Herencias sonoras de un concierto sinfónico en Romerías
Con el título Herencias sonoras 2023, la Orquesta Sinfónica de Holguín, dirigida por el maestro Oreste Saavedra, protagonizó en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol el concierto de apertura de la 30 edición de las Romerías de Mayo, evento que reúne diferentes manifestaciones artísticas en la ciudad de Holguín hasta el próximo día 8 y que dedicará sus jornadas al aniversario 170 del natalicio del Apóstol José Martí, al IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y al pueblo y la cultura de México.
Cada presentación de la Orquesta Sinfónica de Holguín —como asegura Saavedra— es un acto de iniciación, una apuesta por el rigor interpretativo y la osadía en sucesos que marcan el ritmo cultural de una ciudad acostumbrada a momentos de alto valor artístico como Holguín. Este concierto, con una selección de repertorio rigurosa y atractiva, que va del siglo XIX alemán de Carl Reinecke a Manuel de Falla y al modernismo cubano de inicios del XX, para volver al XIX con Camille Saint-Saëns, nos mostró a una orquesta segura y dueña de una destreza que las presentaciones constantes y los disímiles proyectos que como colectivo artístico emprenden bajo la guía de Oreste, se han encargado de aquilatar.
Herencias sonoras, con dirección musical y general del propio Saavedra, inició con un estreno en el repertorio del colectivo: el “Concierto para flauta en Re Mayor” del compositor alemán Carl Reinecke (1824-1910), uno de los músicos más influyentes y versátiles de su tiempo, y profesor de reconocidos artistas. Lo integraron las piezas “Allegro molto moderato”, “Lento e mesto” y “Moderato-In tempo animato-Tempo I”; un alto momento que contó con la presencia de la flautista Antipe da Stella como invitada especial.
Otro estreno fue “Danza final” (jota), uno de los números más conocidos de la suite orquestal No. 2 compuesta por el español Manuel de Falla (1876-1946) luego de la presentación del ballet Sombrero de tres picos, para el que compuso la música. De esta misma obra la Sinfónica interpretó “Los vecinos” (seguidillas) y “Danza del molinero” (farruca), ejemplos de la estetización del folclore (de la Andalucía rural) en la música de Falla.
Esta presentación constituyó un significativo momento no solo en el programa de la 30 edición de las Romerías de Mayo, sino en el trabajo de una de las agrupaciones más importantes de su tipo en el país.
El programa incluyó la obra del cubano Alejandro García Caturla (1906-1940), uno de los pioneros, junto a Amadeo Roldán, de la música sinfónica moderna en nuestro país. Sus “Tres danzas cubanas” (“Danza del tambor”, “Motivos de danzas” y “Danza lucumí”), interpretadas por primera vez en España en 1929 y en esta presentación en el Teatro Eddy Suñol, sintetizan el mosaico identitario, ese ajiaco ortiziano y las búsquedas sonoras que beben de la herencia —como esta que defiende la Sinfónica en este concierto y en otros realizados con similar título— y también de la modernidad, de quien fuera considerado por Alejo Carpentier como “el temperamento musical más rico y generoso aparecido en la Isla”.
El concierto concluyó con “Tarantela”, del francés Camille Saint-Saëns (1835-1921), interpretada junto a Antipe da Stella en la flauta y María de los Ángeles Serrano en el clarinete.
“Contar con una agrupación de estas características requiere la convergencia balanceada de varios factores en un mismo espacio de tiempo y lugar, pues no basta con tener un personal con el rigor técnico-musical adecuado, sino que es necesario sostener un proyecto motivador y aglutinador para los artistas y el público en general. Hay que pensar, además, en la madurez artística necesaria para abordar un repertorio que ya ha sido versionado hasta la saciedad con interpretaciones legendarias, y que debe asumirse con conocimiento de causa y sin concesiones artísticas”, comenta finalmente Oreste Saavedra.
La Orquesta Sinfónica de Holguín es un colectivo en constante refundación creativa, que se plantea retos diarios. Este concierto fue uno de ellos y constituyó un alto momento no solo en el programa de la 30 edición de las Romerías de Mayo; sino en el trabajo de una de las agrupaciones, en su poco más de dos décadas, más importantes de su tipo en el país.