El son es sinónimo de ritmo, cadencia y fusión entre sonoridades e instrumentos africanos, españoles y aborígenes; un ajiaco que conforma una tradición y un sello identitario de Cuba en el mundo. Rescatar esa manera tradicional de hacer música y ponderarla ha sido premisa de intérpretes e instrumentistas que encuentran en las raíces de la música popular de la Mayor de las Antillas su esencia y, a partir de ahí, buscan su propia manera de concebir el acto creativo.

En el certamen Cubadisco, en el área Patrimonial, hay un apartado que premia y reconoce las mejores producciones “De la tradición sonera y campesina”. En esta categoría compiten este año los fonogramas Memorias, de Pancho Amat y su Cabildo del Son; Cotó y su fiesta changüisera, de Cotó y Ecos del Caribe; Vívelo, del Grupo de Compay Segundo; Y sigo pa´lante, del Septeto Santiaguero, y El Caruso del son, un álbum —bajo el sello Bis Music— en el que reconocidos intérpretes de la música popular cubana se unen para homenajear a Abelardo Barroso Dargelez, “pionero de los soneros en Cuba”, como lo calificó Daniel Santos, uno de los cantantes más famosos de Latinoamérica.

Bajo el sello Bis Music, este DVD deviene tributo a una voz indiscutible de su época.

“Este fonograma llega a mis manos a través del maestro Enrique Plá, reconocido baterista y fundador de Irakere, con el que había colaborado en varios proyectos discográficos”, cuenta a La Jiribilla, Alejandro Falcón, quien además de la producción junto a Plá, se encarga de los arreglos de algunos de los temas, compuso “Barroso Chá”, y tocó el piano junto a Emilio Morales.

Según cuenta Falcón, el proceso creativo del disco partió de una investigación sobre la obra de Barroso. “Escogimos para el repertorio algunos de los temas más importantes que él cantó y, luego, tratamos de llevar esas canciones de una manera diferente, a partir de la visión propia del resto de los arreglistas: Orlando Valle “Maraca”, Emilio Morales, Roberto García y Dayron Ortiz. “Traté que la sonoridad de esos temas fuera un poco más contemporánea, sin perder la esencia y la raíz de la música cubana; respetando el chachachá, el son, el bolero, géneros autóctonos de Cuba, pero tratando de refrescar esa sonoridad”.

Rescatar el son y ponderarlo ha sido premisa de intérpretes e instrumentistas que encuentran su esencia en las raíces de la música popular cubana y, a partir de ahí, buscan su propia manera de concebir el acto creativo.

“Descargando con Barroso”, de la autoría de Maraca; “Yo tá cansá”, de Julio Blanco y Marcelino Iglesias; “Bruca maniguá”, de Arsenio Rodríguez; “Como el arrullo de palmas”, de Ernesto Lecuona; “El guajiro de Cunagua”, de Juana María González; y “El panquelero”, “Para bailar no hay como mi son” y “En Guantánamo”, de Abelardo Barroso, integran el DVD, dirigido por Mayra María García, y filmado y grabado en el Museo Nacional de Bellas Artes en mayo de 2022.

El repertorio incluye algunos de los temas más importantes que interpretó Abelardo Barroso, con una sonoridad más contemporánea.

Lo más complejo fue lograr la unidad y que el disco mantuviera una misma narrativa, considera el pianista. Precisamente, si bien la intervención de muchos intérpretes e instrumentistas le otorga un valor agregado al producto final, al mismo tiempo complejiza la producción. Las voces de Moisés Valle “Yumurí”, Dayan Carrera, Mayito Rivera, Osdalgia, Wiliam Borrego, María Victoria, Yuliet Abreu “La Papina”, Haydée Milanés y Carlos Manuel “Calunga” se complementan con el talento de Michael González (trompeta), Enrique Plá (batería), Adel González (tumbadoras), Lázaro Rivero “El Fino” (bajo), Andrés Coayo (timbal), Maraca (flauta), Mayquel González (trompeta), William Roblejo (violín), Janio Abreu (saxo tenor) y Eduardo Sandoval (trombón).

Alejandro Falcón define el sonido del álbum como “música cubana”, más allá de que intentaron buscar influencias de otras latitudes. “Es maravilloso recrear la música cuando viene de una etapa, y, al mismo tiempo, llevarla a sonoridades más contemporáneas. Es válido que la gente escuche esas canciones de antaño, que fueron populares en su época, en otra versión. Eso permite que muchas más personas se acerquen a ella”.

El talento y el sello que distinguieron a Barroso están impregnados en El Caruso del son.

Aunque se hace con frecuencia nunca está de más revisitar y traer al siglo XXI la obra de esos artistas y agrupaciones que marcaron un antes y un después en la música cubana. El álbum deviene homenaje a Abelardo Barroso, revive a esa voz indiscutible de su época, y la trae al siglo XXI, con diferentes arreglos, pero manteniendo la esencia que permitió que muchos lo llamen y llamaran “maestro”. Todos los soneros lo han imitado; él fue el primero. Barroso tenía ashé, suerte, talento, y sobre todas las cosas, un sello que también está impregnado en El Caruso del son.

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