Pedro de la Hoz, estudiante de periodismo
Haber impartido Historia de Cuba en la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana, durante algunos cursos, además de acercarme al ejercicio de tal oficio, me ofreció la posibilidad de compartir con muchos alumnos que en numerosos casos llevan ya varios decenios destacándose en los medios de difusión de nuestro país.
Quizás uno de los grupos que mayor impresión me causara fue precisamente aquel en que estudiaba Pedro de la Hoz. Era una veintena de jóvenes enamorados de su carrera, en la mayoría de los casos, y no pocos de ellos han alcanzado un reconocimiento significativo por su labor en los medios. Pedro de la Hoz ha sido uno de esos casos, como lo preví desde el primer día que me encontré ante aquel grupo de jóvenes que bordeaban los veinte años de edad.
A Pedro lo conocía desde su primer año de estudios, no solo por la opinión favorable de otros profesores, sino porque conversaba con él y algunos más que se me acercaban para hablar de nuestra Historia patria. La profesora Miriam Rodríguez Betancourt, que los preparaba en las técnicas del periodismo escrito, en varias ocasiones me habló de las cualidades de Pedro en la redacción de los textos que le entregaba. Así, antes de compartir en el aula con él, me fui fijando en aquel muchacho que espontáneamente se unía a los de cursos más avanzados para entregarme sus inquietudes acerca de hechos, procesos y personalidades de la Historia nacional, siempre desde una perspectiva propia que solía sostener desde sus abundantes lecturas.
Ya al impartirle clases pude comprender que era un lector voraz de obras literarias y de Historia, además de que expresaba ya opiniones propias acerca del periodismo cubano en los diversos medios, particularmente en la prensa escrita. También aprecié al discutidor de muy distintos temas y su brillante sentido del humor, rasgos que le caracterizaron a lo largo de su vida y de su manifestación en los órganos de prensa para los que trabajó y colaboró.
“(…) al impartirle clases pude comprender que (…) expresaba ya opiniones propias acerca del periodismo cubano en los diversos medios”.
Otro rasgo de aquel joven estudiante que me agradó fue su rechazo a las posturas extremistas de algunos miembros de las organizaciones estudiantiles universitarias y de ciertos círculos de la prensa cubana de entonces.
Ya graduado, el destacado paso de Pedro por la prensa, lo agradable y a la vez lo elaborado y convincente de sus escritos, me mantuvieron como su lector, disfrutando el estilo de su escritura, la exposición de sus ideas y su respetuoso y personal sentido polémico. Ya no está físicamente al amigo y colega, que ante mí no perdió el ánimo ni la confianza en la justicia para su labor al servicio de la patria. Nos deja su obra y la nobleza de su entrega.