David Martínez Balsa: un escritor con los pies en la tierra
David Martínez Balsa tiene ojos de detective: los esconde detrás de sus gafas de aumento, como un centinela en perpetuo estado de alerta. Por la discreción de sus gestos cualquiera pensaría, aun cuando solo permaneciera unos minutos a su lado, que David no deja palabras al azar. Pocos sospecharían que su ecuanimidad esconde un cerebro hiperactivo. Mientras fuma, con la mirada semioculta tras los espejuelos, David Martínez Balsa luce cara de detective privado: solo faltaría sustituir el cigarro por una pipa y vestirlo con gabardina y sombrero.
Lo saludé y felicité por primera vez en abril de 2021, si mal no recuerdo, en La Madriguera, cuando recibió el carné que lo hacía miembro de la sección de Literatura de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Desde aquella tarde hemos compartido esporádicas coincidencias e intercambios casi siempre relacionados con la pasión que compartimos por la escritura. Parte de su obra muestra situaciones límites, violencia, miedos, traumas, un calidoscopio desbordado de matices y una realidad sin filtros. Comprobar que su oficio, rigor e insistencia caben dentro de una personalidad altamente empática, con aura misteriosa incluida, me ha inspirado a hacerle una entrevista que prefiero llamar conversación.
Conté con el privilegio, hace unos meses, de presentar su novela Triple C en Miércoles atraveRsado, espacio que conduzco en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, y sentí la necesidad de darle reposo a varias de las ideas que entonces expusimos. Mientras escribía estas líneas David sacaba a la luz, en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, otra novela, Los caciques, de género infantojuvenil, publicada bajo el sello de Gente Nueva, que obtuviera en 2020 mención en el Premio La Edad de Oro, galardón que finalmente alcanzara en el año 2023 con Crónica de un fantasma adolescente, todavía inédito.
Ojalá, al final del diálogo, corran a leer a este joven escritor, padre también de otros hijos-libros, como Escenarios y Faunas.
Darle guerra a la página en blanco
Si Minutos de silencio se desarrolla en el contexto de la guerra de Angola, Triple C en el servicio militar con la pandemia de fondo, Katabasis en un centro penitenciario, etc., ¿cuál es el universo de Zil 131?
Zil 131 se deriva de Deambulantes, un libro de cuentos (publicado por Editorial Primigenios en 2022) en el que intenté convertir a los villanos en protagónicos o ejes centrales de cada relato y caracterizarlos con la mayor verosimilitud posible. En el caso de Zil 131 (publicada por Iliada Ediciones este 2024), seguí una línea similar, aunque busqué subir otro poco la parada, haciendo que uno de los personajes centrales de la novela fuese un asesino en serie, quien es chofer de un camión y recorre todo el país cometiendo crímenes. En uno de esos viajes se le une Marta, una joven con un plan de venganza que involucra quitar una vida, acto del cual no se sabe capaz. Eso es Zil 131: una novela negra en la que habita mi esfuerzo de mostrar la psicopatía de un homicida y la dicotomía que enfrenta esta joven, dividida entre su necesidad de venganza y el daño irreparable a la humanidad que representa el arrebatar una vida.
¿Cuándo empezaste a tomar la literatura en serio? ¿Sigues pensando que quienes escribimos tenemos algo de locos?
A partir de los dieciocho años, aunque viene de mucho antes. Siempre he sido una persona bastante inquieta, con montones de ideas dándome vueltas en la cabeza. Al principio dibujaba mucho, pero como artista gráfico soy un absoluto desastre. Fue entonces que decidí empezar a escribir. Ya el hábito de la lectura existía y el aliento de mi familia fue vital, sobre todo el de mi padre. Después de muchos intentos fallidos, la constante lectura, cursos literarios y, por supuesto, ese maravilloso sitio que fue el Centro Onelio, puedo decirte que al menos ya le doy mejor guerra a la página en blanco.
La literatura ha sido una vía de canalizar mis propias inquietudes, un método de hallar alivio y creo que la mayoría de quienes escribimos comparten esta sensación. Cuando la idea para una historia nos agarra, sea buena, regular o mala, ya no hay remedio. Tarde o temprano, necesitaremos escribirla. Los escritores tenemos la tendencia a pasar mucho tiempo en nuestras cabezas, prisioneros de nuestras propias elucubraciones. Todo lo que vemos, escuchamos o sentimos siempre halla la forma de dar pie a una historia o, en cambio, la historia surge y nos acecha hasta que la llevamos al papel; en parte porque nuestro oficio nos lo exige, pero también a veces cuesta trabajo desconectar de nuestros pensamientos y volver al mundo real.
Y sí, sigo pensando que hay bastante locura en quienes escribimos, muchísima, y ojalá eso no cambie nunca.
El premio de ser leído
Además de muchos otros, has obtenido dos de los premios más codiciados por los escritores jóvenes: el David en el 2017 y el Calendario en el 2022. ¿Cómo reaccionaste ante ambas noticias y cómo recuerdas los procesos editoriales de Minutos de silencio y de Triple C?
Empiezo por el proceso editorial: esto me trae recuerdos de algo que nos dijo Eduardo Heras León en una de sus clases del Onelio: que el escritor no debe salir en defensa de su libro, debe prepararlo lo mejor posible para que el libro sea capaz de defenderse por sí solo. En dicha preparación, un buen editor es vital. En ese aspecto, he sido muy afortunado. Mi experiencia en el marco editorial, primero en Ediciones Unión con Minutos de silencio y luego en la Casa Editora Abril con Triple C fue excelente. En ambos casos mis editoras fueron mujeres y no hallo palabra más ideal para describir su trabajo y dedicación como “excepcional”.
Un buen editor se compromete hasta el espinazo con el libro que trabaja y vela por él como si fuera suyo. Tanto Anele Arnautó Trillo (editora de Minutos de silencio) como Nayelis Herrera Martínez (editora de Triple C) me transmitieron esa sensación de tranquilidad, cobijo y absoluto compromiso con mis libros. Me consultaban para cualquier cambio, ya fuese una coma o para dar el visto final a la maquetación y las imágenes de cubierta y contracubierta, además de adentrarse totalmente en los libros y decirme más de una cruda verdad que condujo a la mejoría de las historias. Te afirmo, con total convicción que, gracias a ambas, Minutos de silencio y Triple C llegaron a los estantes mucho más capaces de defenderse por sí solos.
Y respecto a la noticia de obtener el Premio David en 2017 y el Calendario en 2022, pues en ambos casos, el júbilo fue indescriptible. Con Minutos de silencio fue la culminación de casi un año de trabajo en el libro, la revisión incesante de cada cuento y un cuidado con los detalles, pues sabía que el tema central era delicado, controversial y podía ser bastante cuestionado, sobre todo por veteranos que participaron en el conflicto. En el caso de Triple C, lo escribí durante la pandemia del coronavirus. La historia llegó de golpe, detalle que no ocurre con tanta frecuencia como a los escritores nos gustaría. El proceso fue muy fluido, rápido, aunque la revisión llevó bastante tiempo, pues una vez más volvía a meterme en temas bastante polémicos. Y luego, que esta novela mereciera el Premio Calendario 2022 en Narrativa, me trajo una alegría indescriptible.
Estas preguntas se desmigajan de la anterior. No sé qué tan importante lo sea para un cineasta, un artista visual, un músico… pero para un escritor, ¿son imprescindibles los galardones literarios? ¿Se gana por puntos en la carrera literaria? ¿Por qué?
Te diría que los premios literarios son bienvenidos, pues considerarlos imprescindibles puede ser muy peligroso, tanto para ti como para tu carrera literaria. No debe convertirse un premio literario en el Santo Grial para validar tu proceso creativo o llevarlo a cabo. Debemos recordar que obtener un premio valida tu obra y a ti, como mismo no obtenerlo NO invalida tu trabajo ni mucho menos a ti; solo trae implícito seguir persistiendo.
Una carrera literaria no se forja mediante premios literarios, sino a través de los libros que escribas, que logres publicar y del nivel de aceptación que tengan en el público lector. Sin embargo, repito: lo esencial es escribir, producir una obra en la que puedas trabajar, perfeccionar. Luego, con eso en la mano, queda darle cauce.
Si vamos atrás o incluso a nuestros tiempos, no todos los autores que publican lo hacen al ganar un premio. Publican porque proponen el libro a una editorial (otra odisea) y por lo general, el libro recibe premios después de su edición y llegada al público. O sea, en su esencia, lo que buscamos es que nuestra obra pierda su carácter inédito, llegue a los estantes y sea leída. ¿Acaso existe mayor alegría que la de ver tu libro, ya listo, de sostenerlo, hundir el rostro entre sus páginas y respirar ese aroma que nos llena de orgullo? ¿O la dicha de que un lector se te acerque y te diga que disfrutó lo que tanto esfuerzo y empeño te demandó? ¿Hay mayor galardón que ese?
Claro, jamás negaré que un premio es muy valioso: atrae atención sobre la obra premiada, sobre ti como su autor; hay prestigio, remuneración económica y garantiza que tu libro sea editado y publicado. El peligro acecha en no ganarlo y en qué tan profundo permitamos que ese detalle nos afecte. Muchos asumen que, al no ganar un certamen, se debió a la pobre calidad de su trabajo y, en consecuencia, falta de talento. Craso error. No podemos omitir varios detalles. El primero: son muchos quienes concursan y solo una persona puede ganar. Segundo: no alcanzar un premio no significa un demérito a tu obra ni a ti como su autor, solo significa que debes perseverar, seguir trabajando, insistiendo y recordar que no todas las puertas se abren al primer toque o al segundo. Y el tercero y más importante: si ganas, celébralo, alégrate, pero cuidado con dejar a tu ego alcanzar niveles nocivos.
Creerte omnipotente por obtener uno o más galardones literarios es uno de los mayores daños que podrás hacerle a tu trabajo. Mantenernos humildes, con los pies en la tierra, es lo que permite seguir avanzando y mejorar otro poco más nuestra obra. Somos seres en constante evolución y ese apetito de aprender otro poco, nutrir el intelecto y ganar en conocimientos no se sostiene a base de prepotencia y orgullo excesivo. Viene desde la humildad y la certeza de que por mucho que sepas, siempre hay espacio para aprender algo más. Así que te diría que nuestro Santo Grial como escritores debería ser, sobre todo, escribir: ya el resto depende de nuestra perseverancia a la hora de abogar por nuestros hijos-libros. Así nacerá, crecerá y avanzará tu carrera literaria. Y respecto a los premios literarios, pues no los considero tan imprescindibles como hacerle tiempo a un buen libro y otro tanto a escribir. Si para algo nunca sobrará espacio será para eso.
“Creerte omnipotente por obtener uno o más galardones literarios es uno de los mayores daños que podrás hacerle a tu trabajo”.
David lector
¿Qué títulos no pueden faltar en la mesa de noche de tus recuerdos o te llevarías a una isla? Con un top ten basta.
Dejarlo en diez libros es meterme en una camisa de fuerza, pues la lista de preferidos excede por mucho la cantidad a la que me limitas, pero haré lo posible:
1-El llano en llamas, de Juan Rulfo
2-A sangre fría, de Truman Capote
3-La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa
4-El viejo y el mar, de Ernest Hemingway
5-Cuentos completos, de Abelardo Castillo
6-El principito, de Antoine de Saint-Exupéry
7-Madame Bovary, de Gustave Flaubert
8-Las edades de Lulú, de Almudena Grandes
9-El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger
10-Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro
¿Consumes mucha literatura cubana contemporánea o prefieres beber más de los autores clásicos o consolidados?
Te diría que ambas. Los autores clásicos o consolidados nos traen con sus obras un manual de herramientas y técnicas que siempre resultarán productivas para perfeccionar nuestra propia obra. Siempre se le debe hacer un espacio en nuestra lista de lecturas. Y la literatura cubana contemporánea tampoco se queda atrás. Basta estudiar un poco el terreno para percatarse de que se están escribiendo obras exquisitas, muchas de ellas inéditas todavía, por desgracia, pero el estudio y análisis de lo que se produce hoy en día resulta placentero y esencial para incrementar nuestro conocimiento e intelecto. Al final, como escritores, las palabras son nuestro arsenal y en la lectura es donde podremos hallarlas en abundancia. De ahí debemos beber sin prejuicios. En resumen, leo todo lo que me caiga en las manos, pues de cada libro siempre te llevarás algo útil.
¿Qué buscas cuando lees?
Libros atrevidos, escritos con corazón y garra. Historias fuertes y capaces de defenderse por sí solas que no dependan de exceso de artificios.
La vida real de la literatura
Hace un buen tiempo la carta de presentación de un creador no está en las solapas o en las obras, sino en los perfiles de una red social. En ocasiones cuentan más los seguidores que los lectores. ¿Vale la pena escribir literatura en mayúsculas en tiempos de inteligencia artificial, TikTok, reels, trending topics, filtros y contenidos virales? Y, sobre todo, en tiempos donde abundan más libros que lectores. Leí tu poema Transmigración en un feed de tu perfil de Instagram. Salvo esa excepción pública, además de la narrativa para adultos y literatura infantojuvenil, ¿has arriesgado la pluma o las teclas por otros géneros?
Por ahora no lo he hecho, fuera del poema que mencionas y algún otro que tengo encajonado por ahí. No me cierro ante la posibilidad de algún día adentrarme mucho más en otros géneros, pues te diría que algunas historias piden ser entregadas desde un género específico para lograr un mayor impacto en quien la leerá. Disfruto muchísimo de la poesía y del ensayo y espero en algún momento tocarlos, aunque primero se debe leer y estudiar muchísimo para abordarlos con el cuidado y respeto que merecen.
Volvamos al mundo editorial. Sabemos que algunos de tus títulos salieron por sellos extranjeros: Primigenios, Iliada Ediciones o Editorial Laia. Dinos qué diferencias o semejanzas encontraste con las editoriales cubanas en las que has publicado. ¿Tienes un acceso real al alcance que han tenido tales títulos?
Existen sus diferencias y semejanzas, tanto en los pros como en los contras, aunque no son tantas, a mi juicio. Una de las principales es que las editoriales extranjeras tardan mucho menos en sacar tu libro al mercado. Claro, no todo lo que brilla es oro y el hecho de que un libro salga más rápido no es garantía de calidad en edición. Por otro lado, acá nadie es ajeno a las demoras en sacar un libro al mercado, incluso cuando dicho libro será en formato digital.
Sobre el acceso real al alcance de los libros, pues en el caso de las editoriales extranjeras tienes el derecho de pedir un reporte de las ventas que ha tenido tu libro y en otros casos se te envía cada cierto período de tiempo, según lo establecido por el contrato que firmas con la editorial. Y fuera de la información que puedas obtener a través de los canales habituales, creo que la mayor forma de conseguir acceso real al alcance de tus libros es mediante el contacto que recibimos de los lectores, quienes nos llaman o escriben, ya sea por privado o en nuestras publicaciones en redes sociales para decirnos que compraron el libro o lo leyeron. Mucho más conocemos a través de la interacción en eventos literarios o a través de amigos y conocidos.
De cualquier vía que llegue siempre es maravilloso saber que alguien se ha robado un poco de su tiempo para dedicárselo a tu trabajo.
Eres muy prolífico y con cierta frecuencia sale a la luz la noticia de otro premio, o el lanzamiento de una nueva novela o conjunto de relatos. Sueles compartir capítulos como aperitivos. Me pregunto si sueles quedarte con las manos vacías o conservas algo en las gavetas digitales de la computadora. ¿No temes a que esta aparente velocidad con que publicas ponga en peligro la calidad?
Como bien dices, la velocidad con la que publico es “aparente”. Te explico. Muchos de los libros que hoy en día me están publicando fueron escritos en distintos períodos de tiempo (algunos con años de distancia el uno del otro). Lo que sucede es que fueron sometidos a un duro proceso de revisión antes de atreverme a buscar su publicación, ya fuese mediante premios literarios o propuestas a editoriales. Ahora, poco a poco, algunos ya van saliendo y ha sido coincidencia que la publicación de varios resultara ser en el mismo año.
Te pongo un ejemplo de algo sucedido en 2023, año en el que me fueron publicados un total de 4 libros, tanto en editoriales cubanas como extranjeras: Triple C (novela escrita a mediados de 2021), Faunas (libro de cuentos escrito a principios de 2020), Visita al cuarto oscuro (libro de cuentos escrito a principios de 2022) y El indio de las nueve vidas (novela escrita a finales de 2020). Como notarás, pese a que todos estos libros fueron publicados en 2023, ninguno fue escrito ese año y el más cercano se terminó de escribir en 2022. ¿Qué sucedió? Pues que la publicación de todos, por múltiples motivos, llegó a concretarse en el 2023. Quien lo ve desde fuera puede dejarse llevar por las apariencias e interpretarlo como “velocidad” al publicar, cuando realmente no lo es.
Eso sí, escribo muchísimo, a ritmo bastante veloz, pero ello no es garantía de calidad en lo más remoto. Escribir es solo el primer paso, en la revisión debemos dejar la vida y tratar de darle a nuestra obra la mayor fuerza posible. Eso requiere tiempo, paciencia y ser receptivo ante las críticas de los lectores de confianza a quienes ofrecemos nuestros manuscritos inéditos.
Respecto a los aperitivos que ofrezco en las redes sociales, pues son precisamente eso, invitaciones a los lectores a que se acerquen a mi obra, pero queda tranquilo, siempre hay algo en las gavetas digitales de la computadora.
Dejé fuera del listado de libros que fueron publicados en el 2023 a Los extraños paraísos, antología que preparé junto al también autor y amigo Milho Montenegro, pues de eso te hablaré con más detalle a continuación.
¿Qué enseñanzas te llevas de la experiencia de armar una antología junto al escritor y amigo Milho Montenegro? Cuéntanos cómo nació este sueño.
Pues de manera muy casual, durante una charla por WhatsApp con Milho Montenegro. Él de pronto me suelta que yo debería armar una antología sobre la literatura erótica, pero abordada desde una manera más sórdida, controversial y fuera de los cánones establecidos. Mi respuesta fue que me metería en esa loca aventura si él me acompañaba. Y Milho accedió. De ahí en adelante se inició un trabajo de estudio y recopilación de relatos que nos abrió las puertas a una plétora de excelentes obras literarias y propició la interacción con sus autores: una tropa de maravillosas personas en las que primaron el talento, el amor por la literatura y una humildad tremenda. En Los extraños paraísos participaron escritores noveles, consagrados y también auténticas bestias literarias que confiaron sin dudarlo en nosotros. Gracias a ellos puedo decirte que en esa antología podrás encontrar una evidencia de que la literatura cubana tiene muy buena salud y que acá nos sobran talento y ganas de trabajar.
De Milho Montenegro puedo decirte que fue un auténtico privilegio trabajar a su lado en la preparación de esta antología. Ya la amistad nos unía anteriormente y emprender este viaje afianzó más el lazo de respeto y admiración. El profesionalismo, talento y ética de Milho es contagioso.
No puedo omitir tampoco el apoyo y comprensión que recibimos de las editoriales que liberaron Los extraños paraísos al mercado internacional y al nacional (Iliada Ediciones y Ediciones Mecenas respectivamente). Gracias a Amir Valle (en Alemania) y Ernesto Peña (en Cienfuegos) ahora Los extraños paraísos cuenta con dos ediciones: una disponible para su compra en Amazon desde 2023 y otra publicada en Cuba este 2024 en Cienfuegos, donde tuvo una muy buena acogida y que esperamos pueda presentarse también en la venidera Feria del Libro 2025, si las condiciones así lo permiten.
¿Qué no te permitirías nunca como escritor?
Parar. Parar de leer, de escribir sobre lo que me gusta, lo que me inquieta y persigue. Parar de insistir, de tocar las puertas hasta que una se abra.