Homenaje por los 155 años del Nengón-Kiribá
Con el inicio de un nuevo año identificamos aquellas manifestaciones tradicionales que cumplen aniversario cerrado, como parte de los procesos de estimulación de las prácticas identitarias y los cultores existentes en las comunidades cubanas. Ello responde a la necesidad de su viabilidad y promulgación dentro de la gestión de la salvaguarda del patrimonio cultural de la nación, con énfasis en las que conforman el abanico de expresiones centenarias de la cultura cubana y que merecen ser distinguidas por su alto valor antropológico, cultural y social. Representan para el pueblo cubano joyas que atesoran la identidad nacional.
Qué bien comenzar con el homenaje a una de nuestras expresiones de mayor reconocimiento social, cultural y comunitario. En este 2023 nos encontramos celebrando nada más y nada menos que el cumpleaños 155 del Nengón-Kiribá, considerada y bautizada como la célula primaria del son y, por tanto, elemento distintivo de dicho género musical, declarado Patrimonio Cultural de la Nación. Más que manifestación, constituye una comunidad campesina portadora y heredera de los primeros pobladores de Cuba; manantial de una profunda y diversa oralidad tradicional reflejada en su vida cotidiana. Se halla ubicada en el Güirito, en el municipio de Baracoa, en la provincia de Guantánamo.
Según el investigador y especialista en cultura popular tradicional en Baracoa, Javier Laffita, dicha expresión cultural se manifiesta desde el año 1868, en el contexto de la propia guerra de independencia, en donde varios mambises fueron parte de su génisis. Los procesos de conocimiento e intercambio de sus prácticas y saberes asociados a la propia comunidad se deben en gran medida a los primeros egresados de las escuelas de instructores de arte, quienes iniciaron el trabajo de investigación de conjunto con los grupos creados para la confección del Atlas Etnográfico de Cuba: cultura popular tradicional, en la década del 80. Gracias a este último se logró aglutinar tanto a informantes como descendientes (tesoros humanos vivos), para la posterior creación de un grupo músico-danzario que respondiera a los diversos elementos que le son inherentes por herencia y tradición.
También Laffita me comentó sobre el proceso cultural generado durante décadas, el cual fue llevado a cabo por parte de los propios habitantes y cultores de la localidad como principales protagonistas. Ello propició en gran medida la celebración de la conocida Fiesta del Kiribá-Nengón, la cual se celebra en un ranchón ubicado en el sitio reconocido como La Línea. Además, como hecho interesante, está vinculada a la Festividad del Cacao, la cual se celebra en la comunidad El Jamal. A ella acuden anualmente personalidades, investigadores e invitados de la Isla y el resto del mundo.
Los preparativos para la fiesta duran entre seis y ocho horas. Estos inician con las acostumbradas labores de embellecimiento y limpieza del rancho, engalanado con disímiles adornos y ofrendas. Posteriormente se hace gala de la reconocida y sabrosa tradición culinaria de la zona, y comienzan a llegar los primeros cultores con platos tradicionales, vinos artesanales y dulces típicos, colocándolos en una mesa gigante en un apartado sitio del ranchón. A la vez, se organiza el pedazo de tierra con un hueco para el lechón asado en púa, con una brasa de fuego elaborada con carbón; muy cerca están la gigante olla y la espumadera de madera para el auténtico congrí oriental y las viandas. En fuentes de cristal se preparan las ensaladas, y para finalizar, los esperados y sabrosos dulces. Sobresalen los platos típicos: el sabroso cucurucho de coco, dulces de naranja, frangollo de plátano tulanga, el famoso calalú —elaborado con leche de coco—, y el populoso bacán, acompañado por el palmito con leche de coco, enchilado de cangrejo con leche de coco, frijol caballero con leche de coco, el frangollo y hasta el tetí en todas sus variantes, entre otros.
Las fiestas duran desde la noche hasta el otro día. En muchas ocasiones se aprovecha para celebrar bodas, cumpleaños, los quince de las jovencitas, la Noche Buena y la víspera de año nuevo, haciendo del ranchón, con su Fiesta del Nengón-Kiribá, el más preciado símbolo cultural de la comunidad. Se dice que no existen bandos contrarios dentro de la festividad, aunque suele darse de forma espontánea alguna controversia entre algún local contra un visitante.
“Las fiestas duran desde la noche hasta el otro día”
Etapa cumbre del jolgorio es la ejecución del grupo músico-danzario Nengón-Kiribá, con un repertorio conformado por auténticos bailes, toques y cantos, los cuales son protagonizados por los bailes tradicionales kiribá y nengón, derivados del son cubano. Como peculiaridad está el hecho de que se baila a contratiempo y su paso básico es el propio kiribá; baile muy acentuado, ejecutado en parejas. Los movimientos son hacia adelante y hacia atrás, mientras que el nengón, aunque se baila en pareja también, difiere del kiribá en que su paso es pie derecho redondeado hacia adentro y pie izquierdo redondeado hacia fuera y hacia adelante; en retroceso, pie izquierdo redondeado hacia adentro y pie derecho redondeado hacia adentro.
Según algunos informantes e historiadores, su surgimiento se debe al propio cultivo del café y el cacao como actividad principal de la región. Cuentan cómo fue generándose el baile por los campesinos que se dedicaban a dicho cultivo, principalmente cuando amontonaban y apilaban el café con los pies. Ello servía de emoción y divertimiento, y así fue recreándose hasta nuestros días. Los bailes se incorporan cuando inicia la música, mientras los niños participan en la fiesta y se les enseña a bailar y a tocar el kiribá y el nengón. Hoy existe la agrupación infantil Los Kiribacitos, acogida con beneplácito por los propios habitantes de la comunidad. Ellos representan la expresión centenaria en disímiles escenarios, espacios provinciales, nacionales e internacionales. Sin duda, se considera una tradición fortalecida con un gran sentido de continuidad y perdurabilidad gracias a la transmisión generacional.
Según Consuelo Duportoy, metodóloga provincial de cultura popular tradicional en Guantánamo, el conjunto musical está compuesto por una estructura basada en lo que conocemos como septeto en la estirpe sonera y campesina. Los instrumentos son el güiro, la maraca, el tres, el bongó, las claves y la marímbola, lo cual refiere la trascendencia hispánica y la africana. Su repertorio tradicional lo componen, además de los ya expuestos kiribá y nengón —ritmos y bailes que le imprimen su denominación; considerados elementos autóctonos de la cultura cubana—, el aeroplano mundial, la pasión carril, el bombocamará, el cabaré y el vals.
El Nengón-Kiribá constituye un referente cultural y tradicional. Gracias a él se extendieron por todo el Oriente cubano varias agrupaciones portadoras de tradiciones, creando otras prácticas de su tipo como el Nengón de Imías, el Nengón de Cauto Cristo y el Nengón de Las Tunas, los cuales, además de presentar elementos convergentes, difieren con características propias. Agrupaciones del movimiento de artistas aficionados y compañías profesionales cuentan en su repertorio con los bailes, cantos y toques del nengón, de ahí su valor en cuanto a proyección escénica y artística.
Como principales distinciones y reconocimientos guardan en su vitrina el Premio Nacional de Cultura Comunitaria y el Premio Nacional Memoria Viva, entregados por el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Instituto Cubano de Investigaciones Juan Marinello, respectivamente, además de la Réplica de Baracoa en 2007.