La paz, la luz y la pureza del alma humana
En carta a su entrañable amigo mexicano Manuel Mercado, fechada en Guatemala, el 11 de agosto de 1877, José Martí afirmaba que “la familia unida por la semejanza de las almas es más sólida, y me es más querida, que la familia unida por las comunidades de la sangre”.
He recordado tan certero juicio del Maestro, al concluir la lectura de Martha Jiménez Oropesa: con rosas y con espinas (Ediciones En Vivo, La Habana, 2022, 138 pp.), este libro en que Carlos Collazo devela pasajes de la vida personal y profesional de la conocida, y reconocida, actriz, directora y profesora cubana.
No es este libro, como algunos quizás erróneamente imaginen, una minuciosa biografía de quien, por su talento, tesón y entrega, ha dejado una huella incuestionable en el panorama del teatro, la radio, la televisión y el cine creados en la Isla a lo largo de la pasada centuria.
Ese no era el propósito que animaba a Carlos Collazo al momento de decidirse a hilvanar recuerdos algo olvidados, revisar amarillentas páginas de revistas, recuperar fotografías casi difuminadas por el tiempo, volver a ver y a escuchar filmes y grabaciones atesoradas en los archivos.
Su empeño era menos ambicioso —pero no por ello menos trascendente—, pues se proponía dejar en estas páginas su testimonio personal, íntimo, de más de una década compartiendo, junto a Mayito Miranda, como una “familia por la semejanza de las almas”, la vida de Martha Jiménez Oropesa.
De ahí que, en Martha Jiménez Oropesa: con rosas y con espinas, el lector no siempre encontrará la precisión y exactitud exigidas por obras que pretenden contar una vida de principio a fin, en toda su dimensión, sin olvidar el más mínimo hecho que marca la existencia humana.
Se nutren estas páginas, por ello, de anécdotas, de remembranzas, de memorias, nacidas desde el cariño y la admiración por una mujer que, a pesar de contratiempos y dolores, consagró su vida a hacer arte y a enseñar su arte a quienes recibieron sus lecciones.
La historia contada se inicia con el nacimiento, en La Habana, el 25 de noviembre de 1919, en el seno de una familia de clase media, de Martha Sobeya Catalina del Carmen Jiménez Oropesa, hija de Josefina, ama de casa, y de Bernardo (Llillo), conocido periodista del Diario de la Marina.
Se narran pasajes que evidencian las aptitudes que acompañaron, desde su niñez y adolescencia, a quien llegaría a ser reconocida, entre otros galardones, con el Premio Nacional de Radio y el Premio Nacional de Humorismo, ambos concedidos por la obra de la vida.
Su llegada al teatro, a la radio, a la televisión, al cine, es recordada en esos momentos que aún guardan en la memoria quienes la escucharon como Juana, en las aventuras de Tarzán, o como Chela Ferrer, la protagonista de la obra Por la ciudad rueda un grito.
Capítulo aparte, en este recorrido afectivo por la vida de Martha Jiménez Oropesa, merece el personaje de Rita Pranganillo —“Rita soy yo”, llegó, en cierta ocasión, a afirmar— que interpretó, por cuarenta y un años, en el programa humorístico-musical Alegrías de sobremesa.
“Rita soy yo”, decía Martha Jiménez Oropesa.
Se preocupa Carlos Collazo por presentar, igualmente, otras facetas creadoras de la artista, no tan conocidas por el público, entre ellas su labor como directora de programas radiales y su desempeño como profesora en la formación de nuevas generaciones de actores.
No olvida tampoco el autor de Martha Jiménez Oropesa: con rosas y con espinas, cómo esta mujer, ya una artista ampliamente reconocida al triunfo revolucionario, se integró a la nueva sociedad cubana nacida en 1959 y hasta llegó a entregar las propiedades de un autocine y una peluquería.
Su vida personal y sentimental queda también reflejada, al rememorar tanto momentos tristes —la salida de su pequeña hija al exilio, a quien nunca volvería a ver— como enriquecedores —su estrecha relación con la tía Eva, quien siempre la animó en su desempeño profesional.
El interés de la artista por cultivar la poesía también se devela en esta obra, en que se reproducen algunos poemas escritos por Martha Jiménez Oropesa a lo largo de los años, inéditos hasta la fecha, como este en que reflexiona sobre la vida misma:
Quisiera que hoy
fuera ayer,
y que ayer
fuera mañana.
Pero no es posible,
el tiempo
no se puede detener,
lo que me queda es tan poco,
que ni mañana,
ni hoy,
volverán a ser ayer.
Se enriquece Martha Jiménez Oropesa: con rosas y con espinas con testimonios de quienes conocieron y aplaudieron su ejercicio profesional, así como con una reveladora colección de fotografías, que permite recorrer en imágenes su vida personal y artística.
Antes de pensar en la posibilidad de escribir este libro, ya el realizador de documentales, guionista y animador cultural Carlos Collazo se había preocupado, y ocupado, en promover, a través de diversas acciones, el arte de Martha Jimenez Oropesa.
Lo primero fue, luego de recopilar toda la documentación existente sobre tan extensa y fecunda trayectoria artística, escribir el guion de la gala organizada por los 90 años de Martha Jiménez Oropesa, llevada a cabo, en el año 2009, en el capitalino teatro Mella.
Llegaría después, en el año 2012, el documental Con rosas y con espinas, en que, en 45 minutos, se rememoran pasajes de la vida de la artista, material presentado, entre otros escenarios, en el 34º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Dos años más tarde, en ocasión de los festejos por el aniversario 95 del natalicio de la también directora y profesora, volvería Carlos Collazo a preparar el guion de la gala que le rendiría homenaje, celebrada, igualmente en el escenario del habanero teatro Mella.
No me resisto, al concluir la lectura de este testimonio que ahora propone Carlos Collazo, a volver a las ideas del más trascendente revolucionario e intelectual del siglo XIX cubano, cuando afirmaba que “el alma humana es paz, luz y pureza”, por ello “¡qué sanos libros, esos que escribe el alma!”.
He aquí una invitación a entrar a las páginas de Martha Jiménez Oropesa: con rosas y con espinas, este libro de Carlos Collazo que devela, con palabras de José Martí, la paz, la luz y la pureza del alma humana; un libro —quién puede dudarlo— que ha escrito la propia alma humana.