Alberto Dávalos en el teatro lírico cubano: Conversación con Alfredo Más
El barítono Alfredo Más ingresó al Teatro Lírico Rodrigo Prats de Holguín en 1996. Aquel muchacho que ya había obtenido varios premios como artista aficionado y ahora daba sus primeros pasos en la escena lírica, lejos estaba de imaginar que su nombre estaría asociado (y enraizado) a la compañía fundada por el maestro Raúl Camayd en 1962 y que para él, tan necesarios como los estrenos, protagónicos y obras que dirigiría hasta ser una de sus principales figuras, serían la investigación y la conservación del patrimonio histórico del Lírico holguinero y de las artes escénicas en la provincia y el país.
Alfredo es un deudor de la tradición y ha consolidado su trayectoria (como corista, solista, actor y bailarín) desde el agradecimiento a sus maestros, quienes lo formaron en las aulas de la Facultad de Canto de la filial local de la Universidad de las Artes-ISA y en el mismo escenario donde interpretó papeles en zarzuelas españolas como La del Soto del Parral, La leyenda del beso, Luisa Fernanda, Los Gavilanes y La Leandras; operetas como El Conde de Luxemburgo, La viuda alegre, La corte de Faraón y La princesa de las Czardas; así como las óperas Cavalleria Rusticana, La Boheme, La flauta mágica, Las bodas de Fígaro y la cantata Carmina Burana. Aunque siente atracción por la zarzuela cubana y obras paradigmáticas que ha hecho suyas, entre ellas María La O, de Lecuona y Aquella Cecilia, versión de Cecilia Valdés, de Gonzalo Roig.
A sus maestros les debe su formación como artista y profesional —gracias a su pasión por la música y el canto lírico— y el interés por el patrimonio y la memoria. A él hay que acudir cuando son necesarios archivos (información, imágenes, videos…) y consultas o asesoría sobre la historia y vigencia del Teatro Lírico Rodrigo Prats y sus artistas.
Miembro de la Uneac y del Consejo Nacional de Evaluación de las Artes Escénicas, profesor instructor de canto en el ISA, donde trata de enseñar lo aprendido y puesto en práctica, así como merecedor de premios en el Concurso Nacional para Jóvenes Cantantes Líricos Rodrigo Prats y en el Mariana de Gonitch (Gran Prix Absoluto en 2008), Alfredo se ha presentado en Perú, Ecuador, México, Venezuela, Colombia, Austria y Estados Unidos; y ha incursionado, además, como compositor musical. Hace muy poco presentó, como resultado de su tesis de Maestría en Historia y Cultura en Cuba, por la Universidad de Holguín, la investigación “Alberto Dávalos: su aporte al Teatro Lírico cubano”, un abordaje desde las herramientas de la academia a la obra de este importante cantante, actor y director artístico nacido en Matanzas en noviembre de 1943.
Aunque una sala del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol lleva su nombre y también el Premio que se entrega en Holguín por una vida consagrada a las artes escénicas, Dávalos es “totalmente desconocido por las nuevas generaciones”. Pero hablamos de “una de las personalidades más prolíferas dentro del arte lírico nacional”, con aportes indiscutibles a la cultura y a las artes escénicas en particular. Alfredo Más se propuso devolverlo en su justa medida y homenajear su impronta, algo que sin dudas enaltece su mérito.
¿Por qué tu interés en estudiar los aportes de Alberto Dávalos a la cultura cubana?
Alberto Dávalos fue un artista integral y uno de los creadores más prolíferos dentro del Teatro Lírico cubano. El estudio en particular salvaguarda sus valores y aportes a la cultura nacional.A partir del mismo se logrará socializar su trayectoria artística y profesional, así como sus aportes a la escena lírica cubana a investigadores, historiadores y estudiantes de actuación, dramaturgia y canto lírico, por su impacto socio-histórico-cultural.
La historia del Rodrigo Prats no ha sido lo suficientemente abordada por la Academia y las investigaciones históricas. ¿Por qué crees que ha sucedido esto? Es algo que entra en contradicción con la importancia de una compañía como el Lírico…
Existe una contradicción o preocupación mayor que el asumir un tema u otro de estudio, y está en que cada vez somos menos los interesados en abordar la continuidad histórica de instituciones culturales y sus artistas generacionales hasta hoy. Todo, sin darnos cuenta, va quedando en el olvido… Existe otra problemática, sin intensiones de generalizar: las editoriales cubanas o locales se han centrado más en lo comercial y en esto, la música popular va en ventaja y desplazando, de cierta manera, la relevancia de figuras relevantes del mundo clásico, sean cantantes, actores, bailarines, instrumentistas, etc.
Es necesario hacer honor a aquellos artistas, vivos o no, que dejaron un legado para estar hoy aquí hablando de nuestro presente cultural. Teniendo en cuenta las bibliografías locales de la temática de interés, hace más de veinte años no se actualizan las memorias históricas y culturales, ni del Teatro Lírico holguinero como institución cultural, ni la de sus figuras más representativas.
“Es necesario hacer honor a aquellos artistas, vivos o no, que dejaron un legado (…)”.
¿Como investigador, cuáles fueron los principales obstáculos que encontraste?
Antes de tener el privilegio de ser aceptado en la sexta edición de la Maestría en Historia y Cultura en Cuba, por el departamento del Centro de Estudios Cultura e Identidad (CECI), en la sede Celia Sánchez Manduley de la Universidad de Holguín, mi primera dificultad era el desconocimiento sobre cómo llevar y demostrar a través de la ciencia, toda la metodología aplicable y el procedimiento del estudio para mi investigación. Allí recibí la mejor formación de carácter científico, por un claustro excepcional, destacando la labor y maestría de mi tutora, la Dr. C. Carolina Gutiérrez Marroquín.
Los obstáculos no fueron engorrosos durante el proceso investigativo, tuve la gran dicha de recibir en donación los documentos del archivo personal de Alberto Dávalos, por su viuda, la gran actriz y maestra Norma Arencibia, quien con gran cariño me nombró “El Elegido”.
Un obstáculo en el proceso, en cambio, fue el lograr viajar a la provincia de Matanzas, dónde Dávalos laboró por dieciocho años junto al Teatro Lírico Cubano de Matanzas, pero conté por igual con el apoyo de colegas y buenos amigos desde esa hermosa ciudad.
¿Cuál es la trayectoria de Dávalos en el teatro lírico cubano? ¿Podrías abordar su desempeño en Holguín después de incorporarse en 1987 al Teatro Lírico? ¿Cuáles son los momentos más significativos, las obras más importantes que realizó en la compañía?
Su labor artística profesional la desempeñó en los Teatros Líricos: Cubano de Matanzas (1968-1987) y en el Rodrigo Prats de Holguín desde 1987 hasta su muerte en 1999. A solicitud del barítono y maestro Raúl Camayd, Dávalos, con sus conocimientos y experiencia, se desempeñó como director artístico general en la compañía holguinera, aportando nuevos títulos del repertorio lírico universal y cubano, como: María la O y El Cafetal (Ernesto Lecuona), Cecilia Valdés (Gonzalo Roig), la ópera de cámara Bastian y Bastiana (W. A. Mozart), la zarzuela española Luisa Fernanda (F. Moreno Torroba), entre otros, así como múltiples espectáculos y revistas musicales. Inolvidables fue el estreno en Holguín de la ópera La Traviata (G. Verdi) y el gran éxito de taquilla de la revista musical española Las Leandras (F. Alonso). Muchos de estos títulos escénicos le propiciaron múltiples premios a nivel nacional e internacional, y un sonado éxito en varias Temporadas de Zarzuelas, por invitación de la Asociación Prolírica en Lima, Perú.
¿Por qué crees que Dávalos se especializó en la zarzuela, particularmente la cubana, “brindando a través de su estudio, revisiones y adaptaciones” que constituye, sin dudas, como afirmas, “aportes relevantes a la cultura lírica nacional”?
Dávalos se especializó en nuestra zarzuela, defendiéndola del olvido. Por su sentido de pertenencia como artista creador, así como por el arriesgado descuido en no llevarse a escena por muchos años títulos líricos cubanos que forman parte de lo nuestro, lo autóctono, lo que llevamos todos en nuestras entrañas, rescató del y para el Patrimonio del Teatro Lírico Cubano siete títulos: El Cafetal (1972); Lola Cruz (1974) y Rosa la China (1975),delmaestro Ernesto Lecuona. La Habana que vuelve (1982) y Soledad (1984), del maestro Rodrigo Prats. Cecilia Valdés (versión teatral de la novela, 1978) y El Clarín (1982), del maestro Gonzalo Roig, representadas por primera vez después del triunfo de la Revolución, bajo su dirección artística, junto al Teatro Lírico Cubano de Matanzas.
Incluyes una muestra de testimonios y un anexo fotográfico que complementa la investigación… ¿Cuánto crees que aportan los testimonios al logro del objetivo planteado?
A través de la efectividad de los métodos empíricos durante un proceso investigativo, las entrevistas permiten constatar y evidenciar, en todos los testimonios recogidos, la relevancia e impacto de la trayectoria artística, así como los aportes socio-culturales, como es el caso. Durante el estudio realicé 21 entrevistas a familiares, artistas (cantantes, actores, coreógrafos, directores artísticos, productores), profesores de canto, alumnos de canto egresados por Dávalos, directivos del Sector de la Cultura, entre otros.
Alberto Dávalos fue un artista querido y respetado, al menos en Holguín. Digo esto por momentos difíciles que sufrió durante el proceso de desintegración del Teatro Lírico Cubano de Matanzas, recogidos en testimonios orales y en cartas compartidas del propio Dávalos y el maestro y compositor Rodrigo Prats.
¿Cuáles crees que son, a simples rasgos, los aportes de Dávalos a la cultura cubana?
Sus aportes a la cultura cubana, especialmente al arte lírico cubano, son indiscutibles: mostró su lealtad a los propósitos del Estado Cubano con el rescate de nuestro patrimonio musical, salvaguardando lo mejor del género y fomentando el gusto estético en las nuevas generaciones. El proceso de revisión, adaptación, actualización dramatúrgica y escénica que hizo de obras de la lírica cubana, consolidó el trabajo artístico y profesional de dos de las más importantes compañías líricas, el Teatro Lírico Cubano de Matanzas y el Teatro Lírico Rodrigo Prats de Holguín. Contribuyó, con su sentido de pertenencia y su actividad creativa, a mantener vivo, en las nuevas generaciones, un género que ha perdurado hasta nuestros días. Su trabajo docente en la Filial del ISA (hoy Universidad de las Artes) en Holguín ha garantizado un relevo que, no solo conserva el repertorio, sino aspira a mantener el nivel técnico profesional de los fundadores.
Algo más que desees añadir…
Es importante recordar que en su honor, luego de su muerte el 23 de mayo de 1999, el Consejo Provincial de las Artes Escénica de Holguín instituyó en el año 2000, el Premio Alberto Dávalos, por una vida consagrada a las Artes Escénicas, para reconocer y estimular la dedicación, esfuerzo y entrega de los artistas al quehacer escénico del territorio. Este Premio se concede y entrega a los galardonado, generalmente el 27 de marzo de cada año, en celebración al Día Internacional del Teatro. Además señalar que luego de la reinauguración del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol de Holguín en el año 2011, la sala alternativa de dicha institución cultural lleva su nombre, Alberto Dávalos.