El arte, y la música como embajadora, son los únicos idiomas que tienen en común los pueblos; no importa si eres de Europa, Asia, América… los ritmos fluyen, invitan a bailar y al cuerpo no le queda otra opción que obedecer. Ese concepto lo tiene claro Jorge Luis Robaina, Jorgito Karamba como lo conocemos todos, y ha sido esa misma premisa la que ha defendido en las diez ediciones anteriores del Festival Un puente hacia La Habana.

“El arte, y la música como embajadora, son los únicos idiomas que tienen en común los pueblos”.

Este viernes, en el Club 500 de la capital, comenzó la oncena edición del evento, con la música como ese elemento que une y rompe barreras.

La primera en llegar al escenario fue Haila con su potente registro vocal, capaz de interpretar un bolero, filin, o hacer bailar a quien la escuche con un son o una timba. La cantante, exvocalista de Bamboleo y de Azúcar Negra, interpretó la víspera parte de su repertorio incluido en los fonogramas Mala (2011), Como voy a decirte (2015) y Con todo respeto. Haila canta a Armando Manzanero (2019). La artista convirtió su tiempo en el escenario en una “descarga entre amigos”.

La artista convirtió su tiempo en el escenario en una “descarga entre amigos”.

Wil Campa siguió a Haila, y aunque hubo un cambio de orquesta, el ambiente de disfrute continuó entre una agrupación y la otra. Junto a Gran Unión, este músico natural de Pinar del Río, mostró ese estilo que lo caracteriza a partir de la mezcla entre la timba, la rumba y la salsa en temas de los álbumes Zapato Nuevo, y el más reciente, Cuba, ganador en el Cubadisco 2023 en la categoría de Música tropical variada.

Wil Campa mostró ese estilo que lo caracteriza a partir de la mezcla de ritmos.

Los cubanos que fueron la noche del viernes hasta el Club 500 bailaron al ritmo de “La bambina”, “La llave de los truenos”, “La vida que lleva ella”, “La mejor vista”, “Esa mujer es otra cosa”, “A mí me gustas tú”, “Mi filosofía”, entre otras.

“Adaptamos los géneros de antaño a la modernidad”, afirman los jóvenes músicos de Toques del Río.

Después de Wil, cuando parecía que no se podía bailar más, llegó Toques del Río. Esta agrupación defiende la tesis de que “no hacemos nada nuevo, solo buscamos la raíz de la música y la llevamos a nuestro tiempo. Adaptamos los géneros de antaño a la modernidad”. Y esas buenas vibras las siente quien los escucha.

Desde España llegó Sanco, para cerrar la primera noche del festival.

Su sello es la combinación de géneros como el rock, son, funk, mambo, rock and roll, hip hop, polka, entre otros, para conformar un ajiaco sin caer en lo puramente comercial, atemperando lo tradicional a estos tiempos.

Finalmente, desde España, llegó Sanco para cerrar la primera noche del festival Un puente hacia La Habana. Este artista, defensor del género urbano, con apenas 25 años, se ha posicionado en las listas de éxito con temas como “Mi señora”, compuesto junto a Erika Ender y “Hasta cuando”, una colaboración con DANI J