El Maestro Roberto Sánchez Ferrer es el Premio Nacional de Música 2023
En la mañana de hoy tuvo lugar el otorgamiento del Premio Nacional de Música 2023. Con la presencia de Indira Fajardo, presidenta del Instituto Cubano de la Música, miembros del Consejo de Dirección de la institución y medios de prensa, el jurado integrado por Pancho Amat, Premio Nacional de Música 2010 —en su condición de presidente—, y como miembros Guido López Gavilán, Premio Nacional de Música 2015; Beatriz Márquez, Premio Nacional de Música 2015; Élsida González, musicóloga, y
Guille Vilar, periodista, promotor cultural y crítico musical, acordó conceder el Premio Nacional de Música 2023 al instrumentista, compositor, orquestador y director de orquesta Roberto Sánchez Ferrer.
El Premio Nacional de Música, instituido en 1997, es el más alto reconocimiento que otorgan el Instituto Cubano de la Música y el Ministerio de Cultura a los músicos cubanos por la obra de toda la vida en los campos de la creación y la interpretación.
El Maestro Roberto Sánchez Ferrer es un destacado artista que ocupa un lugar relevante en el ámbito sinfónico en Cuba. Su prolífera labor como instrumentista, compositor, orquestador y director de orquesta lo convierten en una de las personalidades paradigmáticas de nuestra cultura musical desde la segunda mitad del siglo XX. Nacido en La Habana el 31 de diciembre de 1927, su extensa carrera con más de sesenta y cinco años de vida artística, ha abarcado una obra integradora donde la música no ha tenido fronteras estéticas entre lo popular y lo sinfónico.
La prolífera labor de Roberto Sánchez Ferrer como instrumentista, compositor, orquestador y director de orquesta lo convierten en una de las personalidades paradigmáticas de nuestra cultura musical desde la segunda mitad del siglo XX.
Inició sus estudios musicales en el Instituto Edison y el Conservatorio Levy. En su formación en la orquestación y dirección orquestal fueron decisivos los profesores Félix Guerrero, Enrique Bellver, Enrique González Mántici y el director rumano Jean Constantinescu.
Con solo 18 años dirigió una revista musical integrada por músicos de la Orquesta Filarmónica de La Habana, lo que constituye su primera función como director de orquesta.
En 1945 conforma el Trío de Jazz nombrado Los raqueteros del Swing, donde tocaba el clarinete junto a José Álvarez en el piano y el baterista Antonio García, al que se incorporan posteriormente Arturo (Chico) O’Farrill, Kiki Hernández, Gustavo Más, Isidro Pérez y la cantante Ana Menéndez.
Integró también como saxofonista y clarinetista la Orquesta Hermanos Castro, de aquí pasa a otras importantes jazz band de la época, entre ellas Hermanos Le Batard, Orquesta Riverside y Habana Casino, presentándose en centros nocturnos y cabarets de la categoría de Montmartre, Sans-Souci y Tropicana, donde permaneció por ocho años bajo la dirección de Armando Romeu.
En esta etapa realiza orquestaciones, tanto instrumentales como para cantantes de la talla de Esther Borja, Fernando Álvarez y el venezolano Alfredo Sadel, para sus producciones discográficas. Dirige en 1955 la primera ópera completa televisada en Cuba, La Bohéme de Puccini, al frente de la orquesta del canal 2 de la Televisión Cubana (Telemundo).
Un lugar destacado ocupa su labor como organizador y director de la Orquesta de las Juventudes Musicales, la que realiza su primera presentación el 14 de diciembre de 1958 en el Lyceum Lawn Tennis. Con ella interpreta obras significativas del repertorio universal y de compositores cubanos, entre estos últimos, versiones de obras de Manuel Saumell, Ignacio Cervantes y Esteban Salas, así como de compositores contemporáneos, entre ellos Roberto Valera, Fabio Landa, Juan Blanco, Carlos Fariñas, Nilo Rodríguez, Edgardo Martín, Félix Guerrero, entre otros. En 1960 obtiene por oposición la dirección de la Orquesta de Cámara de La Habana, por lo que recesan sus funciones al frente de las Juventudes Musicales. En 1979 se vincula nuevamente a esta formación orquestal al ser invitado a dirigir el concierto inaugural del XIV Festival de las Juventudes Musicales en Polonia.
En 1961 viaja a París como director musical de Danza Moderna de Cuba y conduce la orquesta del Teatro de las Naciones “Sara Bernhardt”. Este mismo año dirige La Traviata de Verdi, en la primera temporada de ópera en Cuba después del triunfo de la Revolución.
En 1962 obtiene una beca para el Instituto Superior de Música de Leipzig. Allí realiza un posgrado de dirección orquestal con el maestro Franz Jung. Al año siguiente la Universidad de Uruguay le otorga el premio “Puerta de sol sobre ágata y amatista”, debido a los resultados de la grabación de la obra “Cánticos sinfónicos a Cuba revolucionaria”, del compositor Alberto Soriano.
En 1965 integra la Dirección Musical de la Ópera Nacional y desde 1976 hasta 1978 se desempeñó como director general.
Condujo la emblemática puesta de Cecilia Valdés, en versión de Juan Rodolfo Amán, que recorrió con rotundo éxito diversos escenarios latinoamericanos a finales de la década de 1980. El Maestro realizó además la orquestación de la partitura integral de la zarzuela Cecilia Valdés a solicitud del Museo Nacional de la Música.
Ha realizado numerosas giras internacionales a países de América Latina, Asia y Europa en los que se han presentado las más famosas zarzuelas cubanas de Gonzalo Roig, Ernesto Lecuona y Rodrigo Prats, entre otras. En 1986 es invitado por la Universidad Autónoma de Chihuahua para dirigir su orquesta.
Entre sus composiciones se destacan dos óperas, Van Troi y Ecué Yamba-O, y las obras sinfónico-vocales SonMy (cantata) y Jatín (poema sinfónico-vocal para mezzo-soprano, narrador, orquesta, coro mixto y coro infantil), ambas premiadas en el Concurso de las FAR de 1973 y 1975 respectivamente.
“Su extensa carrera, con más de sesenta y cinco años de vida artística, ha abarcado una obra integradora donde la música no ha tenido fronteras estéticas entre lo popular y lo sinfónico”.
El poema sinfónico-vocal Jatín fue estrenado en Riga, antigua URSS, en 1980 y posteriormente en el Primer Festival Internacional de Música Contemporánea de la URSS, en mayo del siguiente año.
En su catálogo autoral también destacan el ballet A Santiago con tema de la canción homónima de Juan Almeida, representado en Santiago de Cuba por Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba; también Tema y variaciones, donde recrea la canción de Eliseo Grenet “Chivo que rompe tambó”, y de manera didáctica a cada forma tradicional une un género cubano como el danzón, el bembé y la guajira, y las obras corales “La noche”, para coro femenino, con letra de Rolando López del Amo y “Canción coral” con textos de José Martí, que obtuvo el primer premio en el Concurso de Canciones Corales convocado por la Uneac de Santiago de Cuba.
Su distinguida labor como arreglista y compositor continúa vigente hasta nuestros días. Su extensa obra ha quedado plasmada en colaboraciones discográficas con notables figuras como Esther Borja, Iris Burguet, Armando Pico, Omara Portuondo, Chucho Valdés y Hernán Lopez-Nussa.