Dos festivales que dan voz a la diversidad
“El Festival Internacional de Cine Invisible Film Sozialak tiene muchos puntos en común con el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Fincl)”, aseguró en entrevista a La Jiribilla su director Juan Carlos Vázquez, invitado especial a la cita del séptimo arte en la mayor de las Antillas. La cita cinematográfica muestra realidades que quedan marginadas en las pantallas convencionales.
El Festival Internacional de Cine Invisible Film Sozialak Bilbao está organizado por la Organización no Gubernamental de Cooperación al Desarrollo: Kultura, Communication y Desarrollo, KCD ONGD con sede social en Baracaldo, Vizcaya.
El Festival muestra realidades sociales como la falta de equidad entre géneros, las violaciones a los derechos humanos, la injusticia social, la interculturalidad tan presente hoy en día en nuestra sociedad, la solidaridad, la cooperación y el respeto al medio ambiente y a la gente con proyectos de Desarrollo Sostenible. Cuestiones que afectan a millones de personas y que suelen estar marginadas en las pantallas convencionales.
¿Cuál es la relación entre Juan Carlos Vázquez y el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano?
“Llevo muchos años trabajando con Cuba y, por supuesto, asistiendo al Festival. No recuerdo cuántos; muchas ediciones. Cuando puse en marcha el Festival de Cine Invisible en el 2009, no tenía películas a concurso. Ese año coincidía el año el 50 aniversario del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficas (Icaic), y por eso dedicamos la primera edición de nuestro evento a esta institución cultural cubana”.
¿Cuáles son los puntos en común entre el Festival de Cine Invisible y el Fincl?
“Siempre he defendido que el cine si no muestra la diversidad, si solo se centra en lo cliché, en lo que estamos acostumbrados a ver en Hollywood, deja un mundo oculto detrás. En el orbe hay más de cinco mil culturas diferentes, muchísimas lenguas y maneras de entender la vida y la cotidianeidad. El cine tiene esa responsabilidad. Los cineastas, mujeres y hombres, tienen la obligación de hacer visibles esas culturas y esa forma de pensar en diverso.
“En el Festival de Cine Invisible intentamos mostrar toda esa diversidad para que nadie se quede atrás y lo hacemos de una manera paritaria. Aunque nos llegan más películas hechas por hombres, la mitad de las que presentamos son realizadas por mujeres.
“Todas las palabras tienen que estar representadas en el cine, todas las voces”.
“En el orbe hay más de cinco mil culturas diferentes, muchísimas lenguas y maneras de entender la vida y la cotidianeidad. El cine tiene esa responsabilidad. Los cineastas, mujeres y hombres, tienen la obligación de hacer visibles esas culturas y esa forma de pensar en diverso”.
¿Qué temáticas aborda el Festival de Cine Invisible?
“El eje de nuestro festival parte de la defensa de temáticas: primero, la sostenibilidad integral, no solamente la ecológica sino también la política, social y económica. No puede haber sostenibilidad sin esos pilares.
“El segundo es la equidad; no puede haber un mundo en el que el ser humano alcance un desarrollo si la mitad de la población no está representada.
“Otro de los pilares es la interculturalidad. No puede haber un cine monocolor, ni de pensamiento ni de identidad de género. No alcanzaremos nunca una paz mundial sin no defendemos los derechos humanos”.
“Ahora, sin importar si somos artistas, cineastas, tenemos que responder, porque si no, nos espera un mundo muy complejo, una partida de ajedrez en la que nos arrinconan y los peones corremos más peligro”.
En un mundo tan complejo, ¿pueden el cine y la cultura salvarnos?
“Es muy difícil, pero hay que hacerlo. Nací durante la Guerra Fría, pero aquello era un juego de niños comparado con lo de ahora. Antes el enemigo solo era militar, pero ahora esta nueva guerra es también en lo económico y hay una lucha de poderes por miedo a perder hegemonías que eran privilegios de Europa y Estados Unidos. Es un mundo más complejo.
“Ahora, sin importar si somos artistas, cineastas, tenemos que responder, porque si no, nos espera un mundo muy complejo, una partida de ajedrez en la que nos arrinconan y los peones corremos más peligro. Y los peones somos la gente de bien. Se ha abierto una caja de Pandora con los conflictos bélicos. Si no responde la sociedad, los cineastas, el arte en general, la educación y la cultura, nos podemos encontrar con un mundo muy extraño”.
¿Qué significa para usted Cuba?
“Algo muy especial. Cuba ha sido un país rebelde y sigue siendo rebelde. Cuba significa cariño. Me he sentido siempre como en mi casa”.