Una Bienal del más serio humor
El humor siempre ha sido parte esencial de la idiosincrasia del cubano. Ello se pone de manifiesto en las más diversas expresiones de nuestra cultura y, de manera muy particular, en la gráfica de comunicación, donde siempre han existido autores de relieve internacional, creadores de personajes que han marcado el día a día de nuestras inquietudes políticas y sociales. Desde el aplatanado vasco Víctor Patricio Landaluze hasta Chago Armada o el gallego Posada, pasando por personajes memorables como el Liborio de Torriente, el Bobo de Abela y el Loquito de Nuez, entre otros, bien ilustran esta irrevocable necesidad de nuestro pueblo, al enjuiciar con trazo firme la política nacional e internacional con inigualable humor.
De ahí que una Bienal Internacional del Humor Político en La Habana, dedicada a la lucha contra el empoderamiento del neofascismo a nivel mundial, aun con ser la primera de su tipo en nuestro ámbito cultural, no sea del todo algo inesperado o distante del interés nacional, sino más bien reafirmación de una trayectoria de combate en el terreno del arte y la comunicación visual, que con sobrada naturalidad y responsabilidad histórica asume en su condición de sede.
En consonancia con ello, el pasado viernes 14 de junio quedó inaugurada esta primera muestra internacional de humor político en la Galería de 12 y 23, en el Vedado habanero, extendiéndose sus actividades (conferencias, conversatorios, exposiciones) hasta el próximo 28 de dicho mes.
Acorde con el tema, el elemento rector de esta primera muestra expositiva, es, ni más ni menos, el motivo geométrico ario del que se apropiara el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, conocido como esvástica. El mismo ha devenido imagen de identidad de todo movimiento neofascista surgido con posterioridad al citado conflicto bélico y, en consecuencia, motivo de obligada cita para todo mensaje visual que aspire a denunciar el resurgimiento de tan nefasta ideología en el actual contexto político y social…
La condición internacional de la presente Bienal nos ha posibilitado la oportunidad de conocer el humor gráfico de un número de autores de diversos países; a saber: Bélgica, Grecia, Rusia, Turquía, Irán, India, China, Ucrania y, por supuesto, Cuba. De hecho, el Gran Premio correspondió a la obra titulada Iceberg, del artista belga Luc Descheemaker. En la misma, la forma cónica del témpano nos remite a la capucha al uso por los miembros del Ku Kux Klan, mientras su estructura de hielo bajo el nivel del mar, diez veces mayor que la que se observa en la superficie, asume la forma de la esvástica.
Otro de los premios otorgados correspondió al iraní Salar, en Sin título. También de este autor es la gaviota que levanta su vuelo a pesar de la jaula que la aprisiona. Del hindú Swathi, es War children. Como su intencionado título en inglés lo expresa, representa a dos niños en una ciudad devastada por los bombardeos de la aviación, deslizándose por la improvisada canal del cañón de un tanque de guerra destruido. El turco Gurel, por su parte, genera una secuencia de cuatro imágenes, en las que pone de manifiesto la relación entre la hambruna de un sector de la sociedad y su incredulidad ante la supuesta democracia presente en su derecho al voto en un período electoral.
Mientras el cubano Ismael Lema Águila, en Alambrada fascista, como el título de su obra lo expresa, hace de las púas esvásticas de alambre; en una de estas púas, cuya ubicación en el plano compositivo se presenta en regla de oro, hay rastros de sangre y la pluma de un ave. Esta breve relación es muestra de la diversidad de asuntos de la exposición inaugural que nos ocupa.
Asimismo, la diversidad otra resultante del carácter internacional de la Bienal, es decir, la relacionada con la nacionalidad de los expositores, tampoco ha sido impedimento alguno a los efectos de la unidad formal y conceptual de la exposición. De hecho, el tema hace a todos los participantes ciudadanos de una patria común, que bien podríamos llamar Humanidad. Una sola patria, más que impuesta por la cuna, nacida de la necesidad de hacer un frente común en el campo de la cultura visual a nivel global, que combata todo lo que de injusto y opresivo, lamentablemente, aún prevalece sobre nuestro angustiado planeta. Tales obras resultantes de esta unidad en la diversidad, serán la amanecida imagen de la nueva vida a la que toda sociedad aspira.