En el año del 85 aniversario del natalicio de Celina González Zamora, intérprete calificada como “la reina de la música campesina”, se estrena el audiovisual Que viva Celina, producido en el año 2023 con el apoyo de Producciones Abdala y el Centro Nacional de Música Popular, en ocasión del 38 Festival Internacional de Jazz.
Tierra nueva fue el nombre del espectáculo en el que, desde el jazz, se rindió homenaje a una de las áreas creativas más ricas y genuinas del panorama sonoro cubano: la música campesina. Revisitar temas popularizados por Celina González y adaptarlos a una estética contemporánea fue la premisa de esa tarde-noche del 25 enero en el Teatro Nacional de Cuba.
“Imaginar la música campesina y la historia de las grandes voces cubanas sin Celina, sería imposible”.
Alejandro Meroño Valle, joven pianista, compositor, arreglista y Premio Cubadisco 2022 en la categoría Jazz fue el director musical. Con un formato de jazz band —para “refrescar” la sonoridad de lo campesino— a la que se suman el tres y los tambores batá, se exponen rasgos ineludibles de la idiosincrasia del cubano, los que fueron resumidos en la personalidad y estilo de “la reina de la música campesina”, esa figura transgresora que imbricó de manera sui géneris lo campesino y lo afrocubano. Racialidad, religiosidad, espiritualidad, referencias de diversa índole, convergieron en la vida de Celina y hoy están perpetuados en este audiovisual que dirigió Henry García Quintana.
En los arreglos se mantuvieron códigos de la música original, a los que se sumaron elementos que responden tanto al jazz como al repertorio que caracteriza la propuesta. Se revisitaron temas defendidos tanto por voces femeninas en franca mayoría y músicos tanto consagrados como noveles del ámbito de la música popular como: “Yo soy el Punto Cubano” en la voz de Haila María Mompié; “Pedacito de mi vida” con La China; “Oye mi lelolai” por Osdalgia; “Mambo guajiro” por la joven Gaby Herrera; “Virgen de la Caridad” y “Yo sé quién me tira” por María Victoria Rodríguez; “Zapateo por Derecho” y “Aurora”, ambas al piano por Frank Fernández y en la última con la inclusión de la voz en off de la propia Celina González; “El encanto de tu boca” en voz de Mandy Cantero; “Babalú” y “Que viva Changó” por La Valdés, completan esta travesía musical diversa y, a la vez, integradora.
Imaginar la música campesina y la historia de las grandes voces cubanas sin Celina, sería imposible. Este concierto devenido audiovisual se suma a otros empeños recientes que evidencian una vez más los aportes por reivindicar en los medios masivos de comunicación la visión de lo campesino.
Hasta los años 60 y mediados de los 70 existían muchos tabúes e ideas erróneas que segmentaban lo religioso a un solo sector de la sociedad. Por ello, una canción como “Que viva Changó”, que se dio a conocer en 1956, se convirtió en himno para muchos cubanos en todo el mundo hasta hoy. Junto a “Yo soy el punto cubano”, resultan de las piezas musicales cubanas más populares de todos los tiempos. Por tal motivo, Celina es un referente, una asignatura a la que todo creador se acerca para beber de esa fuente y regresa colmado de buenos saberes y, al mismo tiempo, un caso poco explorado aunque muy atractivo para el entendimiento de la magnitud de lo cubano.
El espectáculo Tierra nueva, ya perpetuado en este audiovisual Que viva Celina, es una reverencia a la identidad de esta Isla y lo logra sin etiquetas, sencillamente como un certero viaje a la raíz.