Durante la prueba de sonido en la sala del cine Charles Chaplin, Fernando Pérez conversa con Sheyla Pool, especialista de este apartado. También lo hace con Isabel Prendes, directora de posproducción del filme. Fernando se para, deja por unos instantes su inseparable mochila en uno de los asientos y camina por la sala para comprobar que lleguen de igual manera la música y los diálogos, mientras aparecen en pantalla secuencias de la película. Pone en pausa su rol de director y se convierte por segundos en espectador.
Presentado como parte de la competencia oficial en el 43 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, El mundo de Nelsito no posee una estructura convencional. Fernando no ha podido intercambiar directamente con el público acerca de su filme, salvo en la última edición del Taller de la Crítica Cinematográfica realizada en Camagüey, donde el largometraje fue presentado, y en la edición 26 del Festival de Cine de Málaga, con el público extranjero.
“La película ha labrado un camino polémico. Hay personas que han entrado en la propuesta del rompecabezas, como le llamo, y otras que no. Pienso que de todas maneras es un camino fértil, porque la polémica fomenta el pensamiento, las ideas. Es algo muy positivo”, explicó.
Durante el encuentro en Camagüey intercambió con especialistas y críticos. El evento cinematográfico, que considera el más importante de Cuba por su larga trayectoria, después del Festival de La Habana, convoca a “un público avezado y conocedor de cine. Fue un intercambio fructífero. Hubo debates muy enriquecedores. Percibí que el filme puede lograr múltiples interpretaciones dentro de sus propuestas, pero desde su diversidad también puede provocar la necesidad de verla nuevamente”.
Desde lo narrativo fue una especie de reto:
Cada película es un desafío, uno nunca sabe a qué puerto arribará, y ese es el tipo de cine que me interesa. No me gusta lo rutinario, sino arriesgarme y ver qué sucede. En esta película opté por una puesta en escena más flexible, cámara en mano. A ello contribuyó mucho la fotografía del joven Raúl Prado. No pude continuar con Raúl Pérez Ureta, a quien dedico la película. Como proceso fue largo, debido a la pandemia, pero considero que me retribuye, y me siento satisfecho con el resultado.
Sin bien la presentación del jueves será a pequeña escala, en Fernando crece la expectativa sobre la exhibición de la película en Cuba:
Viene un público conocedor de cine, aunque no es la temperatura que puede definirlo; eso será cuando tenga la oportunidad de presentarlo al público cubano en general en el verano. Ahí conoceremos cuál será el destino de la película en su comunicación con los espectadores. Este jueves vendrán los amigos, te saludarán, dirán que sí les gustó o que no, harán silencio, e incluso se irán antes de que finalice.
Para Fernando es fundamental presentar el largometraje en el cine Chaplin: “Pienso que es el mejor lugar para verlo. Scorsese decía que la película que llega al espectador depende del proyeccionista, del cine y de la instalación. Lamentablemente en Cuba hay cines muy deteriorados, y eso influye de modo determinante en la percepción del filme”.
“La película ha labrado un camino polémico”.
El mundo de Nelsito, compuesto por historias que se imbrican, con diferentes niveles de humor, sarcasmo y absurdo, “es una película que algunos ven muy oscura, y otros, como un filme dramático. Hay quienes no la ven tan oscura ni dramática y la observan con una perspectiva más abierta. Mi intención era que la película fuera creciendo en la percepción dramática de algunos de los personajes”.
Sobre las narraciones y las inventivas de Nelsito, confiesa sentirse identificado con la última historia. Cada evento, matizado por una atmósfera que responde a las vivencias o desdichas de los personajes, responde a los retos que asumieron Fernando y su equipo frente a muchas contrariedades. El adolescente protagonista del filme, con una sonrisa socarrona y una imaginación fértilmente macabra, promete darle la vuelta a un mundo lleno de entresijos y descalabros, con antihéroes y derrotas permeadas de humor.
Fernando, Sheyla e Isabel confirman que todo está preparado, salen al vestíbulo del Chaplin e intercambian sonrisas. Solo falta que llegue la noche.
Tomado de Cubacine