“La pachanga”, composición musical de Eduardo Davidson, tuvo un impacto inmediato en muchos países de América: “estremeció hasta los rascacielos de Nueva York”. En Cuba, la Orquesta Sublime fue la encargada del estreno y el flautista Melquiades Fundora (1924-2008), conocido como “el sinsonte de Nueva Paz”, fue el director de la composición.

Ya estaba jubilado cuando me recibió, en los primeros años de la presente centuria, con su cachimbita y su sombrerito; aún residía en el barrio de San Isidro, muy cerca de donde aconteció el tiroteo relacionado con los sucesos del personaje de Yarini, un siglo atrás.

Melquiades, ¿conocías a Eduardo Davidson?

Era muy conocido, sabíamos que era de Baracoa y me decía siempre que había nacido cuando estrenaron el Capitolio, en 1929. Componía y bailaba; era un fenómeno, muy inquieto, quería ser como Félix B. Caignet. Era un mulato callado, alto de buena presencia. Compuso también música para telenovelas: Ayúdame dios mío y El batey de las pasiones.

En verdad su nombre era Claudio Cuza. A inicios de 1958 logra un contrato para su amigo Rubén Ríos y le graban su primer disco con la disquera Panart. Los temas eran “Al cantío del gallo-Eleggua Inkio”, obra de Eduardo y acompañado por nuestra Orquesta Sublime.

Davidson nos conoció a través de mi hermano que le escribía y orquestaba las partes de piano y le hacía los arreglos para orquesta. De esa manera, las primeras obras que se hicieron conocidas fueron “Eleggua Inko” (que interpretó Gina Martin) y “Sabor de Cuba” (grabada por la Orquesta Sublime).

“La pachanga” fue grabada por primera vez en los Estudios Panart, de La Habana, y el récord corresponde a la Orquesta Sublime, aseguró Melquiades Fundora. Imagen: Tomada de Internet

Hábleme de “La pachanga”

Según supimos después, la creación de “La pachanga” fue como un acto de magia. La escribió Davidson junto a su amigo Rubén Ríos, bien cerca de un cabaret de segunda llamado Montecasino, en las calles Prado y Genios. No pudieron imaginar el acto de hechicería que habían inventado. 

¿Y cómo la dan a conocer?

Adolfo Guzmán me contó que el objetivo era que Rubén Ríos estrenara el invento embrujado en el programa El Casino de la Alegría, el 20 de mayo de 1959; finalmente el arreglo lo hace el propio Guzmán y se estrena con la voz de Rubén Ríos y la orquesta de CMQ.

Pero eso fue en la televisión. ¿En salones de baile dónde se hizo?

En La Tropical con la Orquesta Sublime, poco después de su estreno en televisión. Eduardo Davidson y Rubén Ríos ofrecieron el tema a Guillermo Álvarez Guedes, dueño del sello Gema, para que lo grabara Rolando Laserie, que estaba triunfando en ese momento, pero Guedes no quería grabar algo que ya había sido estrenado por otro. Capricho de empresario.

“La pachanga” se estrenó en La Tropical con la Orquesta Sublime, poco después de su estreno en televisión.

Davidson, como compositor, tenía contrato con Panart y alertó a Ramón Sabat, su dueño y director general, acerca del éxito logrado por el tema en la transmisión televisiva. Sabat, que ya lo sabía, decide grabarlo con la Orquesta Sublime, prevista para entrar en estudio para otros trabajos y con la ventaja de que había sido esta agrupación quien acompañara a Ríos en su debut discográfico.

Davidson escribió “La pachanga” junto a su amigo Rubén Ríos. Imagen: Tomada de Ecured

¿Qué voces graban “La pachanga”?

Marcos Perdomo, el cantante oficial de la orquesta. Lo segundan Miguel Agramonte y Maximiliano Gómez. Perdomo tenía voz de tenor, muy afinado. También era compositor; escribió “Sabroso como el guarapo”, quizás la más exquisita obra de la Sublime. “Sacando guarapo, / y haciendo melao” /.

Hablemos de la grabación de “La pachanga”…

Fue grabada por primera vez el 5 de agosto de 1959 en los Estudios Panart, de La Habana, y el récord corresponde a la Orquesta Sublime. El arreglo es de Richard Egües para una orquesta charanga, que era la formación de Melquiades Fundora.

¿Por qué es Richard Egües quien hace el arreglo de “La pachanga”?

Me imagino que fue la disquera Panart quien se encargó de pedirle el arreglo a Egües. No sé qué contactos hizo Davidson con Egües para lograr esa orquestación.

¿Dónde fue el estreno?

En los salones de La Tropical. Te cuento que el cha cha cha se había estrenado y explotado en 1953 y, aquello fue lo más grande de la vida. Ya habían pasado seis años y un cambio social y, la música también cambió. El estreno fue una sensación, la gente esperaba algo, aunque hubo muchos sorprendidos como el cantante sonero Miguelito Cuní, que nos dijo: “Ustedes se han vuelto locos”. Cuando algo cambia abruptamente, mucha gente se asombra. Eso es así. A partir de entonces se puso de moda la frase “a ¡pachanguear!”, ¡a divertirse!, ¡a gozar! Nos bautizaron como la “pachanguera de Cuba”.

¿Hubo coreografía?

Como sucede con todo nuevo género musical tropical, la pachanga va acompañada de su coreografía particular, con nuevos pasos; en eso le ayudó a Davidson ser un hábil bailarín.

¿Le siguieron otros éxitos?

Él se banqueteó, surgieron otras pachangas del mismo autor como “Lola Catula” y “La viuda del muerto”. Cuando te pones de moda, todo lo colocas en éxito. La música es así. “La pachanga” tiene un golpe rítmico que contacta con el merengue y, en eso, tengo entendido que colaboró Teresa García-Caturla.

¿“La Pachanga” llega al hit parade?

En Radio Cadena Habana sube del lugar 19 hasta el 5. Pero es en Radio Progreso donde se hace popular nacionalmente y, de ahí pal’ mundo entero.