Tierra abonada con imaginación y talento
“El camino de las hadas”, “Después de la tormenta”, “Dos paisajes” y “El peñón” son solo algunas de las obras, hasta sumar 33 en distintos formatos, que integran la muestra titulada Tierra de nadie, inaugurada el pasado 24 de marzo en la galería Galiano de nuestra capital.
En su conjunto todas las piezas, resultado de la infinita y prolífica imaginación del joven artista de la plástica Víctor Manuel Ojeda, recrean un paisaje desierto, parajes deshabitados, inhóspitos si se quiere, en los que se excluye la vegetación, restos humanos o constructivos, que son suplantados por montañas erosionadas, valles extensos, montículos, cañones y mogotes, entre otros accidentes geográficos, concebidos artísticamente de manera excelente. La muestra canaliza asimismo algunas de las problemáticas del hombre como sujeto social.
Graduado en la especialidad de Conservación en el Instituto Superior de Arte (ISA), Víctor Manuel Ojeda es autor igualmente de las exposiciones personales Callar es una palabra, Impulso vital y Ruidos nobles, exhibidas en instituciones culturales habaneras; en Mayabeque, su provincia natal, y en Copenhague, Dinamarca. A estas se añaden varias participaciones en muestras colectivas que le han granjeado también la admiración de los amantes del buen arte, nacionales y foráneos.
“En Tierra de nadie —dijo— confluyen tres series en las que vengo trabajando hace unos cuatro o cinco años. Y en las que la temática principal, la que más se ha reiterado, es el paisaje.
“En estas series, el paisaje se despoja de muchos elementos, se queda en lo más primitivo, en lo que es más conocido universalmente…”.
“En la primera de estas series, llamada ‘Lugares vectoriales′, concebí el paisaje como una especie de límite, como una línea de fondo, de calzo de una idea. En ella represento un poco de forma abstracta figuras y esferas. Mientras que en las dos series más recientes, tituladas ‘Nubes′ y ‘Tierra santa′, de alguna manera el paisaje ha evolucionado, lo cual representa para mí un sentido de madurez. Es muy cierto que todavía me falta mucho por hacer, pero en cierta medida es un cambio para bien en mi carrera.
“En estas series, el paisaje se despoja de muchos elementos, se queda en lo más primitivo, en lo que es más conocido universalmente, como las nubes, por ejemplo”.
Más adelante comenta que en esta exposición, abierta al público hasta el venidero mes de abril, “me atrinchero un poco en esta temática del paisaje. La inmensa mayoría salidos de mi imaginación, y los menos tomados de algunos referentes, como lugares que en realidad existen y tomo para mi propia composición”.
Subraya que Tierra de nadie es una búsqueda de su hacer creativo, “una búsqueda constante desde el punto de vista espiritual con mi yo interno, con lo que me rodea, con lo que me sucede cotidianamente”.
Al menos por ahora será esta la línea temática de Víctor Manuel, aunque no descarta la posibilidad de algún cambio, porque está convencido de que hay varias maneras de hacer, de crear. Y ciertamente lo ha demostrado con obras excepcionales relacionadas, por ejemplo, con los motores de diversos vehículos, que conforman la serie “Maquinaria”. Sobre la misma refiere jocosamente que “no sé de dónde salió, en qué momento se me ocurrió. ‘Maquinaria′ fue la primera serie que hice y ella tiene mucho que ver con la metáfora de la sociedad. No guarda ningún vínculo con las demás series desde el punto de vista pictórico”.
Víctor Manuel Ojeda es uno de los muchos jóvenes creadores que ha participado en el concurso Post-it. De este certamen, convocado anualmente por la galería Galiano, afirma: “Es una oportunidad magnífica para los artistas jóvenes. Un lugar al que deben llegar los jóvenes creadores que apuestan por el desarrollo de sus obras. Es un importante ejercicio, al menos en esta Cuba actual, donde no existen tantas posibilidades de mostrar la labor creativa de artistas noveles”.
De sus creaciones inmediatas señala que en “esta exposición, Tierra de nadie, exhibo tres piezas creadas en tela, en lienzo puro, que probablemente constituyan el inicio de una nueva, una futura serie”.
La licenciada Patricia Santos Hernández, especialista de la galería Galiano y curadora de la muestra, explica que esta institución “tiene un perfil dirigido fundamentalmente al trabajo con los artistas jóvenes. Usamos nuestro concurso anual Post-it como plataforma de visibilización de esos artistas, y es un poco también el medio que utilizamos para encontrar a esos creadores que están emergiendo ahora y provienen del ISA, de la academia San Alejandro o que tienen una carrera autodidacta.
“El conocimiento de lo que están haciendo cada uno de ellos nos permite darles seguimiento a sus trabajos. Y, por supuesto, la posibilidad de comenzar a darles atención a esos jóvenes creadores, casi todos muy talentosos. Tal es el caso de Víctor Manuel, quien ha participado ya en dos ediciones de Post-it y aun cuando en ninguna ha resultado ganador, sí ha sido seleccionado en la muestra de concurso, que funciona también como plataforma de visibilización. Es el lugar con que cuentan los artistas para exponer y dar a conocer su obra, para que el público se acerque a sus creaciones”.
Santos Hernández puntualiza que “como resultado de ese seguimiento, del conocimiento de la obra de Víctor Manuel, es esta exposición, que incluye obras realizadas de 2019 a 2023. Hay piezas, incluso, que fueron hechas recientemente, evidencias del proceso de búsqueda y experimentación tanto personal como de labor creativa de este autor. Es decir, hay una evolución que versa sobre los diseños más tradicionales a esa perspectiva más clásica de la pintura, el dibujo.
“Se propuso, y realmente lo consigue, construir un paisaje para darnos una mirada mucho más contemporánea. Esta muestra viene de una serie anterior que nada tiene que ver con esta que exhibimos ahora. Entre esas series hay una diferencia, un corte bien marcado; pues quedan atrás las representaciones de motores de vehículos, para incorporar el paisaje como tema central de sus obras.
“El propio lenguaje del paisaje le permite a él como artista encontrarse a sí mismo, más allá de la propia técnica. En Tierra de nadie destaca esencialmente que no todas las piezas son óleo sobre tela, también hay grafitis y algunas experimentaciones que este joven creador hace con el empleo de otros materiales que constituyen verdaderas innovaciones”.
Enhorabuena entonces para este ingenioso artista, quien justo por su versatilidad creativa ha asombrado al público con obras de extraordinaria belleza y alto vuelo artístico representativas de espacios desérticos. Asimismo, con exposiciones de espectaculares motores de vehículos estampados en lienzos. ¿Y próximamente? “Quizás mañana sorprenda a todos con una muestra dedicada al retrato, sin poder dar tampoco, como ocurrió con ‘Maquinaria′, una explicación lógica de cómo y por qué aparecieron en los lienzos esas imágenes”.