A 45 años de la creación del conjunto Son 14
El acontecimiento musical más sonado de fines de la década de los ‘70 fue la aparición del conjunto Son 14, dirigido por Adalberto Álvarez en Santiago de Cuba. Su primera actuación fue en el Cine Cuba y luego en un bailable bien sonado en la calle Santa Úrsula, el 11 de noviembre de 1978.
La expectación era mucha, los jóvenes de Son 14 pretendían dar nuevo impulso al son, integrarlo al llamado movimiento “salsero” latino, compuesto por el son y la guaracha.
Adalberto cuenta que entonces estaba inconforme por la falta de atención de los responsables de los temas culturales en Camagüey, hasta que un día llegó Rodulfo Vaillant, en ese momento un alto funcionario de la radio en Santiago de Cuba, y le propuso hacer un conjunto en esta ciudad. Para conseguirlo, “Vaillant se apoyó en Antonio Orúe, director de la Empresa de Música de la provincia. Lo consulté con mi papá y él comprendió que esa posibilidad podría darnos buenos resultados”.
Adalberto emprende la cruzada del son desde Santiago de Cuba, arranca con parte de los músicos del grupo Avance Juvenil. Entre seis y siete camagüeyanos, seis santiagueros y un guantanamero armó el piquete sonero. En realidad, los músicos eran trece, pero contaron al utilero para que fuera un número cerrado.
En la voz líder, estaba el cantante Eduardo Tiburón Morales. Acompañaban al Tiburón en el coro Daniel Carmenates y el guantanamero Héctor Wedderbron Anderson, la voz prima que, además, hacía los dúos con todos los matices.
El tercio musical lo componía el santiaguero Guillermo Fernández, el habanero Dagoberto Rodríguez, el camagüeyano José Fernández y el tunero Eduardo Sánchez en las trompetas; Lázaro Rosabal en el trombón; Efisio Barroso en la guitarra; Jorge Machado en el bajo; Ubaldo Canes en las tumbadoras. Se sumó en el bongó el santiaguero William Viera, antes timbalero de Los Bocucos.
En la voz líder, estaba el cantante Eduardo Tiburón Morales. Acompañaban al Tiburón en el coro Daniel Carmenates y el guantanamero Héctor Wedderbron Anderson, la voz prima que, además, hacía los dúos con todos los matices.
Según reveló Adalberto al escritor Leonardo Padura, lo primero que trató de hacer es buscar que su estilo se diferenciara del conjunto Rumbavana con el que se había identificado y donde estrenó sus primeras canciones (en aquella época, este era un conjunto escuela). En el formato incluyó el trombón y en las grabaciones al tresero Pancho Amat para patentizar el son oriental. Y aunque no tenía totalmente claro a dónde podía ir a parar todo aquello, era necesario encontrar un sello para el nuevo conjunto santiaguero-camagüeyano.
Una nueva manera de tocar el son —más rápido, con más velocidad—, “a caballo”, como decía Tiburón Morales en los montunos — los diferenció de la llamada salsa latina que se hacía en esa etapa.
El pianista y compositor camagüeyano también dijo a Leonardo Padura que “si hubiera tenido la experiencia de estos años, hubiera hecho un Son 14 más asentado para el bailador, más cerca de esta cadencia en la que estoy ahora con el conjunto que organicé en 1984 en La Habana”.
Una nueva manera de tocar el son —más rápido, con más velocidad—, “a caballo”, como decía Tiburón Morales en los montunos — los diferenció de la llamada salsa latina que se hacía en esa etapa.
El proyecto y concepto de Adalberto funcionó y, como se dice, lo que triunfa no se reprocha. Lo cierto es que fue un triunfador, un analista del son y las innovaciones de la llamada salsa con armonías y timbres de otros lugares. Adalberto, además, era una máquina sonera que componía una tras otra canción de éxito. Ese es su aporte más importante a la música de su tiempo, ese fue su secreto.
Son 14 comienza a tocar en La Trocha (Martí y San Pedro, Siboney), cerca de la Terminal de Ómnibus, y alternaba con orquestas habaneras. El conjunto viaja a Venezuela donde se da a conocer antes de que en la capital cubana.
En el verano de 1979 había llegado a Santiago de Cuba la orquesta Dimensión Latina, con el cantante Andy Montañez, y tocó en el Estadio Guillermón Moncada. Andy también cantó con Son 14 y al terminar expresó:
“Que lástima que una verdadera orquesta de música cubana como Son 14 no haya ido a Venezuela, a Puerto Rico, a los lugares donde se canta y baila nuestra música”.
Esa declaración iluminó a Adalberto y a su conjunto. El empresario disquero Orlando Montiel —que estaba aliado con el empresario Ali Kó, representante de Oscar D´León— tuvo la visión de llevar a Son 14 a Venezuela, centro de la salsa del Caribe.
El mayor impacto del conjunto en ese momento en La Habana fue cuando obtuvo segundo lugar en el Festival de la Canción Adolfo Guzmán, donde alcanzó el Premio de Interpretación.
En septiembre de 1979, el conjunto fue contratado para el Festival de La Divina Pastora, en Barquisimeto, donde se mantuvo doce días y ganó el Premio Crepúsculo Dorado. Posteriormente, volvió a ese país y tocó en el Poliedro de Caracas, frente a frente con Oscar D´León. Ya Adalberto sabía que tenía la “muñeca prohibida”, como se dice a los triunfadores.
En 1980 Son 14 es invitado a presentarse en la Feria de Barquisimeto. En Venezuela, un país que el conjunto visitó muchas veces más, alcanzó un éxito muy grande. Allí, el cantante Eduardo Morales se convirtió en un soberano ídolo de multitudes.
En ese año, Son 14 estaba listo para entrar en la “liga nacional de la música capitalina”. Se presentó en el programa de Radio Progreso Alegrías de sobremesa y en Para bailar, un espacio televisivo en boga.
El mayor impacto del conjunto en ese momento en La Habana fue cuando obtuvo segundo lugar en el Festival de la Canción Adolfo Guzmán, donde alcanzó el Premio de Interpretación, un acontecimiento decisivo. Comenzaron a participar entonces en todos los festivales, especialmente en el Benny Moré, donde ganaba todos los premios.
Son 14 grabó su primer disco en 1979 con el sello discográfico Egrem; se tituló A Bayamo en Coche.
Recuerdo un “choque de trenes” entre Son 14 y Los Irakere en el teatro Karl Marx. Tiburón Morales se enfrentó a Oscar Valdés, cantante y percusionista de Irakere. Fue poco después de aquel encuentro Cuba-USA (Habana-Jam), en el mismo teatro, entre músicos estadounidenses y cubanos. Era el gran momento de ambas agrupaciones: el son y el jazz latino (cubanos-afro). También fui testigo de las presentaciones en el Salón Mambí, en el parqueo del cabaret Tropicana. Fueron tan sonadas que, en una ocasión debieron sacar escoltados o resguardados por la policía a los integrantes del conjunto de Adalberto en un camión encabillado.
Son 14 grabó su primer disco en 1979 con el sello discográfico Egrem; se tituló A Bayamo en Coche. La producción musical de dicho LP estuvo a cargo del maestro y pianista holguinero Frank Fernández, quien conoció al conjunto en Santiago de Cuba y le propuso venir a grabar en La Habana. Así se convirtió en el productor de sus primeros seis discos y surgió una gran amistad.
En 1981 grabó el segundo disco: Son como Son y el 25 de febrero de 1984 ve la luz su segunda agrupación, cuyo apelativo proviene del “Son de Adalberto”.
Adalberto se mantuvo en el Son 14 hasta 1983, fecha en la que visita Cuba el cantante venezolano Oscar D´León. Después el Son 14 siguió otro rumbo, especialmente en México donde tuvieron mucho acierto. Pero, esa es otra historia.
Alabanza para este conjunto que compitió con Los Van Van, Oscar D´León y Los Irakere en la década de los ‘80, hasta que llegó Juan Carlos Alfonso con el charangón de Elio Revé.
Algunos éxitos recordados en el Son 14 son “Fuego en La Maya”, “El Son de la madrugada”, “El domingo de la rumba”, “Tal vez vuelvas a llamarme”, “Son para un sonero”, “Si yo siempre he sido son”, “Guajiro en La Habana”, “A Bayamo en coche”, “Que vuelvas a llamarme”, “La soledad es mala consejera”, “Cuestiones de amor”, “Tal vez vuelva a llamarte”.
Este es un condensado de la historia del conjunto Son 14 para que no se olvide el origen de los triunfos de un grande del son cubano: Adalberto Álvarez y sus acompañantes en Son 14, en especial del cantante estrella Eduardo Morales “El Tiburón”.