“En Quisicuaba hay una experiencia que no es idealizada, sino que es el fruto de una vocación humanista y solidaria, verdaderamente admirable. Pero es también el fruto del esfuerzo, de la voluntad de un grupo de compañeras y compañeros liderados por Enrique Alemán. Justo es en labores como esas donde puede apreciarse la obra de la Revolución, donde pueden constatarse cuáles son los valores que ha sembrado la Revolución en estas generaciones de cubanas y cubanos que con su manera de proceder los están defendiendo, a pesar de todas las dificultades que enfrentamos”, dijo Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura, a propósito de un recorrido por el proyecto sociocultural comunitario Quisicuaba en el que estuvo acompañado por alrededor de una veintena de prestigiosos exponentes de la cultura cubana, además de representantes de distintas dependencias del Ministerio de Cultura, la Asociación Hermanos Saíz y la Uneac.

“En Quisicuaba hay una experiencia que no es idealizada, sino que es el fruto de una vocación humanista y solidaria, verdaderamente admirable”.

En la sede del proyecto, ubicada en el Consejo Popular Los Sitios del municipio capitalino de Centro Habana, su líder, el Doctor en Ciencias Enrique Alemán, dio la bienvenida a los visitantes a quienes explicó las proyecciones y características del proyecto Quisicuaba, haciendo énfasis en cómo el arte y la cultura han constituido componente esencial para la atención a las más de cuatro mil personas que reciben asistencia integral. Y en ese sentido aseguró: “somos un espacio abierto a la creatividad humana, a la solidaridad y a cualquier iniciativa. Las manifestaciones del arte han sido para nosotros un instrumento aglutinador y aun cuando no formamos unidades artísticas, la danza, la música, la literatura, el teatro y la pintura nos han permitido desarrollar diversos proyectos encaminados al fortalecimiento espiritual de las personas a las que brindamos asistencia social”.

Enrique Alemán explicó las características del proyecto Quisicuaba, y cómo el arte y la cultura han constituido componente esencial para la atención a las más de cuatro mil personas que reciben asistencia integral.

Continuador de la labor social desarrollada por el Cabildo Quisicuaba fundado el 12 de octubre de 1939, el actual proyecto ha mantenido el mismo nombre de sus predecesores, quienes a su vez lo adoptaron de la etnia Quisis, procedente de África Subsahariana que se establecieron en esta zona en el siglo XVI.

En ese espacio, rodeado de extensas arboledas llamadas cuabales, construyeron sus viviendas que llegaron a formar un gran caserío. Así comenzaron a llamarse los negros quisicuabas, cuya participación fue significativa en la construcción de soberbias edificaciones que han trascendido en el tiempo, como el Palacio de Aldama.

Indudablemente constituye esta una muestra admirable de respeto a nuestros ancestros que de manera permanente son venerados en una de las instituciones que conforman el proyecto: el museo, considerado el único socio museo existente en Cuba y que durante el recorrido causó verdadero asombro entre los visitantes que pudieron apreciar la belleza y el valor de las piezas que en él se exhiben.

“Porque es en la comunidad donde se enaltece o destruye una sociedad”.

Al decir de su directora, Lien García, “el museo en su abordaje multidisciplinario incluye entre sus principales temáticas la inclusión social y uno de sus espacios más atractivos para el público de todas las edades que frecuentemente nos visita, es la sala dedicada a la etnografía religiosa”.

Asimismo en la parte superior de la propia sede, “contamos, puntualizó Alemán, con una residencia dedicada a brindar protección a mujeres víctimas de algún tipo de violencia y a personas portadoras del VIH. En esa misma planta radica una farmacia y dos consultas médicas que ofrecen sus servicios no solo a los residentes en la comunidad, sino a toda la ciudad. En esa área disponemos igualmente, aunque todavía sin concluir, de un amplio espacio con 143 capacidades que acogerá por una estadía de cinco semanas a familias en especiales situaciones de desastres”.

Porque es en la comunidad donde se enaltece o destruye una sociedad, en opinión del líder del proyecto Quisicuaba, “a ella, por su bienestar, nos hemos consagrado. Y de manera muy particular a las personas con vulnerabilidades especiales. Precisamente a estas personas han estado dirigidas la mayoría de las obras sociales emprendidas por el proyecto.

“Y fue así como para su beneficio comenzamos, hace exactamente treinta y dos años, con un pequeñito comedor social que ha ido creciendo en correspondencia con el aumento de las vulnerabilidades, el recrudecimiento del bloqueo y las limitaciones de nuestro país para la accesibilidad de alimentos y medicamentos.

“Por esas, entre otras razones, aquel comedor pequeñito ofrece actualmente doce mil raciones diarias que benefician con desayuno, almuerzo y comida a unas cuatro mil cien familias. Por cuestiones de espacio, en esta área del comedor no se permiten comensales. Pero sí se les brinda a sus beneficiados la posibilidad de llevar sus alimentos.

“Conocemos que no todos pueden asumir esa responsabilidad. Entonces los asistentes sociales, mayoritariamente jóvenes, se encargan de entregárselos en sus domicilios. Y hay de la misma manera quienes semanalmente reciben sus alimentos sin elaborar”.

Y justamente entre esos jóvenes, devenidos asistentes sociales ciertamente por formación académica, aunque más bien por vocación humanista, nos encontramos en Quisicuaba durante el recorrido con Luis Enrique Alemán, quien trabaja en el proyecto hace más de diez años. “Me desempeño como responsable del área de bienestar, la cual consiste en la atención a todas las personas asistidas por el proyecto particularmente aquellas que reciben sus beneficios en el área del comedor social”.

En el área del comedor, los asistenciados junto a los participantes del recorrido, coreaban al reconocido Héctor Téllez en una de sus más populares melodía

A sus 28 años de edad, este joven heredero del altruismo de su progenitor, dijo que su incorporación al proyecto le ha dado “un giro total a mi vida. Trabajar por y para la comunidad es la razón de ser y existir de todos los que formamos parte de Quisicuaba”.

En el área del comedor igualmente, mientras los intelectuales y artistas invitados al recorrido coreaban al reconocido intérprete Héctor Téllez, en una de sus otroras más populares melodías, descubrimos a Joaquín Reyes, un anciano de ochenta años de edad quien portando un recipiente donde recibiría sus alimentos, refirió: “venimos a este lugar todos los días y no recibimos solo comida, también asistencia médica y especialmente el calor y el amor que no encontramos en nuestras familias y que sin embargo recibimos con creces de estas personas, sobre todo del director del proyecto”.

Si bien durante la visita a distintas instalaciones pertenecientes al proyecto Quisicuaba, aledañas a su sede, fueron saliendo a la luz los sentimientos más puros y nobles de los participantes en el recorrido, las mayores emociones les aguardaban en el Centro de Protección Asistida de San Antonio de los Baños, inaugurado el pasado año.

Difícilmente puedan encontrarse las palabras precisas con las cuales describir la inmensidad de la bondad y el amor que tanto como ver, puede respirarse en esa instalación reconocible desde la distancia por las grandes letras Luz y Amor.

Las mayores emociones aguardaban en el Centro de Protección Asistida de San Antonio de los Baños, inaugurado el pasado año.

Su directora, Yadelquis Hernández Morales, recibió a los visitantes escoltada, a ambos lados de la entrada, por dos filas conformadas por una representación de los residentes en el Centro, quienes dando muestras de su reincorporación a la sociedad, entregaron a los recién llegados hermosos girasoles.

“Sobre las ruinas de una escuela abandonada, el proyecto Quisicuaba erigió este Centro de Vida Asistida, que en estos momentos ofrece amparo y abrigo a 163 personas, entre hombres y mujeres de diversas edades, procedentes de varias provincias del país”, acotó Hernández Morales.

Dotado de confortables dormitorios, comedor, cocina, áreas destinadas al esparcimiento y la recreación, además de consultas, farmacia, peluquería y barbería, “nuestro Centro, añadió la directora, se convierte en el domicilio de aquellas personas que hace solo un tiempo deambulaban por las calles. Es decir, eran los mal llamados menesterosos que sucios veíamos diariamente en las calles, abandonados por sus familias. Deben ser reconocidos en realidad como habitantes de calle.

El Centro se convierte en el domicilio de aquellas personas que hace solo un tiempo deambulaban por las calles.

“Casi todos presentan trastornos cognitivos, por ello al llegar a nuestra institución son atendidos por un grupo de especialistas conformado por psicólogos, psiquiatras, terapeutas, clínicos…

“De la misma manera reciben la atención esmerada de un grupo de asistentes sociales, encargados, entre otras muchas tareas de crear hábitos de aseo y disciplina en esas personas. Estas, como otras muchas responsabilidades que asumimos los 53 trabajadores del Centro de Vida Asistida, son realmente difíciles y únicamente cuando prevalece el amor y más que deseo la necesidad de ayudar a quienes lo necesitan, pueden ser cumplidas”.

“En el caso del proyecto Quisicuaba el amor no es una entelequia, es una energía que nos contagia a todos, es el bien floreciendo visto en la práctica”.

Sin dudas los testimonios escuchados y en general las experiencias vividas en el recorrido, quedarán grabadas para siempre en la memoria de sus participantes, los cuales seguramente arribarán a la convicción de que al proyecto Quisicuaba le faltan aún muchos premios y reconocimientos por otorgar, no obstante haber sido galardonado con varios premios Esperanza, además de ostentar, entre otros, el premio Gitana Tropical y de Cultura Comunitaria en 2022. Más aún si se tiene en cuenta que Quisicuaba no ha limitado su vocación humanista solamente a aquellas personas radicadas en su comunidad. Por decenas pueden contabilizarse los ejemplos de su incalculable generosidad y amor al prójimo. Entre los más recientes pueden citarse la ayuda ofrecida a la provincia de Pinar del Río a raíz del último evento meteorológico que causó severos daños en el occidente de Cuba. Asimismo, al pueblo matancero durante el fatídico incendio en la base de supertanqueros.

En su colectivo laboral, integrado por no pocas personas que han sido reincorporadas a la sociedad, destaca su sentido de pertenencia y su apego a una institución no prosélica ni tampoco lucrativa que “cuenta hoy con 34 programas a nivel de país en materia de reinserción social. Es una forma de contribuir en alguna medida al modelo de nación que estamos construyendo”, subrayó por último Enrique Alemán.

“Instituciones y acciones como estas que tributan al trabajo social son muy estimulantes, sobre todo en estos tiempos. Ellas demuestran que la unidad es la única salida a los problemas que estamos enfrentando”.

Ya en la despedida preguntamos al ministro de Cultura, ¿qué impresión se lleva de este recorrido caracterizado de principio a fin por la presencia de grandes emociones?

“Estoy muy impactado con lo que hemos visto hoy aquí, como también lo está el resto de los participantes en esta experiencia verdaderamente inolvidable

“Constatar en la práctica, ver, palpar, vivir la manera de cómo este proyecto se ha desarrollado y se concreta en la realidad como una experiencia solidaria y humanista en lo más profundo, resulta realmente admirable.

“Instituciones y acciones como estas que tributan al trabajo social son muy estimulantes, sobre todo en estos tiempos. Ellas demuestran que la unidad es la única salida a los problemas que estamos enfrentando. Es lo que siempre nos enseñó Fidel, a lo que nos ha llamado Raúl y lo que defiende nuestro presidente Miguel Díaz Canel, como continuidad del proceso revolucionario.

“En el caso del proyecto Quisicuaba el amor no es una entelequia, es una energía que nos contagia a todos, es el bien floreciendo visto en la práctica. Y eso nos compromete todavía más porque hemos visto que sí se puede, que sí pueden hacerse y conseguirse grandes cosas cuando le ponemos voluntad y corazón a todas y cada una de nuestras acciones, como ha asegurado Díaz Canel”.

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