Desbrozando una hegemonía
11/10/2017
Conflictos políticos regionales con trascendencia a nivel global, fluctuaciones en la demanda del crudo y una dosis de especulación, son algunos de los elementos que marcan su decisoria incidencia en los precios del petróleo. Una economía como la venezolana que centra sus exportaciones, y con ello la entrada de divisas al país, en ese producto, padece una desestabilización financiera desde enero de 2016, fecha en el que el barril del crudo llegó a cotizarse en 24 dólares luego de haber rebasado un máximo histórico de más de 150 dólares.
Ingentes son los esfuerzos dirigidos a revertir esa situación. Hoy la venta del crudo muestra tibias señales de recuperación como resultado de un acuerdo entre países OPEP y no OPEP, promovido por la nación latinoamericana. La reducción de la producción de petróleo permitió un alza de los precios que ya supera los 50 dólares el barril.
Pero el panorama para Venezuela es de permanente reto. Las sanciones que impone hoy la administración estadounidense al hermano país la obliga a buscar alternativas para vencer las malintencionadas zancadillas con la que pretenden doblegarla. Sobre esos temas conversamos con el director del Centro de la Economía Mundial en Cuba, el investigador Faustino Covarrubias Gómez, durante una reciente visita a Caracas para participar en la Jornada Mundial de Solidaridad con Venezuela.
La postura de Estados Unidos contra Venezuela ha sido las sanciones económicas. ¿Cuál es su lectura sobre esta posición de la Casa Blanca?
Considero que es una medida desesperada. Lógicamente, Estados Unidos intenta derrocar al gobierno de Nicolás Maduro y utiliza todas las vías a su alcance. Ha empleado otras, pero no han fructificado.
No descarta la opción militar, pero se adelanta a tomar sanciones económicas como impedir la comercialización del petróleo venezolano, impedir el cobro de determinados bonos en Estados Unidos. ¿Hacia dónde apuntan medidas de esta naturaleza?
Estas medidas están dirigidas a ahogar económicamente a Venezuela. El objetivo fundamental es paralizar al país económicamente. Sabemos que el petróleo es el bien fundamental que exporta Venezuela al mundo. La economía venezolana depende mucho de las exportaciones de petróleo y del mercado estadounidense.
Recordemos que casi el 80 por ciento de los ingresos de Venezuela depende de las exportaciones de petróleo que hacen a Estados Unidos.
Pero Venezuela no se cruza de brazos y dice, voy a cotizar el crudo nacional en yuanes, la moneda china. ¿Es descabellada este tipo de acción del gobierno bolivariano?
No, no es descabellada. Lo primero es que no le dejan opción, si te cierran la posibilidad de cotizar tu mercancía principal en dólares, buscas otra moneda en la cual cotizar esa mercancía. Considero que el yuan chino no solamente es un buen refugio, sino que también es una alternativa.
La economía china no es cualquier economía. China es la segunda economía del mundo actualmente, además es el principal exportador de bienes a nivel mundial. Es una economía que está llamada a convertirse en la primera economía del mundo en el año 2025.
Por otro lado, recordemos que la moneda china no solo está respaldada por china. Ese país asiático pertenece a un grupo de naciones, el BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, Sudáfrica y por supuesto, China, de ahí que el yuan también estaría respaldado por los acuerdos con esos países. Es una moneda que ocupa una posición creciente en las reservas internacionales y de divisas. Una moneda que está siendo utilizada por los bancos internacionales y que lógicamente se avizora un panorama en el cual la moneda china se va a internacionalizar.
Nicolás Maduro, presidente venezolano. Foto: Telesur
¿Esto afectaría a los Estados Unidos, teniendo en cuenta que le abre el camino a Venezuela para que se acerque a otras monedas en detrimento del dólar, que es el que en alguna manera lo que determina la hegemonía económica norteamericana?
Lo que llama la atención es que esta medida, paradójicamente va en contra de los intereses hegemónicos de los Estados Unidos. Es una medida que se toma para ahogar a un país financieramente, sin embargo socava la hegemonía estadounidense, porque la hegemonía de Estados Unidos ha descansado a lo largo de la historia en dos pilares fundamentales: uno, el poderío militar que nadie discute, y el otro, el dólar, la utilización de esa moneda a nivel mundial ocupa aproximadamente el 70 por ciento de las reservas mundiales de divisas y es la predominante en las transacciones financieras a nivel mundial.
¿Qué sucede? Si usted deja de cotizar petróleo, que no es una mercancía cualquiera en dólares, ¿qué significa? Que el dólar es menos utilizado en el comercio mundial, significa que el dólar pierde hegemonía y como es uno de los pilares fundamentales en el que se ha sostenido la hegemonía norteamericana a lo largo de los tiempos, significa socavar la hegemonía de los Estados Unidos. Es paradójico, pero es así. Abre el camino no solo para la pérdida de hegemonía, sino para que China ocupe un lugar más relevante en la economía mundial.
Entre las opciones que asume Venezuela también está la creación de una canasta de monedas que incluya el rublo ruso, la rupia india. ¿Hacia dónde apuntarían este tipo de alternativa?
Ese tipo de alternativas es bien intencionada. Apunta a socavar, a disminuir la hegemonía de los Estados Unidos. Esto viene de muy atrás. Existe una cuestión fundamental en el Sistema Monetario Financiero Internacional que es que la moneda centro lo constituye el dólar estadounidense, y no ha servido para estabilizar el sistema. Esa inestabilidad del dólar estadounidense ha generado la especulación financiera, que a su vez ha generado la crisis a nivel mundial.
Los países han intentado salir del dólar, pero, de alguna manera, están atrapados. A pesar de ser la moneda que más se utiliza, se hace necesario salir de ella porque no genera estabilidad, no permite hacer planes a largo plazo.
Existen otros países que han intentado este tipo de alternativa…
La canasta de monedas de la que me hablas sería una alternativa, una opción para sustituir ese dólar. Hay un Sistema Monetario Financiero que está en crisis por la inestabilidad de la moneda centro, se devalúa fácilmente, porque la economía que la sostiene que es la estadounidense, que tiene una deuda enorme de unos 60 billones de dólares, deuda total de Estados Unidos, la debilita, no es de fiar.
¿Qué está pasando? Los países están buscando alternativas, opciones a ese dólar, a ese Sistema Financiero. Una opción sería la canasta de monedas que, de alguna manera, pueda estabilizar o pueda paliar los efectos negativos que tiene ese Sistema Financiero adverso, basado en el dólar norteamericano. Se están manejando varias opciones. Se hablaba de que el yuan chino podía ser la alternativa sola, pero, lógicamente una canasta de monedas se muestra como la vía más viable para poder ir transitando hacia otro Sistema Financiero Monetario que no sea basado en el dólar.
¿Cómo ha afectado al pueblo cubano, al ciudadano de a pie, esas medidas de coerción económica que aplica Estados Unidos?
Una referencia obligada es el caso cubano. Cuba ha sido bloqueada durante más de 50 años y los efectos sobre su pueblo están visibles en todas las esferas de la sociedad, tanto en la economía, como en la educación, la salud. Una cifra muy elocuente: ¿Cuánto nos costó el bloqueo a los cubanos en el año 2016? Unos 140 mil millones de dólares. Si analizamos el bloqueo a lo largo de la historia, desde el año 1962 hasta la fecha, el costo ha sido mucho más grande. Si contabilizamos incluso como se ha devaluado el dólar, se dice que el costo del bloqueo ha sido alrededor de un billón de dólares. Es un costo indiscutiblemente fenomenal.
Más allá de todo eso considero que, si bien ha tenido un costo, también ha obligado al gobierno cubano a buscar alternativas, hallar vías, porque de alguna forma abre oportunidades para uno pensar en vías alternativas para poder romper ese bloqueo.
¿Qué hizo Cuba en ese sentido?
Cuba tuvo que buscar una alternativa en el campo socialista en aquel momento, buscar otros socios comerciales. Apareció la Unión Soviética. Cuba fortaleció su vínculo con América Latina, la integración latinoamericana y de alguna manera ha incursionado en otros sectores que le han permitido desarrollar industrialmente el país.
No decimos que el bloqueo no ha tenido un costo. El bloqueo, lógicamente, ha tenido un costo importante para la economía cubana. De hecho, ha sido el obstáculo mayor para el desarrollo económico de Cuba. Eso es innegable, porque es un bloqueo que ha sido ejercido por el imperio más grande de la historia, por Estados Unidos. En el caso de Venezuela va a tener un impacto a corto plazo, ese corto plazo es el período de transición, de ajuste para poder diversificar y poder buscar soluciones.
En ese mismo escenario, en el caso de Cuba, la isla logró crear una economía de servicio. Por ejemplo, una industria farmacéutica poderosa, con productos novedosos para ese mercado internacional, frente a esa política de Estados Unidos que le impedía acceder a los medicamentos.
Cuba tuvo esa opción, esa posibilidad, esas ventanas de oportunidades que se le abrieron y que hubo que buscar. Qué hubiese sido de Cuba si no hubiese tenido un bloqueo. Es posible que nos hubiésemos adaptado a la idea de exportar materias primas a Estados Unidos y no hubiésemos buscado otras alternativas como el desarrollo en el sector biotecnológico, en los servicios. Cuba ha tenido esa capacidad de poder adaptarse a ese bloqueo económico estadounidense, pero buscando opciones que, de otra manera, a la mejor, no hubiese sido posible.
Regresando al caso venezolano. Estas medidas de coerción económica de Estados Unidos se dan en un momento en que el modelo rentista petrolero entró en crisis en Venezuela. ¿A qué obligan en estas circunstancias?
No podemos olvidar que todavía la crisis económica global permanece. La economía mundial está sumergida en un estancamiento y esto lógicamente, afecta a Venezuela. Le obliga a hacer algún tipo de ajuste, no solo por las medidas en sí mismas de Trump, sino por el hecho de que el precio del petróleo está a niveles muy bajos. Venezuela ha tenido que hacer recortes presupuestarios importantes en aras de poder ajustarse; quizás, aplazar algunas inversiones que se podían haber hecho, algunas inversiones productivas, cuestiones estratégicas del país, ante las circunstancias. Es interesante recalcar el hecho de que más allá de aplazar inversiones productivas estratégicas no se ha sacrificado la inversión social.
¿Qué puede hacer un gobierno ante un panorama como este, ante una disyuntiva como esta? Tiene que hacer un ajuste. Lo primero que hay que entender es que ante una restricción presupuestaria, ante una limitación de ingresos, hay que ajustarse. Puede ser un ajuste en el sector social, reducir gastos sociales en educación, salud, deporte, que es lo que hace el modelo neoliberal; otra, aplazar inversiones productivas estratégicas que tributarían a esa diversificación de ese modelo rentista, abandonar el modelo rentista obligado por el contexto. Aplazar cuestiones estratégicas, por un momento, en aras de poder seguir con un desarrollo social o poder mantener esos resultados sociales que ha tenido el gobierno bolivariano, todo el mundo lo entiende. Es la coyuntura ex temporal la que obliga a este tipo de decisiones.
Venezuela no ha optado por la austeridad, en el sentido social; lejos de reducir los gastos sociales ha mantenido esos presupuestos, esas inversiones, pero tiene un precio, el de aplazar muchas inversiones estratégicas, productivas que serían importantes para poder abandonar el modelo rentista del que tanto hablamos.
El gobierno bolivariano ha confirmado que mantendrá las inversiones sociales, el programa de construcción de viviendas, así como la atención de salud.