El Centro Provincial de Arte de Holguín expone, en su Sala Principal, la muestra colectiva 30×40. ¡Se renta espacio! Interesados al PV, con obras de artistas premiados en el Salón Provincial de Artes Plásticas desde su creación en 1984 y el Salón de la Ciudad, que se realiza en enero, el principal escenario de legitimación y confluencias y, al mismo tiempo, posible mapa para cartografiar los derroteros de la creación visual en Holguín.
En las palabras del catálogo, Yuricel Moreno Zaldívar, directora de la institución, destacó que la anterior edición del Salón Provincial, realizada en septiembre del año pasado, pues este alterna con la Jornada de Teoría y Crítica “Un disparo en el hueco”, constituyó un atractivo desde sus presupuestos curatoriales. Moreno manifestó:
El equipo a cargo se propuso trascender la habitual muestra competitiva para abrirse a la colaboración entre instituciones del circuito promocional y comercial de la manifestación en el país, tanto como entre la galería y sus públicos.
Calendario 30. ¿Te acuerdas de…? (Como se nombró el mismo) trazó un conjunto de acciones que iniciaron con la propia inauguración del salón y concluyen con la apertura de la presente muestra retrospectiva. Devino en una suerte de brújula para situar las coordenadas del arte holguinero desde 1984 hasta el presente, cuando se cumplen 40 años de la primera edición.
Los “salones provinciales, en sus cuatro décadas, proporcionan un notorio conglomerado de información escasamente develada. Articular este recorrido exigió la consulta de actas y catálogos, seguir el rastro de obras premiadas, sortear las distancias de la manera en que solo los dispositivos móviles y la internet saben proporcionar; tocar puertas y sensibilidades con una comunicación amena pero determinada”. De esta manera, “el resultado ofrece representatividad de los artistas y procederes legitimados, lecturas poliédricas sobre un recorrido zigzagueante y una sensación de afecto por la institución, que esta debe cuidar como su mayor tesoro”, subraya en su texto Moreno Zaldívar.
Esta exposición —y he ahí uno de sus aportes— reúne en un mismo espacio galérico, explorando en la curaduría las posibilidades museográficas, al ser de alguna manera un “inventario” de piezas que abarcan un período histórico y posibilitan un recorrido hasta hoy, a creadores y obras necesarios para conocer el corpus de lo que llamamos el “arte holguinero”, cuyos ecos se expanden más allá de los ámbitos de la provincia y el país.
Son piezas que pertenecen a la colección del propio Centro de Arte, a instituciones como el Museo Provincial La Periquera, la filial del Fondo Cubano de Bienes Culturales y la Casa de Iberoamérica; a colecciones particulares o están en manos de sus creadores, pero que hoy pueden apreciarse como parte de un todo, de un proceso y una evolución del propio Salón Provincial (incluso de la obra de los artistas). De varias piezas, al no encontrarse físicamente a disposición, se ha optado por su documentación fotográfica.
30×40. ¡Se renta espacio! Interesados al PV ha posibilitado un encuentro o un reencuentro, en dependencia del visitante, con el trabajo de creadores que no exponen en la ciudad desde hace mucho, ni en muestras personales o colectivas, y cuya obra es parte de acervo institucional y, más importante, de la historia del Salón y de la plástica holguinera.
Entre ellos se agradece encontrar piezas de Néstor Arenas, con obras de la serie “El secreto de la piedra”, 1991; José Ángel Vincench, con “Historia concreta”, realizada en el curso 1991-1992 de la Academia Regional de Arte El Alba; Miguel Ángel Salvó, con “La redención y escena de Moisés ante el faraón”, 2015; y Ernesto Ferriol, con “Ejercicios espirituales, el monje”, de 1997. Podemos añadir, con exposiciones más cercanas en el tiempo, pero no residentes en la provincia, a Alexander Lobaina, Daniel Santos, fallecido en 2021, Fernando Bacallao, Freddy García Azze, Rubén Hechavarría Salvia, Yunia Pavón Gómez y Ruslán Torres Leyva, entre otros artistas.
Como hemos visto, en 30×40 —con curaduría del equipo del Centro, integrado por Bertha Beltrán, Roxana La O Sánchez, Clara Hilda Moreno y la propia Yuricel, que aprovecha incluso, algo no usual aquí, la parte más alta de las paredes de la galería, lo que recuerda un poco a los salones parisinos del siglo XIX— se encuentran piezas premiadas en ediciones del Salón Provincial de la autoría de creadores holguineros de varias generaciones, influencias y estéticas, lo que permitirían trazar una especie de mapa que intente “cartografiar” desde 1984 el “arte local” y la obra de varios de sus más reconocidos exponentes; y con ello un panorama y/o un arco para mirar también al presente.
¿Pero es posible y/o factible trazarlo? ¿Cuán “característico” podría ser ese trazado? ¿Cuándo miramos atrás, estos premios nos permiten recorrer y “pensar” un camino, una historia, una representatividad y por tanto, conocer parte de lo más “establecido” de la plástica holguinera en estos años? Son preguntas que puede hacerse el espectador avispado o curioso —como varias similares nos hemos hecho, a propósito de ediciones de este Salón y también del de la Ciudad, incluso en este medio— y que también abre puertas —y es esto algo que los curadores han tenido presente— a la investigación y el análisis.
Así anota Yuricel:
Una actitud consecuente con tal labor no deja fuera el discurso crítico generado. En un texto inédito, Ramón Legón Pino recalca la fractura en la lógica inicial de los salones al anularse su mayor estímulo, el acceso al Salón Nacional de Premiados (1986-1992, 2001); a la vez insiste en el lugar prioritario que el evento debería significar en el rol social del Centro. Podría concordarse o no cuando los identifica como “espacios de concurso y reunión que se repiten sin más salida que la próxima edición”; o que el “Centro de Arte, más que proponer, recepciona y organiza”; pues a la postre, no se ha logrado sistematizar una estrategia desarrolladora para los creadores, aunque desde el 2015 se hayan buscado recursos dinamizadores de la puesta en escena y recepción, como también reconoce.
Podemos encontrar piezas de artistas representativos de las artes visuales holguineras, como José Luis Cudina, Lázaro Reynaldo, José Emilio Leyva Azze, Magalys Reyes, Ronald Guillén, Rosa Leticia Leyva Azze, Víctor Manuel Velázquez y Javier Erid Díaz Zaldívar. Este recorrido por la Sala Principal del Centro de Arte nos pone, además, frente a piezas de Belsy Bárbara Cobiellas Cruz, Fernando Bacallao Rodríguez, del Grupo Venturina (Dayamí Pupo, Niurys Hechavarría y Belsy Bárbara Cobiellas), Isidro Ricardo, Julio César Rodríguez Aguilar, Julio Ramón Serrano, José César Sánchez Ramírez, Laura Anido, Lázaro García Medina, Linet Oquendo Meneses, Julio Alarcón, Luis Alberto Santiesteban, Osmani Estupiñán Ramírez, Luis Santiago Peña, Robaldo Rodríguez, Maikel Domínguez, Nelson Mulet, Yoxi Yuliet Velázquez, Juan Carlos Soto y un joven de 22 años como Cristhian Escalona, premiado en la edición anterior del Salón.
Como asegura el recordado Legón en el texto inédito, que también es utilizado en la curaduría: “Establecer hechos más allá de los episodios, someter a crítica y desencantar lo real (…) son las claves para formular problemas y elaborar conceptos que nos permitan eliminar falsos problemas y opacidades, y así establecer esclarecimientos con los que podamos saber qué hacemos y para qué lo hacemos”.
Se trata —añade Yuricel— de “transformar, rearmar, tomarle el pulso a los tiempos y desbrozar de malezas el camino para no perder la ruta. Asumir el reto. A fin de cuentas, es en el terreno de lo local-nacional donde comienzan a entretejerse los relatos individuales. Esos que conformarán luego la narrativa del arte cubano, donde quiera que se esté”. La existencia de esta exposición, 30×40. ¡Se renta espacio! Interesados al PV, que pone con idea inteligente y análisis, sobre la “mesa de disecciones”, como muestrario y mapa, una producción, es un paso sólido para, justamente, tomarle “el pulso a los tiempos” y “asumir el reto”, ese que nos ayude a “desbrozar de malezas el camino”.
El próximo Salón Provincial, que se realizará en 2025, empezó a recorrer aquí su propia y necesaria ruta.