriormente recogido en el libro Eco de caminos [Editorial Félix Varela, La Habana, 1999, pp. 117-161], donde defendía su criterio de un López indiscutiblemente anexionista.
[5] Al igual que ocurre con Narciso López, sobre la filiación anexionista de Joaquín de Agüero, y el levantamiento que protagonizó en San Francisco de Jucaral en 1851, existe un interesante debate historiográfico, para ello ver el texto El camino de la independencia. Joaquín de Agüero y el alzamiento de San Francisco de Jucaral [Editorial Ácana, Camagüey, 2009] de la historiadora principeña Elda E. Cento.
[6] Quien después abrazaría la causa de la independencia, y moriría condenado al garrote vil por los colonialistas hispanos tras desembarcar en Pinar del Río en 1870.
[7] Francisca López Civeira: Ob. cit. p. 199.
[8] Un texto devenido clásico al respecto resulta Las metáforas del cambio en la vida cotidiana: Cuba 1898-1902 [Ediciones Unión, La Habana, 2010], de Marial Iglesias Utset.
[9] Por conversaciones con la autora del texto, quien esto escribe conoce que la misma se encuentra trabajando en un segundo volumen que abarcará el periodo republicano.