Hace poco tuve la oportunidad de acercarme al corto Habanalike, de Giselle Lominchar, una de las obras beneficiadas por el Fondo de Fomento del Cine Cubano (FFCC). Ante lo que acababa de ver me llegué a preguntar: ¿era realismo mágico o una inyección letal de lo absurdo? Si bien las historias están construidas desde la cotidianidad de las rarezas, Lominchar sostiene que su relato se inscribe, en honor a la verdad, en una muestra disparatada de la realidad cubana.

“Las vidas de cuatro jóvenes se ven relacionadas en una historia donde se resalta y critica el uso excesivo e inadecuado de las redes sociales”.

Las vidas de cuatro jóvenes se ven relacionadas en una historia donde se resalta y critica el uso excesivo e inadecuado de las redes sociales. En un parque con una señal wifi confluyen el encargado de proporcionar la conexión, una influencer caribeña y una pareja heterosexual, en lo que pudiéramos reconocer como una relación tóxica.

Para conocer más detalles sobre la realización de este cortometraje de ficción, beneficiado por el Fondo de Fomento del Cine Cubano, la realizadora conversó con Cubacine.

¿Qué te motivó la realización de Habanalike?

El corto surge en un momento en que tenía muchos conflictos con las redes sociales. Había cerrado mi cuenta en Facebook, y aunque en un principio me pareció lo correcto, luego me di cuenta que había sido una reacción un poco exagerada. Pues todo depende del uso que uno les dé a las redes.

Giselle Lominchar, realizadora del corto Habanalike, una de las obras beneficiadas por el Fondo de Fomento del Cine Cubano.

Entrar en ese conflicto personal de exponerse por las redes y ser víctima al instante de ellas, incluso en Cuba, es bien complicado, teniendo en cuenta que puede sucederles a muchas personas, sobre todo las que viven una vida ficticia y se apoyan hasta en el uso de los filtros para crearse una nueva identidad.

En ocasiones esa falsedad puede influir en la realización de operaciones estéticas. Lo importante para mí era llevar algunas de esas problemáticas a la realidad cubana, donde las diferencias entre el mundo virtual y el real son mucho más extremas por razones que todos conocemos. El corto me permitió darles protagonismo a los jóvenes cubanos, y explorar desde lo absurdo nuestra realidad.

¿Absurdos en la realidad cubana?

En una ocasión un vecino mío llenó de agua una bañadera abandonada en medio de un parque. ¿Es absurdo, surrealista… ese hecho? Tal vez para un extranjero, si uno le cuenta. Pero en Cuba, no me parece. En fin, él se metía ahí a refrescarse. Situaciones como esas son parte de nuestra cotidianidad. Todo lo que reflejo se acerca a quienes somos en verdad, a la manera de ser de los jóvenes en la era de la tecnología; y aunque la comicidad prevalece, en muchas escenas aparentemente absurdas, en verdad, discursan sobre la crudeza de nuestra sociedad. En este sentido, ni más ni menos.

“Entrar en ese conflicto personal de exponerse por las redes y ser víctima al instante de ellas, incluso en Cuba, es bien complicado”.

Bueno, el absurdo no está compuesto imperiosamente por acontecimientos ilógicos, humorísticos o carentes de razón.

Exacto.

¿Hablamos de género?

Hablemos. En el corto la mujer es víctima de violencia, y de acoso, tanto virtual como físico. Pero también se advierte que en la búsqueda de nuestro empoderamiento nos exponemos a situaciones de vulnerabilidad. Quise expresar lo que sentí durante ese momento de crisis por la que atravesé y creo que lo conseguí.

En cuanto al equipo de realización y los actores, ¿qué puedes decirme?

Fue importante trabajar con actores jóvenes (César Domínguez, David Pereira…) con una trayectoria hasta cierto punto reconocida. Los saqué de su zona de confort y fue un hecho gratificante para ellos y para mí. Juntos creamos los personajes, desde la parte física y emocional. Fue un proceso interesante. En el corto también tuve la dicha de trabajar con Paula Alí, mi actriz fetiche, con la que compartí en Sangre, mi anterior producción. Esta nueva experiencia fue igual de buena.

En cuanto al equipo, tuve el apoyo maravilloso entre otros de Alexander González, director de fotografía, y los demás que se sumaron y entendieron la esencia de lo que necesitaba transmitir.

“(…) en la búsqueda de nuestro empoderamiento nos exponemos a situaciones de vulnerabilidad”.

Giselle actriz y realizadora, ¿qué proyectos tiene en el futuro inmediato?

La maternidad me ha cambiado mucho. Ya no veo las cosas como antes, y las experiencias en esta etapa de la vida son únicas y particulares, aunque coinciden en muchos aspectos con otras mujeres. En mi periodo de postparto tuve la necesidad de escribir sobre eso. Tengo conformado un corto del que aún debo arreglar varios detalles, para encontrar fondos. Este que viene será sobre la maternidad y estoy segura que vendrán otros igual de diferentes a lo que hacía antes.