De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón revisita la trayectoria del destacado caricaturista e ilustrador, desde la mirada del Dr. Aramís Acosta Caulineau (Sagua la Grande, 1958). Una historia de admiración y amistad se entreteje entre sus páginas que salen bajo el sello de Ediciones Icaic.

“Gracias a Luciano Castillo, porque fue la persona que, a nivel de pasillo, me preguntó que si en mi tesis doctoral tenía algo desarrollado sobre la obra cinematográfica Juan Padrón que pudiera convertir en un libro. Le dije que sí, pero que quería contar con su ayuda, su consejo cercano. Si no es con la revisión de lo que yo haga. Le agradezco mil veces porque me puso ese bichito de intentar hacer algo que nunca había hecho”, contó el autor sobre cómo surgió la idea de este título.

Durante la presentación fue evidente la admiración de Víctor Casaus hacia Padrón.

Juan Padrón tiene una ruta crítica muy amplia, agregó Acosta Caulineau en la presentación del libro en el marco de la 45 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Explicó que:

“Hay toda una serie de criterios sobre su obra, su manera de hacer, su escuela personal de asumir la historieta, el humor, la caricatura y dibujos animados. Me pregunté qué iba escribir que no se haya dicho, pero también pensé que estuve durante cuarenta años trabajando codo a codo, hombro a hombro con Juan Padrón y que tal vez, haciendo una cronología de vida, podría intercalar ese recorrido que va desde la niñez hasta la muerte con un criterio que me resultaba muy cercano, sobre todo, opiniones críticas a su obra cinematográfica”.

Por eso, dijo, el libro se llama De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón título sugerido por su hija Silvita. Según su autor, en las páginas recorre la vida de Juan Padrón , desde su niñez en un central en Cárdenas, en Matanzas. “Yo también nací cerca de un central, por eso las historias de Juan sobre los olores y la cotidianeidad del cañero me resultan muy cercanas”. El libro comienza con el recorrido de Juan y su hermano Ernesto jugando a ser cineastas, en ese batey donde, con una cámara filmadora, hacían sus primeras películas ante el asombro de un público tan grande como lo eran los abuelos y sus padres, cuenta el autor.

Uno de los plus del libro es que Acosta Caulineau tuvo la posibilidad real de confrontar con el protagonista todas las historias que estaba escribiendo. “El resultado fue una cronología donde comienzo a entrar en su mundo artístico”. Con 14 años Juan Padrón tenía publicadas sus caricaturas en una revista del Ministerio de Educación de Cuba y con 16 estaba haciendo animaciones, dándose a conocer en un mundo tan competitivo en la época como era la historieta y el cómic.

La presentación contó con una gran asistencia de público.

Luego, el escritor se detiene a analizar su obra y sus publicaciones, los temas que tenían que ver con con lo cotidiano, hasta llegar a analizar ese Padrón ya famoso, reconocido, relacionado con los grandes humoristas, realizadores, directores y productores de cine.

“Fue un joven que luchó por su sueño. Luchó duro por su familia. He tenido la suerte, el enorme privilegio de haber compartido la producción de un considerable por ciento de su patrimonio fílmico, de haber intercambiado con una persona de la estatura de Juan, lo que tenía en mente, qué historia quería hacer, qué esperaba desde el punto de vista de la producción. Realmente, fue una escuela y eso trato de reflejarlo de alguna manera en este texto”.

A la mirada crítica de Acosta Caulineau se le añade como valor añadido una amplia selección de imágenes y el prólogo del cantautor Silvio Rodríguez. De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón, deviene homenaje a un ícono de la filmografía y animación cubana, un libro que no es una despedida, sino un “Hasta la vista, compay”.

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