Bailando (y pensando) en Cuba
24/3/2017
Hace apenas unos días terminó el primer ciclo de Bailando en Cuba (BEC), una propuesta de RTV Comercial para la Televisión Cubana que se transmitió en horario estelar de domingo, e intentó conciliar lo bello y lo útil mediante la convocatoria y puesta en concurso de 16 duetos danzarios seleccionados por un jurado, sin pretensiones de representatividad territorial.
Jara y Osmani. Pareja ganadora de Bailando en Cuba. Fotos: Página web del Programa
Concebida como una plataforma para la comunicación a toda costa con amplios sectores de público, y animada por el éxito de Sonando en Cuba (segunda temporada), BEC echa mano a los recursos comunicacionales básicos de los eventos de su tipo, que se transmiten continuamente por los canales de entretenimiento del mundo entero.
Hace quince o veinte años, el consumo de los programas extranjeros que emula BEC, se hubiese reducido a la importación individual de materiales en soporte video, por personas muy señaladas que además dispusieran de la tecnología necesaria para su reproducción. Tales exigencias confinaban esta práctica a contextos citadinos, e incluso a determinadas zonas de nuestras medianas urbes y de la capital.
Hoy, sin embargo, este tipo de show ingresa en nuestros hogares, de San Antonio a Maisí, por obra y gracia del Paquete Semanal, que es capaz de mantener incluso la frecuencia original con que son estrenados, con apenas un pequeño desfasaje, más o menos proporcional para todas las regiones de Cuba. Más de una vez he leído en publicaciones digitales sobre la relación, informal pero efectiva, que existe entre los distribuidores del Paquete y la red de ómnibus interprovinciales, cuya flota no necesita más de 24 horas para llegar desde La Habana hasta cualquier otro punto del país.
Servidor de dos amos, BEC necesita, por un lado, satisfacer la demanda que genera el consumo habitual del Paquete, por cuyo acceso la gente paga y, por otro, cumplir con los requisitos de ese modelo “otro” de sociedad que nos interesa construir y con el cual nuestros medios estatales (gratuitos), están en la obligación (e incluso en la disposición) de cumplir; solo que no han conseguido hacerlo con la capacidad de seducción que imponen las (ya no tan nuevas) Tecnologías de la Comunicación y la Informática, en toda su diversidad de gamas y soportes.
De modo que la crónica del éxito anunciado para espacios como el que ahora analizamos pasa, inevitablemente, por su capacidad para ofrecer un producto de alta demanda, medianamente empacado, que no posee competidores eficientes en la red estatal de producción y trasmisión de audiovisuales.
Mirado desde otro punto de vista, esta nueva plataforma intenta conjurar el escaso atractivo visual de nuestra programación habitual mediante resortes comunicacionales típicos de la televisión comercial, que contribuyen a satisfacer la expectativa generada por el Paquete pero que, mas allá de esta resonancia puntual, se enchufan directamente con la emergencia en nuestra sociedad de antivalores como el individualismo y la necesidad compulsiva de éxito a toda costa, descendientes directos de la sublimación del consumo como filosofía de vida.
Fragmento de testimonio transmitido en la Semifinal del Programa. Imágenes: Daryagna Steiners.
Esta relación directa, casi congénita, con la emergencia del antivalor explica por qué, de manera inconsciente y más allá de la buena voluntad probada de sus organizadores, BEC no pueda renunciar a la competencia como atractivo central de su propuesta, lo que se agrava cuando dicha competitividad se basa en habilidades técnicas propias de una profesión y no en la asimilación creativa de una tradición danzaria, demanda que hereda (y desatiende) BEC de aquel Para bailar de los años 80, su más cercano y paradigmático referente.
De ahí que el programa, que hace lo posible por desmarcarse de aquel modelo, no pueda renunciar a poner en boca de animadores de escaso calado cultural frases y hasta valoraciones que dejan mucho que desear en términos de rigor técnico y que terminan colocando a los jurados en situaciones más incómodas que agradables. Banalizada de antemano por la intervención constante y festinada de estos locutores, la opinión del Jurado ha de reducirse a frases simples, de facil comprensión, que satisfagan la necesidad de comunicación inmediata con el gran público, al tiempo que irritan a ese otro espectador iniciado y conocedor del tema que también recibe el espacio en sus telerreceptores.
Esto no significa que el Jurado, calificado como el que más, desconozca los términos e indicadores correctos para la evaluación, los cuales seguramente manejará en sus deliberaciones internas; sino que, acostumbrados como están a tratar con especialistas como ellos (léase bailarines, ensayadores, coreógrafos), carecen del entrenamiento necesario para emitir juicios certeros y convincentes. Una solución posible sería no preguntarle a cada miembro del Jurado cada vez que termina una ejecución, ni someterlos a la presión de ese sonido enfático y meloso que acompaña a cada espera.
Mucho más efectivo, así sea por enigmático, sería permitirles que permanezcan en silencio (como lo exigió e hizo cumplir Adalberto Álvarez en la final de Sonando en Cuba), y concederle algún espacio real para sus deliberaciones. También podría concedérseles la gracia de mandatar a uno de sus miembros para que exprese, mediante una sola intervención, las opiniones de todos. Creo inclusive que este pequeño cambio evitaría dolores de cabeza a los organizadores, pues en las condiciones en que hoy se trabaja y conocida la profesionalidad y el liderazgo de los especialistas convocados, no debería sometérsele a tantos momentos de presión ante concursantes y público.
Fragmento de testimonio.
Otro gancho heredado por BEC de su precedente musical es la tendencia a usufructuar lo más ramplón de las historias de vida de los bailarines. Tal como ocurrió en su día con los protagonistas de SEC, vimos desfilar ante las cámaras relatos de familias disfuncionales que, sin embargo, nunca perdieron la fe en el talento del joven que ahora es rescatado y salvado por BEC. Tal perspectiva no solo aligera la propuesta con relatos que parecen más dirigidos al votante de la Zona Caliente que al público interesado en el talento de los bailarines, todos con trayectorias de vida obligatoriamente más interesantes que lo expresado en tales entrevistas.
Aun cuando cada pareja estuvo integrada por un bailarín profesional y otro autodidacta, muy pocos entrevistados colocaron la formación profesional como centro de su respectivo testimonio, enfatizando por el contrario en el esfuerzo y el sacrificio que les trajo hasta allí y en la descripción detallada de los obstáculos, nunca las oportunidades. Esta es otra trampa en la que se cae sin maldad; mitad por mimetismo para con la estructura base y mitad por escapar del edifico retórico que acompaña inevitablemente a esos derechos básicos que conquistó la Revolución y que los guionistas no se molestan en reformular con similar rigor al que se aplica a la puesta en imagen.
Otro signo de pobreza en la concepción del producto lo constituye el tipo de frase en verso que se usaron para los spots de bien público, aspecto que se logró sortear con mayor acierto en SEC. A falta de una investigación seria que echase mano a lo mejor de nuestra poesía, incluido el gracejo de los cantores populares, se puso en boca de los bailarines, de por sí poco entrenados en el buen decir, tiradas de textos seudo poéticos que empobrecen notablemente la puesta en escena. Algo parecido sucede con la relación que establece el programa con elementos de la iconografía y la tradición patriótica; tratados con cierto desenfado, pero sin la suficiente creatividad.
Dicho en otros términos, no se aplica a la selección de los textos y a la relación con valores y hechos del universo político-social el mismo rigor técnico que se aplica al diseño y realización del diseño visual, en bien del cual se calcula con detalles cada emplazamiento, se evitan hasta el delirio las reiteraciones de planos y se presta especial atención a elementos como la composición y el equilibrio de cada escena o desplazamiento.
Pero estas son solo algunas ideas para que entremos en la discusión sobre esta nueva plataforma televisiva, a la que continuaremos dedicando espacio en esta columna semanal.
Me parece lúcido lo que se plantea. Lástima que no aborde otras aristas del espacio. Espero que se le de continuidad al tema, tal como se promete.
A propósito de Bailando (y pensando) en Cuba
Por Paquita Armas Fonseca.
Acabo de leer en mi querida Jiribilla de otros tiempos, el texto Bailando (y pensando) en Cuba del respetado director Fernando León Jacomino, sobre el programa Bailando en Cuba que seguí desde el principio, (el programa, claro) como hice con Sonando (también en Cuba), hago con La otra guerra, La pupila asombrada, La séptima puerta, De cierta manera, desde hace unos días Canal Caribe y muchos espacios más de los que he realizado diversos comentarios o entrevistas a expertos o sus protagonistas.
El título de Jacomino se me parece a uno mío del 28 de febrero Bailando en (y por) Cuba, publicado primero en el Portal de la Televisión cubana y luego en Cubadebate, lo que los textos no tienen ninguna similitud y mucho menos se asemejan en intenciones, sólo coincido en que tanto en Sonando como en Bailando la conducción ha estado por debajo de las propuestas como espectáculo, hecho que he publicado no se cuantas veces.
Mi colega dice “Concebida como una plataforma para la comunicación a toda costa con amplios sectores de público, y animada por el éxito de Sonando en Cuba (segunda temporada), BEC echa mano a los recursos comunicacionales básicos de los eventos de su tipo, que se transmiten continuamente por los canales de entretenimiento del mundo entero.”
Llevando ese racionamiento a su punta, podemos renunciar a la televisión que nació en Cuba en 1950 (tercer país en tenerla de América Latina) porque como medio de comunicación fue inventado, usado, manipulado, por los “amigos” del Norte. En esta época tenemos que renunciar también a INTERNET, ya que con un ancho de banda aceptable se puede ver lo que trasmite cualquier televisora del mundo con un saltito a youtube . Digo esto porque hace muchos años que no se inventa nada nuevo para esa cajita que se llama televisor.
Agrega Jacomino “Servidor de dos amos, BEC necesita, por un lado, satisfacer la demanda que genera el consumo habitual del Paquete, por cuyo acceso la gente paga y, por otro, cumplir con los requisitos de ese modelo “otro” de sociedad que nos interesa construir y con el cual nuestros medios estatales (gratuitos), están en la obligación (e incluso en la disposición) de cumplir; solo que no han conseguido hacerlo con la capacidad de seducción que imponen las (ya no tan nuevas)”
Bueno que yo sepa RTV Comercial es una empresa del ICRT, por tanto es estatal, es gratuita para quienes disfrutamos TAMBIEN Duaba, la odisea del honor (donde existe su pizca de melodrama) y ahora LCB La otra guerra, que acomete la hombrada de llevar a serie la lucha contra bandidos… pero quizás como tiene historia de algún amor contrariado, tampoco funciona. Esa es tal vez la causa de por qué El nuevo Herald le dedicó un comentario (en contra) con solo la trasmisión del primer capítulo.
Y sí, volviendo a Bailando tiene puntos de contacto con programas danzarios que circulan en el canal televisivo alternativo conocido como “El paquete”. En Cuba se juega la pelota, es nuestro deporte nacional (o creo) y lo importamos desde Estados Unidos, le decimos beisbol. No creo que se pueda realizar hoy un programa de danza químicamente puro, la globalización ha llevado a que las mezclas entren hasta por el celular.
Bailando no persiguió la comunicación a toda costa, persiguió LA COMUNICACIÓN y lo logró. Si de algo sirve que se revisen las decenas de comentarios en Cubadebate, Cubasí , Juventud Rebelde y el Portal de la TV, donde mayoritariamente se aplaudió el espacio, lo que no quiere decir, sólo por eso, que haya sido bueno, pero con la responsabilidad que asumo cada vez que valoro un programa de televisión, a partir de que he visto, mucha (buena, mala, regular ) televisión, afirmo que estamos hablando de un BUEN ESPECTÁCULO, por su puesta en escena, el uso de las luces y de la tecnología en función del show, y apunto sólo tres aspectos. Así lo han expresado otros colegas que con frecuencia se adentran en el mundo televisivo.
Mi amigo Jacomino dice “Otro gancho heredado por BEC de su precedente musical es la tendencia a usufructuar lo más ramplón de las historias de vida de los bailarines. Tal como ocurrió en su día con los protagonistas de SEC, vimos desfilar ante las cámaras relatos de familias disfuncionales que, sin embargo, nunca perdieron la fe en el talento del joven que ahora es rescatado y salvado por BEC. Tal perspectiva no solo aligera la propuesta con relatos que parecen más dirigidos al votante de la Zona Caliente que al público interesado en el talento de los bailarines, todos con trayectorias de vida obligatoriamente más interesantes que lo expresado en tales entrevistas. Aun cuando cada pareja estuvo integrada por un bailarín profesional y otro autodidacta, muy pocos entrevistados colocaron la formación profesional como centro de su respectivo testimonio, enfatizando por el contrario en el esfuerzo y el sacrificio que les trajo hasta allí y en la descripción detallada de los obstáculos, nunca las oportunidades. Esta es otra trampa en la que se cae sin maldad; mitad por mimetismo para con la estructura base y mitad por escapar del edifico retórico que acompaña inevitablemente a esos derechos básicos que conquistó la Revolución y que los guionistas no se molestan en reformular con similar rigor al que se aplica a la puesta en imagen.”
¿Está seguro de esta afirmación? ¿Fueron historias de vida en su lado más ramplón?. No se, a memoria –LAS VI TODAS- digo que hubo algún melodrama ¿y que?. Ah ¿qué no se nombraron las escuelas de arte?. Si, pero pusieron en contacto a esos muchachos, algunos provenientes de barrios marginales, con las figuras más importantes del mundo de la danza de hoy, por lo menos las que estaban en Cuba. Los llevaron a la ENA, al Ballet …
Y por el set de entrevistas pasaron figuras relevantes de la cultura cubana desde Omara Portuondo, Enrique Pineda Barnet, Manuel Herrera, y muchos que ofrecieron sus opiniones de un programa donde reinó la música cubana de principio a fin, con ritmos para bailar extraviados en la memoria.
Los textos de Bailando pueden ser mejores, no lo discuto, todo puede ser mejor pero decir “Algo parecido sucede con la relación que establece el programa con elementos de la iconografía y la tradición patriótica; tratados con cierto desenfado, pero sin la suficiente creatividad.”.
¿No hubo creatividad en llevar a los competidores a la marcha de las antorchas y visualizar para el los públicos (incluso “vidente del paquete”) algo que no acostumbran a ver? ¿Montar un baile con los adolescentes “hijos” de la Escuela Solidaridad con Panamá no aporta nada, ni las lagrimas de su directora al hablar de su fundador?. Esos son dos ejemplos, hay muchos más. Reproduzco lo que dije en uno de mis textos “Una vez más RTV Comercial, empresa de la televisión cubana, logró un producto que despertó el debate entre los públicos y que transmitió, (al descuido, repito), como se debe hacer, mensajes de los valores éticos que queremos ver florecer en nuestro país.”
Quizás es que sigo siendo marxista “El arma de la crítica no puede, evidentemente, reemplazar la crítica por las armas, la fuerza material debe ser subvertida por la fuerza material; pero la teoría también deviene fuerza material en cuanto penetra en las masas. La teoría es capaz de penetrar las masas cuando ella hace demostraciones ad hominen y hace demostraciones ad hominen cuando deviene radical. Ser radical es tomar las cosas por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo.” dijo mi melenudo aguafiestas.
Para mi esta definición va a un problema medular: teoría y sentimientos humanos, para Marx “La teoría es capaz de penetrar las masas cuando ella hace demostraciones ad hominen y hace demostraciones ad hominen cuando deviene radical”. ¡Es tan claro!. Discursos escritos o hablados que no motiven al destinatario se producen por gusto, si queremos atraer a los jóvenes no puede ser con retóricas (tan banales como la moda, si es que la moda lo es) que no les llegue a su sentimiento.
Hoy cuando estamos tan interconectados resulta imposible negar de un plumazo cualquier manera de hacer, algo podemos tomar de ellas para reconquistar un público que sólo ve programas made in cualquier lado. Jamás olvido que cuando se trasmitió la serie La otra cara de la luna, un amigo mio, gay, me dijo que donde estaba alquilado sólo se veía la antena menos cuando trasmitían esa propuesta. Eso es ganar una pelea, y mira que la novela tuvo detractores pero unos respetables índices de teleaudiencia y gusto. Incluso una investigación arrojó que durante la trasmisión de esa novela sobre el SIDA, aumentaron las pruebas sobre VIH hechas en los hospitales. Que en Bailando, como la descuido, hablaran del condón, tal vez no con un verso lezamiano sino de Bueza quizás logró buenos resultados.
Como (¡que bueno!) el polémico Roclan, como al descuido, enseñó los lugares donde nacieron nuestros importantes ritmos! Y no sólo los lugares sino que mostró como se bailaban, así como es él, un bailarín que contó historias de ritmos y bailes que… ¿estaban en el paquete?, no, en el olvido.
Termino con las opiniones de dos expertos a quienes entrevisté y les hice esta pregunta “¿Podría hablar de las virtudes y defectos de ese programa con relación al reconocimiento de la danza en Cuba?”
El primero de ellos es el Dr Noel Bonilla, Teatrólogo de formación pregradual, luego máster en Arte, mención Danza (ISA) y Máster II en Investigación Coreográfica, Universidad Paris 8, Francia, que en el 2013 sustentó la tesis doctoral “Danza del presentar: premisas enunciativas de la danza contemporánea actual”, en opción al grado científico de Doctor en Ciencias sobre Arte (Universidad de las Artes, ISA). Trabaja como Asesor para la Danza en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas; es Profesor Titular Principal en la Facultad Arte Danzario del ISA y Consejero Artístico de la compañía DanzAbierta:
– Bailando en Cuba, nos ha aportado claridades: aun cuando en el imaginario popular se abusa del decir “Cuba es un pueblo que baila”,
-hemos advertido del olvido de muchos ritmos y bailes cubanos,
-del desconocimiento de figuras, momentos circunstanciales y espacios físicos que lo hicieron singular,
-ha mostrado que la danza, como la vida, transita, muta, toma y deja, avanza y se sacude,
-del arrojo de muchos jóvenes que sin una formación especializada, han retado las dinámicas de la enseñanza y la práctica profesional de la danza en Cuba
-de la velocidad transformativa de la tecnología televisual que, también, reta los dispositivos y comodatos de la creación en la danza cubana toda.
El segundo es Ismael Albelo, Profesor de historia de la danza en el ISA (entre otras asignaturas), la Escuela Nacional de Ballet y la Unidad Docente del Ballet Lizt Alfonso; critico de danza en programas como Noticiero Cultural, Bravo (donde es Asesor de danza), Sitio del arte (ahora un poco menos); en radio, A buena hora (Radio Taíno) y Ballet(CMBF); además es manager de la compañía Rosario Cárdenas y, ocasionalmente, manager de proyectos internacionales con el Ministerio de Cultura. Durante 20 años fue el especialista de danza del Consejo Nacional de las Artes Escénicas del MINCULT y es miembro del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO.
-Todo lo que tenga que ver con la danza como protagonista me parece un logro… aunque a la larga pueda ser un fiasco. La danza, en el decir de Doris Humphrey, es ¨la bella durmiente de las artes¨ y, como está tan cerca del ser humano, nunca se le considera en su real dimensión. Los competidores y los que aspiraron y no fueron escogidos pueden haber conocido nuevas formas de moverse y extenderlas a sus participaciones en las discotecas o fiestas o en la calle G o la piragua, eso se verá en el futuro y sería muy revitalizador de nuestro baile popular. Repito, si la misión fuera clara, se sabría qué pretende el programa con la danza, entonces los bailadores sabrían que eso es como el ballroom internacional… y quien sabe si imponemos un nuevo estilo de baile de salón en el mundo!!! Como show televisivo me parece una buena realización en general para reavivar los aburridísimos fines de semana en la televisión nacional, salvo que como se prioriza la realización televisual, se sacrifica la danza en sí misma, y mientras los bailadores se esfuerzan con las cargadas y las vueltas, el swicherman está ponchando al trompetista de la orquesta o al público o al jurado, cosa casi unánime en la televisión cuando de danza se trata.”
Agradezco el trabajo sobre todo por las lecturas que podemos continuar haciendo de él.
Sin duda, es necesario que nuestros productos audiovisuales dialoguen con nuevos códigos, pero sin hacer concesiones. La búsqueda de la atracción del público no puede conducirnos, como bien se explica, a caer en falsedades, frases hechas y poco creíbles.
Nuestra riqueza no está solo en las imágenes que podemos graficar, sino en el tratamiento a lo mejor del ser humano y también, por qué no, de la Revolución cubana. Defenderla desde ese espacio es marcar la diferencia, es hacer un producto auténtico, con sello propio.
Coincido con la profesora Paquita que el saldo general es positivo. Algunas preocupaciones de Jacomino son atendibles; pero 1. Habrá que pensar en otro programa a la usansa de Para Bailar, donde el centro sea la concepción y rescate del baile y el bailador popular, objetivo (creo) que no es el de BEC, más enfocado en rescatar la danza cubana y su espacio en los medios televisivos (lo cual, creo, cumplió con creces); 2. Si renunciamos a esas mismas fómulas que promociona el Paquete y que han sido aceptadas por ese sector mayoritario de la población, ganaríamos ese público? Como bien acota Paquita, BEC rescató valores éticos (sea cual fuere su fórmula para logralo) y reubicó nuevamente en el contexto televisivo cubano el amplio abanico de bailes tradicionales y populares que más que poco promocionados, estaban desaparecidos. Tiempo al tiempo, si comparamos esta primera entrega de BEC con la primera de SEC, el salto es cualitativamente superior, en mi opinión. RTV demostró con Sonando que es capaz de trabajar en función de las críticas y los errores. Esperemos que la segunda entrega de BEC sea todavía superior.
Muy de acuerdo, Jacomino. Por otra parte, no me parece fundamentado afirmar que el programa logró la comunicación –qué sí luchó a toda costa y con muchos más recursos, de todo tipo, que los que tienen a su alcance la mayoría de los espacios–, porque haya comentarios favorables en la web. Esa afirmación no cuentan con los muchos que no escribimos nuestras insatisfacciones o con otros tantos que lo sintonizaron por falta de alternativas, o con quienes prefirieron ver otro canal, o emplearon la noche del domingo en una actividad más estimulante, antes que ver un remedo más de productos foráneos concebidos para otros contextos culturales y desde otras expectativas. Falta originalidad y partir de nosotros mismos.
Gracias, Paquita. Me alegra haber motivado tan extenso y apasionado material. Decía mi querido Amado del Pino que opinar es un placer, pero discrepar son dos placeres. Así que me concedo a mi vez el lujo de discrepar y sigo trabajando en mi segundo acercamiento al tema, tal como prometí. Solo quiero agregar que, justo por las dudas con respecto a mi señalamiento sobre el sentimentalismo y la banalización de las historias de vida, me ocupé de transcribir los dos testominos que sirven de apoyaturas visuales al texto. Léanse esos dos testimonios tomados al azar y contrástense con mis argumentos al respecto. Otra vez mil gracias para todos los que han opinado y opinarán sobre mi texto.
Estamos carentes de programas musicales y dramatizados de calidad, hay una crisis con el espacio estelar del sábado y domingo en la noche, siempre se argumenta la falta de recursos económicos, fundamentalmente, y por otro lado tanto Sonando como Bailando, ha hecho un DERROCHE en todos los sentidos y no quiero que se me malinterprete, pero hay que ser consecuente
Estos comentarios están muy bien, pero que me dicen de la última edición de Cantándole al sol, nada que ver con las anteriores, quería llevar a mi nieta y no pude conseguir entradas y cuanto me alegre después de ver por la televisión aquello… imitar a la VOZ KIT???? aquellos niños disfrazados porque nada de lindo el vestuario, desafinados, roncos, las niñas peinadas fatal, en fin… lástima que nadie se embulle a escribir al respecto
Querido Jacomino, te confieso que cada vez que iba leyendo tu texto (y leo muy rápido, es como una ansiedad por llegar a la página sgte, al capítulo sgte) sentía como que entre lo que leía y pensaba había una comunión, una conexión. Muy valiente tu texto, mesurado, centrado, sin paternalismos. Coincido contigo, hago mías tus palabras y sigo creyendo -como tú- que una prensa mejor, también es posible. Hace unos días me invitaron a una entrevista en TV para que hablara sobre el consumo de la música en Cuba, y lo expresé. El debate generado en las publicaciones electrónicas cubanas debería ser llevado al plano impreso, y que levantaran las mismas pasiones que las que aquí surgen. Te felicito mi querido amigo, ya somos más los Quijotes
Soy fiel lector de lo que en este sitio se expone, nunca opino, pero siempre hay una primera vez para todo. El autor debe permitirme (como muchos cubanos le permiten a él sus criterios) discrepar con su crítica. Aún cuando estoy convencido que BEC tiene muchos retos a superar en su próxima edición, soy de los considera que tanto esta temporada del programa como la última entrega de Sonando han causado sensación en el público cubano, y seamos honestos, han tenido que pasar culturalmente hablando muchos años para que dos programas de este corte(o de cualquier otro por qué no) alcancen los niveles de audiencia nacional que estos han logrado. Sobre BEC creo que tiene muchos, pero muchos aciertos, y que se convierte en un producto autóctono, capaz de competir con producciones internacionales, en todos los sentidos, pero que a su favor sumo que logró incorporar de manera simple pero muy amena (en mi modesto criterio) instructivas lecciones de vida y otras anécdotas relacionadas con nuestras raíces musicales y danzarías que pocos conocemos. Que no se moleste nadie, pero tanto el autor como Oni Acosta(a quien respeto profundamente) deberían enfocarse en satanizar otras ofertas culturales que de eso último no tienen nada y no en aquellas que indudablemente aún con sus defectos, demuestran un cambio de mentalidad de la forma de hacer y ofertar un producto aceptado por los cubanos.
Me resulta muy útil su opinión, Mishel. Creo en el sano intercambio intelectual como creo en el valor de la elección como primer paso del ejercicio crítico. La sola decisión de escribir sobre algo ya está diciendo que se le concede un valor, al menos así lo veo. La persona que va a comprometer una opinión ha de disfrutar del derecho a escribir sobre lo que considere y esa elección no debería convertirle automáticamente en responsable de que no se escriba sobre los demás asuntos. Me alegra, sin embargo, que el reclamo venga de un autor, pues ello me da pie para imaginar cuál podría ser la reacción de nuestro gremio si la exigencia viniese de una institución reguladora. Ya sé que nos falta crítica y que todo el que se ocupe de un árbol cargará inmediatamente con la culpa de que pocos se ocupan del bosque, pero eso no es razón suficiente para que alguien establezca sobre qué debe escribirse y sobre qué no, interviniendo así en la decisión soberana del autor. De cualquier modo, publiqué dos textos previos en la misma columna (Números 818 y 819), donde me refiero a temas más generales del medio televisivo. Tocante a BEC, tengo otros argumentos que compartir, pero he preferido dejar que pasen unos días y se acumulen varias opiniones, para completar mi entrega. Finalmente, quisiera invitarle a que nos envíe textos sobre estos temas y otros poco tratados para contribuir a su circulación desde el espacio de nuestra revista.
Para desacreditar sucesos del presente, uno de los recursos del mal crítico, o de aquel que siendo bueno carece de buenas intenciones, es recurrir a paradigmas del pasado; pero, irónicamente, generalmente sucede que el futuro los absuelve.
La Historia hará de BEC el Para bailar del siglo XXI, y si nuestra sociedad continua siendo igual de contradictoria, surgirán entonces críticos que denigren los futuros programas bailables por no parecerse al Bailando en Cuba.
En cuanto a su parecido con las producciones internacionales de su tipo y del momento, creo que eso es realmente lo que lo hace memorable. Apuesto a que quienes le critican esta semejanza, confundiendola con vulgar plagio, son los que en lo económico y político abogan porque cuba se parezca mas al mundo…
Somo tan contradictorios