Tierra entre ríos, el significado en español de la palabra Guantánamo, con la cual los taínos nombraban la región, es también el título del álbum debut del pianista Ángel Toirac, oriundo de esta provincia.
El fonograma, compuesto por nueve temas de la autoría del joven músico, constituye un homenaje a su tierra natal y a la obra de Regino E. Boti. Fue estrenado en octubre de 2023 y resultó nominado a la presente edición del certamen Cubadisco.
El disco es una producción de Ángel Toirac y Casabaneque en colaboración con 21 Ways Media. Contó con la presencia de Ruly Herrera y Marcos Morales (drum set), José Raúl Machado y Roberto Mario Álvarez (bajo), Irán Farias (percusión), Christian Figueredo (trompeta), Mario Martínez y Daril Duharte (saxofones) y Claudio González (Misifuz) en la flauta.
Tierra entre ríos, el significado en español de la palabra Guantánamo, es también el título del álbum debut del pianista Ángel Toirac, oriundo de esta provincia.
El álbum comienza con el tema “Añorar”, una pieza con aires melancólicos, probablemente compuesta desde el sentimiento de nostalgia por la tierra natal que el pianista ha tenido que dejar atrás. El mano a mano entre la flauta y el piano en la sección de improvisaciones establece desde el inicio del fonograma tanto la calidad de Toirac como intérprete, como la de los músicos que lo acompañan. El segundo track está titulado “Pequeña Fuga” y como el propio nombre lo indica, es un guiño moderno, desde el jazz, a la música barroca, con el empleo de elementos como las secuencias y la exposición de la línea melódica de carácter fugado, acompañada por el bajo continuo hacia el final del tema, así como la culminación en un acorde mayor que hace referencia a la famosa “tercera de picardía”.
“Giant Inspiration” es el tercer track del álbum, en el cual la exposición de la línea melódica principal queda a cargo de la sección de vientos metales y maderas. Cabe destacar que la sonoridad del conjunto de aerófonos es uno de los elementos sobresalientes del álbum.
Este tema nos regala un solo de drums, cuya escalada progresiva permite que el track llegue a la coda en medio de un clímax que se disipa de forma inesperada pero satisfactoria hacia el final. La cuarta pieza que compone el fonograma es “Diciembre en La Habana” cuya introducción marcada por las sucesiones de acordes en el piano y la marcha constante del drums, da paso a un tema que presenta influencias de la música de nuestro país en aspectos como el ritmo que interpreta la mano izquierda en el piano.
“El disco representa un viaje, que lleva al oyente desde la añoranza por el hogar y los recuerdos de sensaciones pasadas, hasta el ansiado regreso a la tierra amada”.
“El canto del recuerdo” es otro tema que emplea la herencia nacional, en este caso la de raíz africana, sumando la percusión cubana, pero sin emplear recursos facilistas para hacer referencias. Aquí las misceláneas rellenan el espacio musical de forma sutil, resultando casi un susurro que va pasando de un oído a otro. El solo de bajo, caracterizado por un gran melodismo, es uno de los aspectos sobresalientes del tema y la interpretación de Toirac en este quinto track presenta elementos característicos de la pianística en nuestro país, marcada por una alta expresividad y el énfasis en el ritmo.
Pasada la primera mitad del álbum llegamos a “Rusham”, un tema que cuenta con una de las introducciones más líricas del álbum, con progresiones armónicas agradables al oyente y que en su desarrollo contrasta los ritmos lentos de los bloques instrumentales con la marcha enérgica y en constante ascenso de la batería.
El séptimo track del álbum es “Diciembre en La Habana II”, y se construye musicalmente sobre la base de su precuela, pero aprovecha la oportunidad para desarrollar los solos en su totalidad y dar un sentido de cierre a la propuesta inicial.
“Volver a casa” es una pieza cuya introducción —marcada por el bajeo del piano en el registro grave y bloques de acordes en los instrumentos de viento— recuerda la oscuridad y la vida nocturna.
La improvisación de Toirac en este caso oscila entre los registros grave y medio en un principio, haciendo uso de los silencios y pequeños grupos de notas, hasta que comienza a moverse paulatinamente a la parte aguda del piano empleando más giros escalísticos, secuencias y acordes hasta alcanzar el clímax en el que regresa el tutti, en el cual se destaca el lead de la flauta.
Por último, si “Volver a casa” recuerda la soledad y el misterio de la noche, “Tierra entre ríos”, tema que da nombre al fonograma, es el equivalente auditivo de un día soleado y alegre. Ángel Toirac cierra por todo lo grande con un tema lleno de energía y groove.
Los timbres empleados por el teclado aportan un gran frescor a la improvisación y los bloques instrumentales recuerdan la música de los grandes conjuntos de jazz afrocubano de la segunda mitad del siglo XX. Por último, el coro de voces acompañado por palmadas concluye con broche de oro la experiencia musical en la que el oyente se embarcó 38 minutos atrás.
En líneas generales Tierra entre ríos representa un sólido debut para Ángel Toirac, y una nota positiva con respecto al estado de los nuevos proyectos que se desarrollan en el ámbito del jazz en la Cuba actual.
El disco representa un viaje, que lleva al oyente desde la añoranza por el hogar y los recuerdos de sensaciones pasadas, hasta el ansiado regreso a la tierra amada, comprimiendo las más diversas sensaciones en el transcurso de ese proceso.
La ejecución de todos los intérpretes involucrados es de gran calidad sin dudas. Quizás el único aspecto que en ocasiones no permite el disfrute máximo de la escucha es que algunos de los pasajes improvisados se sienten como momentos cuya exposición de virtuosismo resulta más adecuada para la emoción de la presentación en vivo que para la apreciación solitaria, en la cual el oyente busca el disfrute auditivo más allá de la admiración por la habilidad del intérprete. Por tanto, considero que es el tipo de producción que merece tener una versión en vivo, a la que me encantaría asistir.