Hago como que aplaudo en el Balcón y abucheo en la Cazuela
15/5/2017
Hoy todo es criticar al Estado. Puede ser lo mismo las recargas de ETECSA, que la poda de los árboles por Comunales, que algunas butacas vacías dentro de un teatro cubano para un espectáculo de la UNESCO y del Ministerio de Cultura.
Y va desde el Facebook de un periodista que escribe en Granma, como nuestro entrañable Michel Hernández, -y que fue de los pocos invitados al Gran Teatro de La Habana por la prensa cubana-, hasta las ya habituales columnas de OnCuba sobre el acontecer artístico, como la del inefable y nunca bien ponderado Eduardo Del Llano. Porque ya se vuelve desesperante para los lectores esta necesidad de reconocimiento social que tienen algunos de sentirse VIP entre los VIP, aun cuando sea esta vez el mundo del jazz, de lo cual no sean muy practicantes, y el suceso sea el Día Internacional, a festejarse en La Habana.
Nuestros mejores músicos pudieron tocar de igual a igual con varios
de los representantes más notables del género. Fotos: Sonia Almaguer
¿En cuántos lugares del mundo se venden entradas para un espectáculo que es único, por una fecha tan señalada por la UNESCO, sexta vez que se celebra en el mundo? ¿Cuánto habrá costado esa entrada en Washington, en Tokio o en París por poner algún ejemplo de los años anteriores?
A ellos parece no importarles la pantalla gigante que estaba situada a un lateral del Gran Teatro de La Habana; pero allí había cientos de personas, como mínimo medio millar, cómodamente sentados y con un excelente audio, y aplaudían hasta el delirio la trasmisión en vivo de los mejores momentos del Día Internacional del Jazz. Puede parecer consuelo de tontos, pero el que estuvo allí, aplaudiendo posiblemente más que los que estaban dentro, y presenciándolo casi desde el mismísimo Parque Central, sabía que jamás podría pagar esa entrada en otro lugar del mundo.
Fue el gobierno cubano el que dio todo su acuerdo y respaldo a la iniciativa de declarar a La Habana sede de esta celebración mundial. Y el que apoyó la propuesta de la UNESCO, de trasmitir para el mundo lo que sucedió dentro del Alicia Alonso. Se dispuso para ello del mejor camión de control remoto HD del ICRT y de todas las facilidades para los artistas presentes y se decidió trasmitirlo en vivo, en un horario estelar, por el canal de más audiencia en la televisión cubana, que se ve desde el Mantua hasta Maisí, sin que el cubano de a pie tuviera que pagar un centavo por encender el televisor que fuere, bien de marca de rusa, norteamericana, o de la china Panda.
No es secreto para nadie que hablamos del antiguo Teatro Tacón, el más antiguo de Cuba, que es un coliseo patrimonial de unas mil cien capacidades, contando lo que llaman la cazuela, con todo y su mala visualidad. De dar capacidad a todos los que querían entrar, incluyendo decenas de turistas que asediaban las puertas, sencillamente colapsaba…
Acusar de dañar al pueblo porque una decena de butacas se hayan quedado vacías en la platea, -o con el criterio de que fueron mal distribuidas, cuando había que dar cabida desde a los invitados del Instituto Thelonius Monk, la UNESCO, el cuerpo diplomático, artistas y otras personalidades reconocidas-, es como ver las consabidas manchas en el sol que fue para toda Cuba esta fiesta del jazz.
Jazzistas cubanos y extranjeros fueron aplaudidos en múltiples y muy diversos escenarios de la capital cubana.
Lo que más sorprende es que esta vocación de arremeter contra todo va seguida, en la columna de OnCuba, de las declaraciones de Irina Bokova, directora general de la UNESCO, sobre que La Habana era el lugar ideal para la celebración del Día Internacional del Jazz. Es muy fácil por un lado aplaudir que vino Herbie Hancock, Marcus Miller, Quincy Jones, y otras personalidades que antes apenas podían pisar la Isla, y por la otra abuchear desde el gallinero.
Otra vez no se reconoce lo esencial: nuestros mejores músicos pudieron tocar de igual a igual en el escenario del Gran Teatro, al lado de otras celebridades llegadas de todos los continentes, con una trasmisión televisiva de clase mundial. Grandes jazzistas que nunca habían visitado el país dictaron clases en escuelas de arte como el conservatorio de Guanabacoa y el ISA, como parte de un amplísimo programa didáctico que abarcó retretas de las bandas de concierto en todas las provincias de Cuba.
Antes del concierto del domingo 30, se realizó una gran gala con los jazzistas cubanos en el Teatro Nacional, y estuvo tan abarrotado que hasta el uruguayo-cubano de Fernando Ravsberg reconoció lo barato de la entrada en moneda nacional para un espectáculo semejante. Eso sin contar el Pabellón Cuba, que funcionó como escenario para los jóvenes durante toda una semana y donde tocaron más de una vez varios de los invitados foráneos. Y la Casa de la Cultura de Plaza con concierto gratuito y placa que develada por la UNESCO reconociendo que allí nació el Festival Jazz Plaza, gracias a Bobby Carcassés y a tantos grandes y humildes músicos cubanos que sí estaban sentados en el Gran Teatro y que fueron aplaudidos en más de cincuenta actividades de un programa que sumó clases magistrales, descargas y conciertos en todos los sitios donde se ama el jazz en la Isla de Cuba.
Hasta hoy es público que el concierto del Día Internacional del Jazz en La Habana fue visto 522 mil veces en el canal You Tube, con su trasmisión vía streeming y que alcanzó a otro medio millón de internautas vía Facebook. Esta cifra no alcanza a los que lo vieron a través de la televisión cubana, o por el canal de televisión de Naciones Unidas, que también aportó varios miles de seguidores.
Pero Michel y Del Llano estaban para los asientos vacíos, y para a quién le ponían la etiqueta de VIP, con tal de que les publicasen en OnCuba.
Ni me creo que se justifiquen las recargas de ETECSA, o es que tantas personas pueden estar equivocados? Ni me creo que una persona que se a encargado de hacer visible el Arte Alternativo ese el de muchos que nos podemos ni siquiera vivir de lo que hacemos aunque seamos profesionales, pueda llamarse VIP. Ni siquiera creo que la Jiribilla, revista de vanguardia hace algún tiempo, pueda servir de espacio para semejante contenido político para justificar TODO lo que nos afecta como pueblo y país. De Verdad?!!!
Si tengo que escoger entre el artículo de Eduardo y el tuyo, sin pensarlo (así debe ser como escribes tú) me decido por el de Eduardo.
El medio millar que se quedó afuera viendo el espectaculo en una pantalla, y 4000 personas más cabían sin ningun problema en el teatro Karl Marx que para algo es el eatro de los grandes acontecimientos en Cuba, de lo cual parece q nadie se acuerda excepto cuando hay concierto de Buena Fe, al parecer la única agrupacion cubana capaz de llenar este local actualmente, o cuando se utiliza para algun que otro espectaculo humorístico. Que me puede responder a eso? Y de Etecsa mejor ni hablar xq no hay peor ciego que el que no quiera ver respecto a este tema. Volviendo a la temática de las actividades por el dia del jazz, varios de los artistas invitados si habian estado en Cuba, los menos es verdad, e incluso varios de los artistas cubanos presentes ese dia han conpartido en otros escenarios con los músicos foráneos invitados, así que tampoco es para hacer tanto alarde de eso, si bien es verdad que ese día fue el propicio para el intercambio, no es algo ajeno para varios de los presentes ese día sobre el escenario.
Partamos del principio de que sí hay que criticar al estado, cada vez que se nos ocurra y sintamos necesidad de hacerlo. Es un deber ciudadano, aunque no el único. Otra cosa es si tenemos razón o no. Quién crítica siempre la tiene, pero el estado también se equivoca y bastante. Nadie y mucho menos un periodista debe atacar a quien critica al estado. Un periodista debe ser un inconforme del lado de la mayoría, no un adulón del estado. Esa idea ya la expresaron Martí, el Che, Fidel y Raúl. Pero el autor o no lo entiende o lo olvida.
Si hay una sola butaca vacía y un solo cubano fuera con ganas de presenciar un espectáculo como ese, hay que protestar. Así de simple.
No hay q cantar Loas al estado por haber organizado este evento, pues La Habana lo merece por nuestra historia cultural, que va desde antes de Chano Pozo y seguirá después de los JoJazz. Insisto, no hay que cantar loas por eso, pues ese es el deber del estado. Para eso está ahí.
Exactamente eso ocurrió en Tokio, París y Washington, por cierto sin mucho eco en la prensa cubana, con excepción del año pasado, que hubo solo algún comentarios a sedal, a pesar de que el Gran Chucho estuvo allí con Paquito y tocaron Con poco coco de Bebo Valdés.
Pero hay un detalle, un habanero tiene cien veces menos chances de ver a Herbie o a Cassandra Wilson o incluso a Chucho o a Gonzalo o a Esperanza, q un parisino, o un tokiano o un washingtoniano, por eso una butaca vacía aquí duele mucho. Y no se e
No es la primera vez que “nuestros mejores músicos pueden tocar…”, por el contrario nuestros mejores músicos, sin distinción de lugar donde residen o de posiciones políticas, están continua y normalmente tocando con las “celebridades” (palabra no muy usual para hablar de jazzistas) porque ellos son parte de esa élite de estrellas. Ah, que la prensa cubana no se haga eco de ello es otra cosa. Por ejemplo Chucho y Gonzalo acaban de grabar un disco q será trascendental para nuestra cultura Trance, algún comentario?
La transmisión por la TV cubana tampoco es un mérito del estado, pues ese estado es el dueño absoluto de la TV. Si la UNESCO, los participantes y los organizadores lo permitieron, hacerlo era simplemente una decisión y punto. Nada que pagar, nada que negociar, nada simplemente el estado decide y punto, como decidió también que podrían quedar butacas vacías sinnninguna consecuencia.
La celebración del Día internacional del Jazz en Cuba fue un éxito, gracias a la Unesco a los organizadores por Cuba y a los músicos. Las butacas vacías, los cortes de árboles, etecsa, el transporte y todo lo demás negativo de Cuba critiquemoslo todos los días a toda hora, a ver si mejoran. Ah y ojalá todos los periodistas entiendan q eso es parte de su deber
Estimado lector, me llama la atención el modo en que usted descalifica la opinión ajena, al punto de tildarla de falacia, para luego cometer deslices y evidenciar desconocimientos mucho más terribles que los que acaso puedan imputársele a Octavio Fraga, autor del artículo que nos ocupa. ¿Cómo es eso de que “un habanero tiene cien veces menos chances de ver a Herbie o a Cassandra Wilson o incluso a Chucho o a Gonzalo o a Esperanza, q un parisino, o un tokiano o un washingtoniano ” (SIC). ¿En serio? ¿Será que los teatros de esas ciudades tienen precios subsidiados como los tienen los nuestros y se maneja en esos países el acceso a la cultura como se maneja en Cuba, donde cualquier cubano de a pie puede costearse la entrada a un teatro, el acceso a un libro o la entrada a un cine? Usted querrá decir que es menos probable que tales artistas vengan frecuentemente a Cuba, sobre todo porque no formamos parte de los circuitos creados a este fin por la industria global de la música, pero eso no es algo que podamos cambiar desde aquí, como usted seguramente sabrá. Lo que sí podemos cambiar es ofrecer el mayor acceso posible a esos artistas, una vez que estén en Cuba, tal como se hace con tantos y tantos eventos que se desarrollan en todo el país, durante todo el año.
Pero el dislate se acentúa cuando usted mete en ese mismo saco a Chucho Valdés, un músico que cada año toca varias veces en Cuba y que lidera un Festival Internacional de Jazz, al que acuden músicos del mundo entero, convocados sobre todo por la calidad de nuestro movimiento jazzístico. Y al que acuden también músicos cubanos residentes en cualquier lugar del mundo, a los cuales se les recibe y ofrece espacio, tal como debe suceder, ya que se les considera miembros de nuestra comunidad de músicos, con residencias en el exterior.
Creo que debe documentarse mejor, honestamente, sobre todo si pretende pontificar usando las herramientas de un espacio público (y estatal) como el de La Jiribilla.
Creo que tanto unos criterios como otros son certeros y cada cual tiene su carga de verdad y también su poquito de inquina e ira, que se nota en ambos ciertas actitudes guerreristas. Lo que hay que aprender señores es a sanar nuestras heridas y a superar los traumas que tenemos, ideológicos y políticos. Nuestro sistema está cambiando, no sé si para bien o mal, pero en cualquier sistema la chusmería es y será vulgar, sin clase y algo bien bajo. Pero, estoy de acuerdo en que hay que criticar lo mal hecho, y tratar de recepcionar las críticas y aprovechar siempre lo bueno de ellas para que lo malo desaparezca. Poniéndose a la defensiva e ignorando lo que el otro dice no se puede hacer nada al respecto. Además, el Estado no es Dios, ni puede arreglarlo todo de un brochazo, pero tampoco es sagrado e intocable. Es un conjunto de instituciones y organismos que están conformados por seres humanos, no extraterrestres, que todos los días erramos y acertamos, en la medida de nuestras posibilidades. Por lo tanto hay que aprender a distanciarse de las cosas, no tomarse como personal algo que no es tuyo, ni mío ni de él, es de todos, y como tal, cada cual puede objetar o loar, pero siempre con mesura, eh? Que esto de pronto se volvió una pelea de gallos y gallinas. Y que conste que le da dramaturgia y prestigio a cualquier publicación que haya un debate, pero que sea sano y recordar que estas cosas las leen nuestros compatriotas, pero también personas de otras partes del mundo, y de seguro ni tirios ni troyanos queremos que se nos tilde de chusmas o breteros intelectuales. SE LES QUIERE Y RESPETA POR SU VALENTÍA Y SUS GANAS DE NO QUEDARSE CALLADOS ANTE LAS COSAS NEGATIVAS!!!! EN SERIO QUE SÍ!!!!
Meditar antes de hablar y no hablar antes de pensar, investigar, preguntar, buscar equilibrio, ─(no considero que por butacas vacías haya que considerar a los funcionarios como gente superficial e imprevisible y con apresuramiento)─, son tareas de periodistas, ir a las raíces también, quizás no se escogió el Carlos Marx, por un problema objetivo técnico o energético, ─váyase a saber─, eso si sacar una lección, hacer una encuesta a quienes deciden, que deben registrar en sus planes de prevención para prevenir no llenar al tope un teatro, como proponer medidas para mayor audiencia, sin caer en las gratuidades excesivas (hay que aspirar a lo máximo, nuestro pueblo lo merece), para la próxima estoy seguro sera mejor. Siendo muy joven visualizaba, el movimiento obrero, facilitando entrada a los teatros, a cines debates, Y la FEU y FEEM a los estudiantes y la educación mas vinculada a la cultura, cuantos trabajadores y estudiantes se pudieron estimular, por sus buenos resultados y llenar el CARLOS MARX. Quisiera saber como esta experiencia, nutrirá a las facultades de periodismo y Las Escuelas de Arte, Saludos. Que raro no le llama la atención la cantidad de cines vacíos, que pudieran servir para enseñar historia del cine e historia pura de como el Talón de Hierro reprime e impone con los PAQUETES, autómatas 24 horas jugando con celulares y pintándose de magnánimos promotores del capitalismo. Cuba tiene capacidades infinitas para un mejor periodismo una cultura de masas humanista, Y con ello al salvarse salva.