Rompe el silencio de las mujeres afligidas Fernando Pérez con su última entrega, El mundo de Nelsito (2022), la cual transcurrirá por su última semana de exhibición en las salas de cine de la capital. En la cinta, las mujeres están diseñadas bajo el canon de la teatralidad griega, deconstruyen su tragedia desde la imaginación activa de Nelsito (José Raúl Castro), un vástago que crea, desde la invisibilidad que su condición física le permite.
“La fórmula de un melodrama secular, refractado en varias dimensiones, con el apoyo de un reparto coral de calidad, arma esta obra”.
Nelsito, quien deviene en cronista de sus fábulas por encima de su protagonismo, merma su yo principal para hilvanar cuentos de una sociedad donde la mujer, los seres, no tienen sueños cumplidos, y de tenerlos, nunca son absolutos. Una sociedad oscura en la que se atestiguan asesinatos, prostitución, estafa y doble moral, en donde la búsqueda de la felicidad se vuelve un sacrificio constante y la libertad un esfuerzo incompleto que, como los sueños imposibles, nunca llega.
La tragicomedia completa un metraje en el que los personajes, mujeres, madres casi todas, adolescentes timadoras, hombres aprovechados o delincuentes hasta la médula y niños que tienen cuchillos en la boca, son sujetos transformados en las fabulaciones, que persiguen objetivos inalcanzables aparentemente, aunque su contexto sea rico en otros menesteres confeccionados por la imaginación de Nelsito.
La fórmula de un melodrama secular, refractado en varias dimensiones, con el apoyo de un reparto coral de calidad, arma esta obra, la que no evita tropezar con los conflictos que crea su exégesis argumental, anclada al social ejercicio que simula representar.
El mundo de Nelsito se dirige alrededor de la historia de un joven de 16 años, el cual tiene autismo y discapacidades físicas, que, desde su visión, permeada por una peculiar imaginación, redescubre las personalidades de sus vecinos y familiares, creando de esta forma un contraste entre la ficción y la realidad.
Este niño se escapa de su casa al ver la puerta abierta, suceso inusual. En el comienzo de lo que sería su aventura por el nuevo mundo, es atropellado a la vez que, introspectivamente, evita desviarse del camino de su propia bondad, conocedor del nimbo oscuro existente en él y que trasmite en sus cuentos. Nelsito, de camino al hospital, coincide con inexplorados sonidos, imágenes y personas que le servirán para crear las posteriores historias que narrará durante su recuperación en el hospital.
“La imagen se convierte en una traducción eficaz de la fantasía”.
En las esencias, Nelsito halla un universo que alimenta su imaginario. Los personajes cotidianos de su realidad son la comida que él tiende a mutar en su cabeza: algunos vecinos de escalera en la aislada polis alamareña, y otros, selectos miembros de su travesía hacia el hospital tras el accidente, todos conforman su historia trágica.
Para esto la fotografía, cómplice de la trama, crea un efecto de sumersión en los detalles que visiona el personaje principal desde su experiencia y su representación de la realidad. La imagen se convierte en una traducción eficaz de la fantasía, a pesar de que el absurdo empaña ciertos fragmentos de la narrativa en el metraje.
Nelsito al igual que sus personajes, se siente preso por su situación, escapar es una alternativa dada solo por la suerte. Su enclaustramiento le permite volar en la imaginación, su aparente fuga, pero desde un heterónimo fantástico y múltiple, evidenciado en la invisibilidad de su ser y en el poder de su voz con cada narración, corrompido por su parecer algo turbado y la simpleza con que viven él y su madre Ana (Isabel Santos), y los vecinos cercanos.
La narratoria creada por Nelsito supone una exploración inmersiva sobre las vivencias de los humanos que lo rodean, ante la sugerencia de lo que podría ser una experiencia otra. Su fantasía novelera está escrita en torno a personajes decadentes que buscan de una forma u otra su libertad, en traducción a los deseos propios que tiene el protagonista para consigo mismo y sus seres conurbanos.
“La secuencia episódica del largometraje y la yuxtaposición de las fábulas posibilita que se genere el mundo de este niño”.
La película tantea con el desconocimiento del público para crear un conflicto que contrapone universos y realidades en la ficción desarrollada por el muchacho. Son paralelismos generados alrededor de un juego de identidades, aunque las piezas contadas se adentran cada vez más en la inverosimilitud.
La secuencia episódica del largometraje y la yuxtaposición de las fábulas posibilita que se genere el mundo de este niño. La idea del universo que podría rodearlo responde no solo a sus anhelos íntimos como personaje principal, también es un símbolo complejo que contiene una sociedad olvidada, absurda, en la que prima la apatía y el falso querer, emoción rota que sale de la materialidad y el vicio que plagan sus historias, llenas de realismo sucio.
El espectador comprende mediante la estructura extemporánea y anacrónica que todo es creación de la mente de un infante, según las interpretaciones de los deseos, vacíos y soledades de sus seres cercanos, pero argumentalmente, es reflejo de una crítica social oportuna que remonta a que lo esencial, siempre es invisible a los ojos.