Esta obra vio la luz en un momento de gran escasez y necesidad aún mayor de diccionarios en las librerías nacionales y tuvo una demanda y recepción excelentes. Resultaba útil a escolares, estudiantes de nivel superior, profesionales, a todo aquel que se acercara para comprobar la ortografía de una palabra o conocer su significado.

Varios méritos reunía la obra: la inclusión de numerosas voces del lenguaje técnico y científico, así como de una apreciable cantidad de americanismos y, en particular, de cubanismos resultantes del vocabulario socio político administrativo en boga entonces.

“Varios méritos reunía la obra: la inclusión de numerosas voces del lenguaje técnico y científico, así como de una apreciable cantidad de americanismos y, en particular, de cubanismos”.

Con suma modestia, Alvero Francés escribe en el liminar de su obra:

“La propia y la ajena experiencia, y la consulta de diccionarios técnicos consagrados nos llevó de la mano en la selección de los vocablos. Y así creemos haber puesto al día este diccionario, ayer simplemente escolar, —hoy manual, con mayores aspiraciones”.

Sin embargo, poco sabíamos del autor del texto ¿Quién era Alvero Francés? Ni en la cubierta ni en la contracubierta se decía una palabra sobre este hombre que trabajaba para el incremento de nuestro acervo lexical.

Francisco Alvero Francés nació en Navarra, España, el 4 de noviembre de 1904; cursó estudios en Zaragoza, Madrid y Granada, y se licenció en Filosofía y Letras. Durante el período de gobiernos republicanos impartió clases de Español a diversos niveles y en el Instituto Español de la ciudad de Bayona asumió la cátedra de Latín. El Gobierno español lo designó delegado al Congreso Internacional de Segunda Enseñanza, en París, 1937.

“Su labor como profesor universitario se extendió por casi dos décadas, en las que impartió clases de Gramática Española, Ortografía, Redacción y Panorama de la Cultura Cubana”.

El derrocamiento de la república lo forzó a exiliarse, primero en la República Dominicana, después en Cuba, a partir de 1941, donde se incorporó a la docencia. Entre 1942 y 1948 se ocupó de la preparación de una metodología para la enseñanza del lenguaje, también impartió conferencias y cursillos para maestros y profesores en diversas ciudades cubanas. La divulgación de las obras de texto lo llevó a viajar por el mundo antillano hispanohablante, al tiempo que dictaba conferencias en México, Guatemala, Puerto Rico, Nicaragua, Venezuela…

Su labor como profesor universitario se extendió por casi dos décadas, en las que impartió clases de Gramática Española, Ortografía, Redacción y Panorama de la Cultura Cubana. Alcanzó la categoría de Profesor Titular y en 1970 se le homenajeó por sus 25 años en la enseñanza.

Como autor, Francisco Alvero Francés publicó, entre otros, los siguientes libros: Lo esencial de la Ortografía (1946, fecha de la primera edición), Iniciación al Latín (1955), Prontuario de ortografía española de acuerdo a las nuevas normas académicas (1961) y el citado Diccionario Cervantes (1976), con más de una edición. También escribió libros de texto sobre el idioma español.

Alvero Francés regresó a España tras la muerte de Francisco Franco y falleció en su patria en 1985.