Situada en el extremo más oriental de la Isla, la provincia de Guantánamo ha sido siempre cuna de importantes expresiones culturales, entre las que sobresalen las relacionadas con la música y la danza, patrimonio que junto a lo heredado del aporte hispánico-africano desde los inicios de la colonización en la primera mitad del siglo XVI y presente en toda la cultura nuestra, vinieron a sumarse los aportes de la migración franco haitiana llegados tras la revolución de Haití a partir de 1791.

A partir de 1959 surgieron en Guantánamo tres compañías profesionales, con las mismas raíces, pero con perfiles estilísticos muy diferentes: Danza Libre, Danza Fragmentada, y Babul.

Allí nacieron la música y los bailes de las sociedades de Tumba Francesa, y se acriolló la contradanza francesa para dar paso a su expresión isleña y más tarde a una cadena musical-danzaria que incluye la danza y el danzón en el siglo XIX, y al son, el mambo y el cha cha chá en la primera mitad del XX. Esta riqueza del baile popular, con énfasis en lo lítúrgico de las etnias mayoritarias en Cuba, la lucumí, la conga y carabalí, han sido esenciales en su paso a la danza escénica.

A partir del triunfo revolucionario de 1959 surgieron en la capital guantanamera tres compañías profesionales, con las mismas raíces, pero con perfiles estilísticos muy diferentes. Son Danza Libre, fundada por la norteamericana Elfrida Mahler, arraigada hasta su fallecimiento en esa región, donde a petición suya fueron esparcidas sus cenizas. Allí ella pulió el talento de su especial alumno, Alfredo Velázquez, lamentablemente fallecido de manera muy temprana, y cuyos destinos conduce ahora su alumno Elio Reyna; Danza Fragmentada, dirigida por el incansable maestro y coreógrafo Ladislao Navarro, y Babul, cuya dirección está a cargo del siempre jovial Ernesto Llewellyn.

La Escuela Profesional de Danza sigue siendo la cantera nutricia de los excelentes bailarines que provocan la admiración del público y la crítica.

La Escuela Profesional de Danza que lleva ahora el honroso nombre de Alfredo Velázquez, sigue siendo la cantera nutricia de los excelentes bailarines que provocan la admiración del público y la crítica. Con ellos he compartido una hermosa jornada, que incluyó espectáculos didácticos y encuentros en su Escuela de Ciencias Médicas, en la Escuela Profesional de Danza y en la sede de Danza Fragmentada.

En estrecha unión, la dirección cultural provincial liderada por el capaz, eficaz y sensible Yoelvis Labañino, el apoyo de Jorge Núñez, presidente provincial de la Uneac por más de tres décadas y un equipo de excelentes maestros, maîtres y coreógrafos, han garantizado la excelencia a pesar de la grave situación económica que vive la Cuba actual.

El autor en compañía de los coreógrafos Ladislao Navarro, Ernesto Llewellyn y Elio Reyna.

Igual espíritu encontré en la Baracoa primada, siempre custodiada por la pupila sabia del Conservador de la Ciudad, el querido Alejandro Hartmann.

Una hermosa Galería de Artes Plásticas, el Museo Histórico de Magdalena Menasses, la legendaria Rusa de Baracoa, alientan la futura compañía de danza, encargada al talentoso bailarín y coreógrafo local Yadian Masón.