La crítica, otra forma de bailar
Carlos Paolillo es el creador de los estudios universitarios de Danza en Venezuela, así como el fundador y presidente de la Fundación Jóvenes Coreógrafos. Es considerado uno de los grandes críticos que ha logrado llevar la danza desde la escena hacia el papel. Por su gran preparación e incursión en el mundo del arte danzario, se hace necesario dialogar con él para conocer detalles que deben tenerse en cuenta a la hora de realizar una crítica.
¿A qué público debe ir dirigida la crítica?
Eso dependerá del medio de comunicación donde se publique. Si es masivo, tanto físico —el cual casi no se emplea— como digital —un blog, por ejemplo— debe ir dirigida a todo aquel que quiera conocer, leer o escuchar. Además, debe ser lo suficientemente amplia como para ser interpretada por todos los lectores, aun cuando no tengan un conocimiento del tema, y provocar interés.
“La crítica es un ejercicio muy personal; cada cual va desarrollando y modificando su método”.
En caso de ser un medio más especializado, como lo son las revistas culturales o de danza, que van encaminadas a un lector conocedor —ya sean bailarines, periodistas, investigadores o estudiantes de Danzología, que se interesan por la danza desde la especialización—, deben abordarse temas filosóficos, históricos y de análisis de obras.
Por último, existen los medios académicos, los cuales son mucho más restringidos y los escritos pasan por una serie de filtros, pues estos medios van orientados a un personal altamente especializado como profesores e investigadores. De forma general, la crítica es para todo público, pues no es exclusiva de ningún sector.
¿Se debe realizar crítica solo para los profesionales?
Como mismo existe la danza profesional, existe la crítica profesional, por lo tanto, si hablamos de ella en sentido estricto —como actividad profesional—, se debe distinguir entre una obra que forma parte de un proceso todavía educativo de una cualificada, y tener claro el punto de partida a desarrollar en la misma. No es lo mismo estar frente a una compañía profesional de ballet de reconocido prestigio que frente a un grupo juvenil.
Aunque existe mucha diferencia tanto en el aspecto interpretativo como técnico, sí se podría realizar crítica en ambos grupos, solo que desde puntos de vista diferentes.
¿Cree conveniente y acertada una crítica realizada por personas que no tienen dominio del tema?
Lo acertado de la crítica va a variar en dependencia del nivel de conocimiento que tenga quien la realice. Un teórico que no tenga dominio de los términos danzarios difícilmente pueda realizar una crítica acertada o acercarse a cuestiones como la adecuada ejecución de los pasos o los giros, pero sí puede hacer un análisis del argumento de la obra, los tipos de ideas que pretende inculcar en el auditorio, el proceso de investigación, la estructura coreográfica o el desempeño de los bailarines parcialmente; que son aspectos más generales que se relacionan con el nivel de preparación. El crítico aprende viendo y escribiendo.
¿Cuáles son las características de una buena crítica?
Primero, debe ser desprejuiciada, es decir, no llegar con una idea preconcebida, ya sea por lo que te inculcaron los familiares o por lo que aprendiste en tus años de estudio. Hay que llegar en un estado de “pureza mental”, dejar que te sorprenda o no, y tratar de hacer un ejercicio de equilibrio y de ponderación de todos los elementos que conforman la emisión conjunta de la obra. Ello va desde la idea, que es lo primero que debemos preguntar antes de saber el vocabulario, el lenguaje o la estructura del paso. Por ejemplo, si son obras como Giselle o El Lago de los Cisnes del Ballet Nacional de Cuba, que presentan una historia, el teórico debe conocerla para saber cómo está abordada, pero si es una obra neoclásica o de danza contemporánea, que por lo general tienen un planteamiento abstracto, debemos ir indagando en ese vocabulario, buscar el significado de esos cuerpos distribuidos en el espacio para poder plasmarlo en el escrito.
La crítica es un ejercicio muy personal; cada cual va desarrollando y modificando su método, el cual debe ser flexible.
¿Qué diferencias existen entre la crítica realizada por un bailarín y la realizada por un crítico?
Se supone que cada cual tiene su ámbito de trabajo. El del teórico es precisamente hacer la crítica desde afuera, estando muy cerca y a la vez muy distanciado del oficio del coreógrafo. En el caso del bailarín, su rol es ser intérprete o creador. Esto quiere decir que las dos miradas son distintas, aunque se pueden complementar. Es muy difícil que un crítico vea la obra como un bailarín, o viceversa. Quien posee el vocabulario de la danza es el bailarín, lo cual facilita su destreza en la escena y muchas veces realiza una crítica empleando estos términos, que en ocasiones no es propicio, pues gran parte del público no posee conocimiento sobre estos. Por su parte, el crítico, además de estos aspectos, tiene una visión más general, se enfoca en la musicalidad del bailarín, la plasticidad de sus movimientos, la expresión artística y la luz que irradia su propio cuerpo a través de su personalidad.
¿Qué importancia le atribuye a la crítica?
La crítica contribuye a crear un sustrato teórico e ideológico de pensamiento conceptual de lo que es la danza de un país, una región o un autor determinado. Facilita el estudio y la aproximación a un coreógrafo, un proceso o un período de una manera más profunda y con mayor cantidad de elementos. La verdadera importancia de la crítica se hace evidente años después de realizada, tras el cúmulo de trabajo reflexivo sobre determinado creador. Con el paso del tiempo la crítica cumple su función de crear opinión pública y de contribuir a la creación de la memoria y el registro de la danza universal.