En el centenario de la muerte de Lola Rodríguez de Tió
La compleja situación hidro-meteorológica y eléctrica que se produjo en el país recientemente, no fue impedimento para que un grupo de escritores, poetas y cantautores puertorriqueños y cubanos le rindieran homenaje a la poetisa Lola Rodríguez de Tió, en el centenario de su muerte, acaecida en La Habana, el 10 de noviembre de 1924. Entre las actividades en su honor efectuadas el pasado fin de semana, son de destacar la que se llevó a efecto la noche del viernes 8 en Danza Teatro Retazos, La Habana Vieja, y la que sirvió de cierre al encuentro, la mañana del pasado domingo, ante su tumba en la necrópolis de Colón. El coordinador del evento fue el entusiasta puertorriqueño y gran amigo de Cuba, Efraín Torres González.
“La hija de las islas”, como también se le conoce, nació en San Germán, Puerto Rico, el 14 de septiembre de 1843, en el seno de una familia acomodada, que le propició todas las condiciones materiales y espirituales para desarrollar su vocación por las bellas letras, en particular, la poesía. Entre los libros preferidos de la biblioteca paterna, particular interés despertó en ella el Viejo y Nuevo Testamento, los Enciclopedistas franceses y la poesía del español Luis de Góngora.
Desde temprano, Lola se manifestó sin reservas a favor de la independencia de Puerto Rico. Contrajo matrimonio con el periodista Bonocio Rodríguez de Tió, de quien tomó el apellido y con el que tuvo dos hijas, Patria y Laura. Sufrieron dos destierros; el segundo, trajo al matrimonio a Cuba, asentándose en La Habana a partir de 1889.
A pesar de la vigilancia sobre la pareja por parte de las autoridades coloniales de la isla, Lola siguió incólume en sus ideas independentistas. Ella fue de las primeras en apoyar a sus compatriotas de la Sección puertorriqueña del Partido Revolucionario Cubano, en asumir el nuevo diseño de la bandera de Puerto Rico a semejanza de la cubana, pero con los colores invertidos.
Su obra poética la integran los libros Mis cantares (Mayagüez, Puerto Rico, 1876), Claros y nieblas (Primera edición, Mayagüez, 1885) y Mi libro a Cuba (La Habana, 1893). De este último poemario es Canto a Cuba, poesía en la que inserta la muy notoria cuartera:
Cuba y Puerto Rico son
De pájaro las dos alas,
Reciben flores o balas
Sobre el mismo corazón.
Su obra poética fue admirada por críticos literarios, escritores y poetas de la talla de Marcelino Menéndez y Pelayo, Eugenio María de Hostos, Julián del Casal, Amado Nervo y Gaspar Núñez de Arce, entre otros. Con la proclamación de la República, su peña literaria fue de las más importantes del ámbito literario cubano de inicios de siglo. Colaboró con importantes publicaciones periódicas, en particular, con El Fígaro y Social. Por la significación de su vida y obra, Lola Rodríguez de Tió se inscribe como la poetisa de la independencia de las Antillas hispano-parlantes, entre las figuras impares de José María Heredia y José Martí.
Gloria eterna a la Hija de las Islas.
Hasta la poesía, siempre.