Alrededor de medio centenar de composiciones dan fe del talento, gracia, simpatía y, especialmente, del amor por las artes para la infancia que han distinguido la trayectoria artística de la intérprete y compositora de música infantil Enid Rosales. Sus palabras, impregnadas de la magia que envuelve todo su universo profesional, cuentan de logros, experiencias, conquistas, proyectos futuros y también de sus primeras fuentes de inspiración surgidas a partir del embarazo y nacimiento de su hijo Álvaro, quien ahora, con seis años de edad, merecidamente es el Rey de la casa.

¿Qué particularidad encontraste en la música infantil que te hizo cambiar el rumbo de tus interpretaciones dirigidas, al principio, al público adulto?


Mis inicios en la música fue como tresera, acompañando a otros trovadores como Rita del Prado, el dúo Karma, Liuba María Hevia, por solo citar algunos. Pero sucedió que estos trovadores hacían también música para niños. O sea, que de alguna manera ya estaba acostumbrada a hacer este tipo de música, aunque fuera acompañándolos a ellos. Y durante mi embarazo, en 2017, de mi hijo Álvaro, me entró ese bichito de crear mis propias canciones para los niños basándome un poco en esa etapa hermosa de la gestación. Otras nacieron de los recuerdos de mi infancia, de los juegos y momentos compartidos con mis padres. Mientras que la mayoría aparecieron después del feliz nacimiento de mi hijo, casi todas seleccionadas para formar parte de mi primer disco para niños titulado La gente del espejo.

Enid ya estaba acostumbrada a acompañar a otros artistas en presentaciones para niños pero fue durante su embarazo que decidió escribir su propia música infantil.


Recientemente se celebró en la Habana el 5to. Festival Internacional de Artes para las Infancias “Corazón Feliz”. Teniendo en cuenta tu condición de fundadora, promotora y una de sus principales protagonistas, ¿cómo valoras el desarrollo y resultados de este evento que ya no es solo de música, sino que se ha extendido a todas las manifestaciones del arte?

Considero que Corazón Feliz y la plataforma general del mismo nombre, es de gran importancia, muy útil, muy necesario para los niños y niñas de cualquier edad en estos tiempos y, diría más, en cualquier tiempo. Los niños necesitan música, artes que sean para ellos, para sus edades, para sus inteligencias, necesidades e intereses, para sus maneras de ver el mundo, y es precisamente eso lo que aporta Corazón Feliz. Ese camino, ese medio de que vean el arte en todas sus manifestaciones. Justamente esta quinta edición fue bastante abarcadora. Nos propusimos que estuvieran presentes la música, las artes plásticas, el teatro, la danza y considero que se logró muy bien.

Efectivamente, soy fundadora de Corazón Feliz. Participo en este evento desde su primera edición, celebrada vía online porque fue en 2020, cuando estábamos en plena pandemia. Esa primera vez resultó un certamen internacional al que se le dio el nombre de “Canciones para la infancia”. A partir de esa fecha he asistido a todos los encuentros.

El propio desarrollo del evento nos fue enseñando que no deberían ser solo canciones y fue así como incluimos todas las manifestaciones en esta última edición.
En el contexto de esta última edición, me sentí súper feliz de que me dieran ese reto, esa responsabilidad de asumir el concierto de clausura, efectuado en el teatro Martí, el 2 de junio. Ese escenario resultó ideal para la presentación de mi nuevo disco Todo gira.

“Los niños necesitan música, artes que sean para ellos, para sus edades, para sus inteligencias, necesidades e intereses (…)”.


Este álbum, que es una producción independiente, incluye doce canciones. En él me acompañan principalmente músicos de mi grupo, aunque participan otros muchos artistas y músicos invitados. La producción musical estuvo a cargo de Ángel Lorenzo, el mismo que me ayudó en el disco anterior, quien es además el guitarrista que me acompaña. Entre los invitados, con los cuales he tenido el privilegio y la alegría de colaborar en otros momentos de mi carrera, se encuentran, entre otros, Liuba María Hevia, Rita del Prado, Rochy Ameneiro, el dúo Nueve y Karma y, de manera muy especial, el poeta y repentista Alexis Díaz Pimienta con tres texto suyos que yo musicalicé. También me acompaña la reconocida cantautora colombiana Martha Gómez.

A decir verdad estamos muy contentos con los resultados de ese festival y yo particularmente con la presentación de ese disco, no solo por lo que representa para mi carrera, sino también, y sobre todo, por el cariño con que ha sido acogido por el público.

La creación de tu propia agrupación… ¿Cómo fue ese proceso?

En el año 2022 ya había compuesto varias canciones. Pensé entonces que ya era hora de dejar mi responsabilidad como tresera acompañante y formar mi propia agrupación, que me permitiera dar a conocer esas canciones. Al año siguiente, ya habíamos creado el grupo que felizmente me ha acompañado hasta la fecha.
Aunque igual continúo llevando en paralelo mi trabajo como acompañante o en calidad de solista.

Para Enid, los niños necesitan más música y más arte pensada para ellos.

¿Qué opinión te merece la música para niños que se hace actualmente en Cuba?

Siempre digo y disfruto decir que tengo mis grandes paradigmas de la música infantil en Cuba. Y para mí ellos son en primer lugar, por supuesto, Teresita Fernández, a quien considero la madre, la máxima exponente de la creación infantil en nuestro país.

Pero en la práctica, paradigmas palpables que he podido conocer, que he aprendido de ellos y continúo aprendiendo y a los cuales considero mis maestros aunque ellos no lo sepan, citaria a Rita del Prado, que es igualmente fiel seguidora de la obra de Teresita. Asimismo, la obra del dúo Karma, en mi opinión imprescindible en la música infantil y obviamente Liuba María Hevia, a pesar de que la mayoría de las ocasiones en que la he acompañado ha sido en conciertos para adultos, no obstante es una de mis paradigmas.


Suelo afirmar que soy algo así como un resultado de esas tres escuelas, que en definitiva tributan a la obra de la gran Teresita Fernández.

Teresita Fernández es el gran paradigma de la artista.


De modo que, en resumen, considero que la música infantil en Cuba se encuentra en muy buen estado, en muy buenas manos y voces. A pesar de que es incuestionable que siempre hay que hacer más, porque los niños necesitan música, arte pensado para ellos. Pero de todos modos existe un fuerte movimiento dedicado a hacer arte para la infancia. Y creo que uno de los mejores ejemplos es precisamente Corazón Feliz, esta plataforma, esta red ideada y pensada para los que ciertamente, al decir de nuestro Apóstol, son los que saben querer.

Para alegría nuestra, ya Corazón Feliz cuenta con su propia sede, gracias a la colaboración de la Oficina del Historiador. De la misma manera dispone de su propio espacio en la televisión. Y todo ello lo convierte en un programa abarcador y realmente lindo que hace sentir felices a todos los corazones.

Eres aún muy joven, lo cual significa que todavía te falta mucho camino por andar, por recorrer, al menos profesionalmente. A pesar de ello, ¿te consideras satisfecha con lo realizado hasta aquí?

Aunque siempre estoy en constante aprendizaje, con lo hecho hasta ahora, me siento realmente satisfecha y creo que desde que comencé a trabajar para los niños, hace casi una década, siento que descubrí mi verdadero propósito en la vida, mi verdadero camino, y ese descubrimiento me hace inmensamente feliz.

He tenido la suerte, más bien el privilegio, de colaborar con artistas que admiro mucho y he podido, del mismo modo, realizar sobre un escenario lo que siempre quise hacer.


A ello se añade la buena energía que he recibido del público. Es decir, se ha producido una retroalimentación muy hermosa que a diario me inspira a continuar componiendo, creando.

“(…) desde que comencé a trabajar para los niños, hace casi una década, siento que descubrí mi verdadero propósito en la vida (…)”.



Percibo que cuando comencé a trabajar para los niños se hizo una especie de magia. Trabajar para los niños permite que mi imaginación esté creando constantemente, pensando qué hacer para que ellos se sientan bien. Incluso cuando le canto a los niños me percato que lo estoy haciendo para un público de todas las edades. En un concierto, por ejemplo, cuando miro al público veo que los niños están disfrutando y que junto a ellos están aprendiendo de esos juegos corporales o de palabras que me gusta hacer, también sus padres o las personas que los acompañan.

Disfruto muchísimo, me causa un placer incalculable eso de sacar del adulto ese niño interior que lleva dentro. Eso es verdaderamente gratificante. Esa energía me da fuerzas para seguir creando, para seguir en ese mundo que a mi juicio es mágico y que, en efecto, hay que continuar fortaleciendo.


A partir de tu experiencia, ¿qué cualidad o cualidades no pueden faltarle a un compositor o a un intérprete de música infantil?

Creo que, en primer lugar, la sinceridad. Buscar, digamos, un trabajo que sea importante para los niños. No subestimar jamás su inteligencia. Los niños son tremendamente inteligentes. En oportunidades menospreciamos el trabajo tan difícil que es hacer creaciones de música o de cualquier otra manifestación destinada a los niños, que en realidad son personas muy, muy sinceras. Si algo no les gusta, sencillamente se van o no prestan el menor interés.

Entonces, es esencial tanto para intérpretes como para compositores esa cualidad de mirar el mundo con ojos de niño. Tiene que ser capaz de descubrir esa magia que tiene el mundo y que a veces no nos percatamos, no somos capaces de descubrirla.


Y, por supuesto, tampoco puede faltarle el amor. Tiene que gustarle, amar ese trabajo dirigido a los niños, lo cual lleva implícito paciencia, bondad, amabilidad. En sentido general son esas en mi opinión las cualidades que no pueden faltarle a quienes tenemos la gran dicha de entregar humildemente nuestro arte a los niños.

“(…) me causa un placer incalculable eso de sacar del adulto ese niño interior que lleva dentro”.


Proyectos futuros…

Por estos días nos estamos preparando para un gran concierto previsto para principios de julio, que tendrá como sede el Anfiteatro de la Habana. Compartiré el escenario con el grupo de teatro Tuyo, una agrupación maravillosa de clown con la que siempre me ha gustado trabajar. Esta compañía viene realizando una labor para los niños que además de creativa y seria, es muy linda.

Durante el verano saldrá al aire una vez por semana un programa de televisión del cual seré su conductora. Ese espacio llevará por nombre Do Re Mi con Enid. Se trata de un programa de música, de estimulación musical más bien, porque incluye la celebración de talleres en los que participarán, lógicamente, los niños, pero en esta ocasión acompañados de sus padres. Es un poco para que la familia acompañe al niño en ese proceso de ver la televisión y que ambos aprendan y disfruten de ese momento. El propósito es que aprendan música jugando.


También en ese período vacacional continuaré con los talleres. Reanudaré los talleres, por ejemplo, en la Fábrica de Arte y en la Casa de la Música del municipio Plaza de la Revolución.


Y como es de suponer, vendrán otros conciertos todavía sin fecha precisa de realización, pero que seguramente propiciarán ese contacto, ese encuentro con los niños y sus familias que tanto disfruto y que representan, en definitiva, mi razón de ser como creadora.

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