Edición guatemalteca de La Edad de Oro de José Martí
Quizás sea La Edad de Oro una de las obras de José Martí que más ediciones ha tenido dentro y fuera de Cuba. Posiblemente sea una de sus piezas que más atención ha concentrado por parte de la crítica después de transcurridos más de un siglo desde su primera publicación en la ciudad de Nueva York, en el año 1889, durante la estancia de aproximadamente quince años del poeta e independentista cubano en aquella ciudad de los Estados Unidos, en una etapa determinante para la consolidación de sus saberes y habilidades profesionales.
La Edad de Oro no nació como libro, aunque con esa forma la han visto varias generaciones de lectores desde principios del siglo XX, específicamente en el año 1905, cuando se conoce la primera edición de las Obras completas de José Martí a cargo de su amigo y albacea Gonzalo de Quesada y Aróstegui. Realmente aparece como una revista mensual entre julio y octubre de 1889.
Este es el tercer título que se prepara de manera conjunta entre Guatemala y Cuba sobre la obra de José Martí.
Siempre es una alegría brindarle la bienvenida a una nueva edición,[1] especialmente esta dirigida al público guatemalteco y publicada por la Editorial Cultura del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, bajo el cuidado editorial del poeta y editor Francisco Morales Santos, Premio Nacional de Literatura Guatemalteca “Miguel Ángel Asturias” en el año 1998 por el conjunto de su obra y una de las voces líricas más reconocidas y respetadas en la tierra del quetzal.
El poeta Morales Santos pertenece a uno de los momentos artísticos más significativos de la historia de la literatura guatemalteca contemporánea: el Grupo Nuevo Signo, cuyos integrantes han brindado notables aportes a la cultura guatemalteca y centroamericana.
Este es el tercer título que se prepara de manera conjunta entre Guatemala y Cuba sobre la obra de José Martí, a partir de un fraternal convenio de colaboración rubricado entre la Editorial Cultura, del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, y el Centro de Estudios Martianos del Ministerio de Cultura de Cuba.
Anteriormente la Editorial Cultura editó la única novela de José Martí, titulada Lucía Jerez ―a propósito del aniversario 140 de la llegada de Martí a tierras guatemaltecas, y por la cercanía de su discurso a los recuerdos de su estancia en este país que lo acogió como a un hijo.
Posteriormente preparó el ensayo Guatemala de José Martí, donde el autor reúne todas sus impresiones geográficas, sociopolíticas y culturales de la región. Ambos libros fueron presentados en Guatemala en importantes actividades en el Palacio Nacional de Cultura con la participación de la Embajada de Cuba en Guatemala y presentados en La Habana, siempre con el auspicio de la Embajada de Guatemala y el apoyo entusiasta de su embajador, el señor Iván Espinoza Farfán.
En la historia de la literatura guatemalteca hay numerosos ejemplos de literatura dedicada a niños y jóvenes. Frida Morales Barco, profesora e investigadora de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), en el volumen titulado Han de estar y estarán (Literatura infantil de Guatemala. Una propuesta en una sociedad multicultural),[2] publicado por la editorial Letra Negra en el año 2004 y bajo el cuidado editorial de Armando Rivera, deslinda un amplio conjunto de voces significativas que han acompañado a varias generaciones de guatemaltecos.
Esta investigación, anteriormente, fue la tesis de Doctorado de Frida Morales en la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul, Brasil, y reconstruye la historia de la literatura infantil guatemalteca abarcando desde su génesis múltiples elementos de trasmisión popular oral de los imaginarios culturales. Es una minuciosa investigación que parte de los libros escolares desde 1870 hasta nuestros días. Frida Morales es una defensora convencida de la importancia y la necesidad de la cercanía de la literatura en las primeras etapas de la vida, donde se sientan las bases para el desarrollo posterior del individuo.
También el volumen Voces de la literatura infantil y juvenil de Guatemala[3], coordinado por un equipo de profesoras de la USAC y publicado en el 2011 por el Instituto de Estudios de la Literatura Nacional de la propia universidad, revela una colección de autores que dignificaron el género desde sus inicios en 1929 en Guatemala. Este volumen atiende el periodo comprendido entre 1944 hasta el 2010 y es resultado de una línea de investigación titulada Literatura infantil y juvenil de Guatemala, promovida por el Instituto de Estudios de la Literatura Nacional de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Ello permite afirmar que en este país se viene produciendo desde hace décadas una literatura infantil que recrea aristas de los valores, la historia y la tradición de la cultura de un país pluriétnico, pluricultural y multilingüe, y que por ello ha contribuido a forjar la identidad nacional de varias generaciones.
“A diferencia de otras obras de José Martí, (…) el proyecto editorial de la revista La Edad de Oro fue pensado y estructurado a partir de sus propios conceptos editoriales conformados por sus experiencias anteriores y múltiples lecturas”.
La presencia de esta primera edición de La Edad de Oro en Guatemala, se suma a la tradición de literatura infanto-juvenil que posee la tierra del notable novelista Mario Monteforte Toledo.
Este volumen de La Edad de Oro está antecedido de una nota introductoria de la embajadora de Cuba en Guatemala, la señora María del Pilar Fernández Otero. Seguidamente, las palabras del embajador de Guatemala en Cuba, el señor Héctor Iván Espinoza Farfán, un prólogo de la investigadora cubana Maia Barreda Sánchez y, a continuación, el contenido de los cuatro números de la revista La Edad de Oro. Dicha estructura, semejante a los volúmenes anteriores preparados por la Editorial Cultura, constituye la expresión de un trabajo en equipo desde ambas naciones.
A diferencia de otras obras de José Martí que fueron escritas “al paso” o con extrema premura, sin tener tiempo para profundas o exquisitas correcciones posteriores, el proyecto editorial de la revista La Edad de Oro fue pensado y estructurado a partir de sus propios conceptos editoriales conformados por sus experiencias anteriores y múltiples lecturas.
El estudioso cubano Salvador Arias ―fallecido hace algunos años, quien fuera investigador del Centro de Estudios Martianos, dedicó varias etapas de su vida profesional al estudio e interpretación de los múltiples textos que integran La Edad de Oro,hasta convertirse en uno de sus máximos críticos― siempre afirmaba que en las páginas de la revista se puede encontrar a José Martí en todas sus dimensiones: como director de publicaciones, editor, poeta, narrador, crítico literario y de artes plásticas, traductor.
Esta nueva y hermosa edición de La Edad de Oro está dedicada, sobre todo, a los lectores guatemaltecos y, significa, además, compartir nuestros imaginarios infantiles.
Todos estos saberes estaban implícitos en el instante de la selección de los autores, asuntos, la ilustración de portada y las ilustraciones de cada texto de la revista porque este fue un proyecto bien pensado y estructurado. Ello se puede corroborar cuando se estudia la organización interna de cada número dirigido a los niños y niñas de nuestro continente.
Detrás de la fantasía y el lirismo de cada pieza de La Edad de Oro hay una enseñanza para el lector de todas las edades, pues en cada momento de la vida que nos acercamos a estos discursos, nos deja siempre un mensaje distinto y enriquecedor.
La idea original de publicar La Edad de Oro en Guatemala por la Editorial Cultura fue de la señora Ana Cintrón Palma. Su explicación en torno a la posibilidad de distribuir el volumen por las escuelas primarias del país, así como por las bibliotecas escolares como vía para acercar el texto a los lectores más jóvenes, convenció en pocos minutos al maestro Francisco Morales.
Ana Cintrón Palma es descendiente del poeta cubano José Joaquín Palma y Lasso de la Vega, el autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala y uno de los patriotas cubanos que en el siglo XIX formó parte de la notable migración desde el Caribe a Centroamérica y que constituye parte de los puentes históricos y culturales que unen a ambas naciones junto a la familia Izaguirre, Hildebrando Martí, Juan García Purón, el propio José Martí, puentes que continuaron y se enriquecieron en el siglo XX con la estancia de Manuel Galich en nuestro país y su labor fundadora en varias instituciones cubanas como la Casa de las Américas.
Esta nueva y hermosa edición de La Edad de Oro ―fue cuidada con sumo esmero por el equipo de diseño y diagramación de la Editorial Cultura― está dedicada, sobre todo, a los lectores guatemaltecos y, significa, además, compartir nuestros imaginarios infantiles, aquellos que han acompañado (y acompañan) a muchas generaciones de cubanos desde las edades más tempranas.
Los poemas y narraciones de La Edad de Oro, guardan especial atractivo después de más de un siglo de su publicación porque los mensajes que brindan están relacionados estrechamente con valores humanos universales que son necesarios en todos los tiempos y latitudes. La revista La Edad de Oro de José Martí ocupa un lugar esencial en la obra literaria del autor y en la cultura cubana, por lo cual siempre constituye un acontecimiento brindarle la bienvenida a una nueva edición.
Notas:
[1] José Martí: La Edad de Oro, Editorial Cultura, Ministerio de Cultura y Deportes, Guatemala, 2020.
[2] Frida Liliana Morales Barco: Han de estar y estarán (Literatura infantil de Guatemala. Una propuesta en una sociedad multicultural), Editorial Letra Negra, Guatemala, 2004.
[3] AA.VV.: Voces de la literatura infantil y juvenil de Guatemala (coordinado por Frida Morales Barco, Nancy Maldonado de Masaya, Blanca Lilia Mendoza Hidalgo, Gladys Tobar), Instituto de Estudios de la Literatura Nacional, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2011.