La Habana se viste de bolero: Honores merecidos
“¿Acaso alguien puede enamorarse sin un bolero? O, incluso, ¿desahogar sus penas de mejor manera? No lo imagino, y la verdad es que considero que por eso, entre otras razones, el bolero no morirá nunca”.
Así asevera Alina Torres, pianista y compositora cubana, de esas que atesora en su memoria tantas anécdotas de aquellos tiempos, en los que Dos Gardenias abría sus puertas para soñar con boleros y en los que, junto a Elena Burke, tanto aprendió y disfrutó.
“El bolero no morirá nunca”.
“Siempre se le recuerda y así debe ser, porque fue una cantante excepcional. No solo cantaba, ella sabía lo que funcionaba con cada público y en cada lugar y muchas veces escuchaba un estribillo y me aseguraba que sería un éxito, y así era. Tocar junto a ella me permitió aprender mucho y darme cuenta de dónde estaba el detalle para `enganchar’ a los espectadores. Ella era, en sí misma, un espectáculo”.
Tantos recuerdos se entrelazaron en la Casa del Alba Cultural cuando se le regaló a la “Señora Sentimiento” un concierto homenaje, y se le rindieron los honores que merece, por su legado y su valía en nuestra cultura.
Justamente en esa sede del Festival Internacional Boleros de Oro en su edición 36 este año, también se homenajeó a mujeres boleristas por excelencia de nuestro país.
María Elena Pena, por sus 60 años de vida artística, fue agasajada con honores.
“He hecho otras cosas en mi vida, pero no me han llamado `La Dama del Bolero’ en vano. Es el género que más defiendo, que mejor me hace sentir, con el que regalo no solo mi voz sino todo mi sentir. Es mi vida”.
Le resulta difícil elegir un título, entre tantos. “Pero si debo hacerlo, recurro a Luis Marquetti, un compositor que admiro y quiero mucho. Me quedo con Amor, que malo eres, y en su interpretación pongo cuerpo y alma”.
En celebración por sus 40 años de vida artística también fueron halagadas Maureen Iznaga y Emilia Morales, voces muy queridas de nuestro panorama de la canción.
¿Acaso alguien puede enamorarse sin un bolero?
“Resulta tan gratificante cantar boleros, dejar en cada uno el corazón. No siempre es fácil pero cuando uno se conecta con las emociones del autor de cada una de esas piezas maravillosas de nuestro cancionero, es irremediable. Ya no puedes dejar de cantar un bolero”, afirma Maureen.
La pandemia impidió que su álbum Que vuele el amor tuviera la campaña de difusión requerida. “Pero ahí está el álbum, bajo el sello discográfico Bis Music, y es el primero de mi vida como solista. Quise hacerlo y escogí los temas y queda como recuerdo de una parte de mi”.
Y esa dulce voz de Emilia, no existe mejor lugar para disfrutarla que en un bolero. “Debo decir que le agradezco mucho, gran parte de mi vida como cantante. Y aún sigo cantando, con amor y entrega, como cada cosa debe hacerse en esta vida”.
Este festival trajo a La Habana figuras internacionales como la argentina María Elena Sosa, el español Pier, la puertorriqueña Lucy Nevares, el venezolano Leonel Ruiz, la colombiana Mary Luz Tapia y los mexicanos Rodrigo de la Cadena, Jesús Rodríguez y el cuarteto Los Miranda, entre otros. Todos encuentran en la cita la oportunidad ideal para ratificar que el bolero debe ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.